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ATADA A TUS MENTIRAS

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Blurb

Luciano y Antonella se aman desde que están en el jardín de niños y por circunstancias familiares son alejados, a él lo obligaron a desaparecer. Hasta que tres años después empieza a trabajar con la madre de ella, producto de un plan para vengar a su familia y la muerte de su padre.

Con lo que no contaba era que en su sed de venganza arrastraría al amor de su vida y llevaría al hospital a los padres de ella, y ahora deberá solucionarlo, sin saber, que había otros planes para su vida.

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Capitulo primero. Feliz aniversario
La luz ilumina tenuemente, el aire es rancio y pesado, un espeso humo invade el lugar y al joven sentado frente a un viejo escritorio le cuesta respirar, es un olor dulce y amargo a la vez, Fabricio el brujo le escruta con sus grandes ojos oscuros e indescifrables mientras que con una voz carrasposa le pregunta en lo que sería un susurro: — ¿Qué quieres que haga por ti? Él extiende la mano izquierda mientras tiembla ligeramente acercándole una foto impresa de una pareja que encontró en r************* , y en un tono de voz casi inaudible susurra mientras unas lágrimas corren por su rostro, agradeciendo la penumbra del lugar: - Quiero destruirlos, quiero que paguen por todo lo que me hicieron. El brujo sin quitarle la mirada escrutadora de encima y con un movimiento rápido le toma sin permiso la mano extendida, Fabricio con solo darle un vistazo rápido la suelta dejándola caer contra la superficie dura del mohecido escritorio al tiempo que ríe con una risa tan profunda que resuena en aquel espacio tan cerrado, el joven se asusta retirando rápidamente su mano mientras ve la expresión divertida y desafiante del hombre delgado con facciones huesudas que asustan que tiene sentado en frente, cuando el cacaero de la risa para le habla en tono fuerte: - Claro que te voy a ayudar, pero ya sabes que todo tiene un precio. El joven no puede evitar que el miedo que siente en ese momento se le filtre en su cara, sus manos frías traspiran mientras intenta infructuosamente calentarlas al frotarlas contra el pantalón, al tiempo que el tamborileo de su corazón golpeando contra los oídos le impiden pensar coherentemente, el bombeo de la sangre por el cuerpo le indica que debe huir, pero el susto lo tiene pegado a la silla como si de una gota de super bonder se tratara, abre su boca repetidamente para decir algo pero su voz sale ahogada mientras titubea: — Señor en internet dice que la primera consulta es gratis. El brujo volvió a carcajear más fuertes que antes mientras le responde sin parear de reír y señalándolo con el dedo índice en movimiento: — Niño no me refiero a esta consulta, me refiero a que el trabajo tiene un precio, pero también vas a tener que pagar otros más grandes que no están valorados en dinero. El joven respira profundamente asintiendo ligeramente con la cabeza, el hombre se coloca de pie dándole la espalda apoyándose sobre un mesón de cemento que tiene detrás de su escritorio lleno de frascos extraños y hierbas, escribe al respaldo de la foto mientras murmura algo indescifrable y se la devuelve, al tiempo que extiende la mano le dice en tono inusualmente meloso: — Cuando estés listo tráeme la foto, así como algo de ellos, puede ser: un cabello, ropa, joyas, uñas, lo que encuentres y la primera suma de lo anotado en la parte de atrás. De forma pesada el joven se levanta de la silla, camina hacia la puerta casi arrastrando los pies con la cabeza gacha viendo la suma anotada, cuando toca la manija de la puerta y justo antes de girarla escucha la voz carrasposa de Fabricio: — Un único consejo, elige con cuidado tu siguiente paso, la siguiente jugada en el tablero de ajedrez llamado vida, aun puedes cambiar el futuro desde tu presente, tú decides si lo que vas a hacer es lo que realmente quieres, aun eres un niño y tu línea de la vida dice que es larga, siempre hay posibilidades de elegir, tienes un gran amor esperándote y muchos éxitos en tu puerta, no los espantes. Y no olvides que al final muchos son como yo, les conviene que te equivoques, porque de tus errores comen, de tu mala jugada viven, como los carroñeros, pero de sueños e ilusiones, ahora ve con bien y te espero. Un mal sabor de boca se apodera de él sintiendo un peso caer en el estómago dándole ganas de vomitar, al salir de la oficina la ropa le huele a ese humo, lo siente sobre y dentro de él, es la razón por la que nunca ha podido fumar a pesar que casi todos los conocidos de su antigua vida seguramente aun lo hace y probablemente consuman cosas peores, se abre el ascensor y luego de arrastrar los pies por una lujosa recepción sale a una calle convulsa en el centro de la ciudad, sus pulmones se llenan de aire, se siente mejor sin embargo, su cabeza no para de dar vueltas al “último consejo” y aun no puede salir de la sorpresa de encontrarse con un brujo en una zona de oficinas en la capital. * * * * * * El sol aun no hace su aparición por el horizonte cuando la alarma de celular de Helena empieza a sonar, abre los ojos con dificultad, le gustaría dormir un poco más pero tiene obligaciones que cumplir y prefiere eso que compartir el desayuno con su esposo, quien sigue durmiendo plácidamente mientras ella sale con sigilo de la cama para no despertarlo, enciende el celular y es inevitable no ver la fecha y hora, 5:00am del 1 de agosto de 2018, y por su memoria pasan imágenes fugases de uno de los momentos más felices de su vida, ahora empañados por veintiún año de mal matrimonio, su boda. Recuerda con tristeza la joven ilusa que era con su vestido de novia blanco e inmaculado portada de diferentes revistas de la jet set de finales de los años noventa, todos alababan su delicado y hermoso diseño, su madre lo había enviado a confeccionar por el mismo que creo el vestido a la infanta de España, ya no recuerda su apellido era un Lorenzo algo sin embargo, era el vestido perfecto para la única hija de un expresidente, en un ataque de locura años después el vestido fue destruido por sus propias manos, sus padres siempre la vieron como una princesa de cuentos de hadas con su largo cabello color miel, piel blanca de porcelana y ojos verdes claro. Todos esperaban con ansias esa alianza desde que confirmaron su noviazgo tres años antes, fue la unión de dos grandes familias de tradición política y social. La gran boda, portada de todas las revistas con transmisión en vivo a todos los canales de televisión y radio, durante semanas fue lo único que se habló en los programas de chismes. Dicha unión se efectuó una semana después de su grado de universidad y poco antes de cumplir veintidós años, llego virgen al altar como las reglas de la época dictaban, realmente nunca pensó en su vida s****l, nadie le había hablado mucho del tema solo sabía que tenía que suceder cuando se casara y que probablemente le dolería mucho por lo que le habían dicho sus amigas, y estaba tan borracha en ese momento que apenas tiene unos cuantos recuerdo, no obstante en la luna de miel se dio cuenta que había sido obligada a casarse y que su matrimonio solo había sido una pieza más en la lucha de poderes, aun en contra de su felicidad y aun así asumió con dignidad su designio. Su noviazgo había sido el cuento de hadas perfecto, fue un príncipe azul al que todos amaban y del que suspiraba con verlo, pese a ello Helena siempre sintió que le hacía falta algo, tal vez un villano, en el que se transformó a dar el sí. Ahora su matrimonio es otra historia, totalmente llena de villanos a falta de una historia feliz con un príncipe galante, totalmente monótono y sin amor con una única hija que la encerró en un eterno bucle entre el trabajo y la familia, su único escape en los últimos años había sido el gimnasio donde va con regularidad, es el único espacio donde puede ir a no pensar, el único lugar donde los tentáculos de su esposo no llegan. Con su habitual elegancia y buen gusto que la ha hecho merecedora de la mejor vestida del país por años, sale de su casa rumbo a su trabajo, lleva un chal rosado Tiffany en la mano por si hace frio más tarde el cual le hace pensar en su hija, días como esos en los que los recuerdos las invaden busca tener cerca las pocas cosas que le recuerdan tiempos mejores. Debe estar antes de las ocho de la mañana en una prestigiosa universidad en la que dicta clases tres veces por semana desde hace tres años, fue su primer grito de libertad después de aquel desdichado día, y por lo general cuando termina la jornada de clases se dirige a su oficina a seguir trabajando, no siente muchos motivos para llegar a casa desde que Antonella, su hija, decidió no seguir el plan de estudiar leyes igual que sus padres y abuelos, ella optó por ir a vivir con la madre de Helena quien le patrocinó el ballet como profesión. Como es habitual le toca dictar clases en primer semestre, su especialidad es aterrizar a los niños consentidos, enseñarles que el derecho no es un juego y por más que tenga el cargo seguro gracias a su mami o papi poderosos no significa que deban pasar cinco años de fiestas. Al entrar al salón de clases ve a todos los jóvenes con sus caras aun infantiles, los observa desde la puerta mientras hacen ruido y juegan en sus celulares, se toman fotos y graban videos con caras raras, parece que estuvieran en un centro comercial y no en un salón de universidad, piensa que su comportamiento en ese lugar debe ser conforme a lo que van a vivir, su paso entre niños a adultos que van a asumir un rol importante en la sociedad no actores baratos de r************* , lo que le hace sentir molesta y no puede evitar poner los ojos en blanco. Respira profundo, endereza la espalda y su mirada es indiferente mientras entra con paso firme haciendo sonar sus altos tacones tap tap tap camina hacia el escritorio y con un sonido seco ¡pum! deja caer su maletín sobre la superficie de madera lustrada, se ubica en la mitad del salón, con expresión neutral hace un recorrido visual mientras dice su acostumbrado monologo, al tiempo que ve como todos corren a sentarse en la primera silla vacía que encuentran, ama ver el susto en la mirada de los de primer semestre. – Buenos días, mi nombre es Helena Sparta seré su profesora de Introducción al derecho, primera regla: no celulares, segunda: puntualidad, en los juzgados no esperan – mientras hace el ademan de ver el reloj de pulsera-; tercera: no conversan en clase, cuarta: preguntas, alzan la mano y esperan a que yo indique el momento oportuno para intervenir. – Mientras hace leve contacto visual con sus caras nerviosas lo ve a él, no es igual de niño a los demás, es un hombre y le recuerda a alguien, como si en sus recuerdos ya hubiese tenido la oportunidad de compartir con él, pero no sabe de dónde, queda paralizada viéndolo unos segundos mientras los alumnos la ven fijamente, pero si algo ha aprendido con los años de experiencia es pensar rápido y no parar. Sigue con su monologo de profesora difícil, pero la curiosidad de conocer su nombre o saber algo más hace que solicite a cada alumno su nombre y sus expectativas a su señal, empieza a caminar por el salón y escucha por ubicación a cada uno de los jóvenes, les sorprende que conoce a los padres de la mayoría y cual leona acechando a su presa y lo señala a él, se pone de pie 1,80cm de altura, cuerpo atlético y perfecto, cabello castaño claro, piel bronceada, ojos verdes oliva, el pecado hecho persona, casi siente que se le hace agua la boca, él lo nota, pero Helena es quien tiene el control, es la profesora y él un simple estudiante de primer semestre de universidad y la curiosidad de saber quién es la está matando. – Mi nombre es Luciano Duarte y mi expectativa es aprender mucho para ser un buen abogado – termina haciendo una mueca con su cara y encogiéndose de hombros, como si no tuviera el menor interés o idea de porque está en ese lugar. Le decepciona un poco oírlo hablar, sin embargo, aunque su cara es conocida los apellidos no coinciden con nadie de su círculo de amigos y conocidos, por lo tanto, sabe que puede verlo todo cuanto le plazca y sin remordimientos dejándose llevar por las imágenes que se le cruzan por la cabeza mientras se deleita con ellas. Observa a las otras niñas quienes lo ven con cara de hambre, los muchachos del curso se ríen y se le burlan, es un fuerte competidor, piensa que solo falta que no le gusten las mujeres y es inevitable no esbozar una pequeña sonrisa mientras continua con su recorrido. No puede evitar mirarlo una vez más cuando la clase se termina. Después del resto de día de clases llena de reuniones rápidas con los otros profesores y el decano, algo cansada y malhumorada por una llamada con su madre momentos antes de salir del estacionamiento, que como siempre termino en discusión, se siente de suerte cuando al salir a la calle lo ve a él de pie en un paradero esperando el bus, aprovecha el cambio de semáforo para acercase a él: — ¿voy para el norte, te sirve? Su mirada es de desconcierto, al tiempo que se acerca a la ventana abierta del carro y le responde titubeando: — Sí, gracias. Helena se atonta tanto teniéndolo cerca que olvidó retirar sus cosas del asiento de copiloto, Luciano se sube tímido moviendo las cosas de ella para la parte de atrás y dejando que su aroma inunde el espacio. Se repite una y otra vez que es solo un estudiante más al que acerca a su casa, como ha hecho en innumerables ocasiones, sin embargo, nunca había sido un hombre tan apuesto y entiende un poco porque Madonna o JLo terminan emparejadas con hombres tan jóvenes, pero para ella es solo ver y no tocar, como quien va a un museo y se deleita con una hermosa estatúa o una pintura hermosamente ejecutada. Aprovecha un semáforo para revisar su celular, hay un mensaje de su esposo: — Helena, ¿almorzamos juntos? Ella teclea rápido — Estoy almorzando con el decano. Deja el celular a un lado mirando de reojo a su compañero de auto. — Luciano, muero de hambre y no aguanto más, ¿me acompañas? Él no dice nada solo hace una mueca de aceptación, a lo que ella estaciona en el primer lugar de su agrado que encuentra y en donde no exista posibilidad de encontrarse con alguien, acaba de lanzar una mentira al gran Mauricio Masson y su presencia está en todos los lugares, aunque ella no lo vea, pero ahora necesita hacer el tiempo del almuerzo. Para romper el hielo empieza a buscar conversación con él: — ¿Cuál fue tu colegio? — HEEEE, tartamudea un poco – duda y piensa un poco lo que va a decir, lo cual hace desesperar a Helena — yo termine hace casi cuatro años en el colegio San Miguel. — y ¿Por qué hasta ahora empiezas la universidad? es un muy buen colegio, de pronto alguna vez viste a mi hija se graduó hace tres años, yo también fui al mismo colegio y mi... — Al ver un gesto de incomodidad en el rostro de él decide cambiar el tema. — y… ¿Por qué leyes, probaste otra carrera antes? El joven solo sube los hombros mientras le responde con voz cansina y evitando su mirada. — mis padres se quedaron sin dinero así que toco aplazarlo hasta ahora que mis abuelos decidieron pagarme los estudios, ellos son los del dinero, pero trabajo en las tardes y fines de semana para mantener mis gastos y los de mi madre, nos acostumbraron a una vida muy cómoda y es extraño no tenerla. – Yo te puedo ayudar un poco con el tema, — le dice Helena en una voz coqueta — si deseas puedo revisar en la oficina si hay vacantes, trabajarías medio tiempo y de paso vas incorporándote en el mundo laboral. Luciano le devuelve la mirada que es una mezcla de sorpresa y sospecha, no puede creer su buena suerte, es como si las puertas se le abrieran de par en par, abre mucho los ojos y la emoción se apodera de su cuerpo, quiere aceptar la propuesta sin dudarlo, pero el dolor y resentimiento que carga le obligan a guardar silencio, se ven a los ojos mientras ella lo mira expectante y el considera su oferta, en ese momento llegan los platos siendo interrumpidos por el mesero. Para él es la mejor comida que ha tenido en días, mientras llega un nuevo giró de dinero de parte de sus abuelos o a él pagan los pocos pesos que gana en el gimnasio; les ha tocado comer huevo, arroz y lentejas, algo a lo que no está acostumbrado, ella lo ve comer de manera desaforada y su lado materno no puede evitar quedar preocupada al pensar si en verdad está alimentándose adecuadamente. Luego de dejarlo a él en una zona de edificios de clase media del norte de la ciudad, ella aunque está cerca de la oficina decide ir a su casa, necesita una ducha fría urgente y piensa que las probabilidades de encontrarse con su esposo son mínimas, repasa una agenda mental de los posibles lugares en los que podría estar, y cae en cuenta que el lugar seria su oficina lo que significa que podría tener una tarde tranquila y de paso evadir la cena de aniversario, al bajar sus cosas del auto no encuentra el chal rosado Tiffany por ningún lado, era su favorito, se lo había regalado su esposo en sus últimas vacaciones familiares en New York. Abre la puerta, María, la empleada de servicio recibe sus cosas para llevarlas al estudio al tiempo que ella saluda a su perro Toby como de costumbre, para luego caminar directo a la habitación, entra al baño y a última hora decide darse un baño largo en la bañera, prefiere los baños rápidos pero esta vez necesita relajarse, abre de la llave del agua y mientras esta se llena se quita la ropa para luego entrar al agua, recuesta la espalda sobre la superficie fría de porcelana, quiere pensar en Luciano mientras se toca pero sus recuerdos la traicionan y la sonrisa de aquel hombres es la que aparece en su memoria, casi puede sentir su olor y su cercanía, su orgasmo es interrumpido al sentirse observada abre los ojos y es Manuel, en el afán de llegar a su habitación no vio a su esposo quien estaba en su estudio, este se afloja la corbata, se quita el traje y entra a la bañera salpicando agua a los lados, el sexo con él es algo que no sucede desde varios años atrás. Mauricio se acomoda sobre ella y sin preguntar la arrincona en la esquina de la bañera, no le dice nada, no la besa, simplemente sacia sus ganas, luego de él llegar le susurra: — Feliz aniversario y el almuerzo con el decano estuvo maravilloso, yo estaba con él en Elixir cuando te escribí y ¿tú con quién estabas? Le da un beso seco en los labios y sale, dejándola sola, se siente tan incómoda, tan sucia que es inevitable que no le corran las lágrimas cargadas de frustración y dolor, fue atrapada en su mentira y en su traición, desea que el agua le ahogue o borre todo lo que siente, pero el instinto de supervivencia le obliga a seguir respirando, al salir de la ducha lo ve a él sentado en la cama con el portátil en las piernas digitando con los ojos fijos en la pantalla. En otro lado de la ciudad un joven al que la suerte le sonrió se siente feliz y eufórico, logró su cometido más rápido de lo planeado, ya tiene una pieza de ella, no quiere afectarla, pero es un efecto colateral de su venganza.

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