Alessandro

Inesperado Encuentro

—No fue mi intención señor —habla mientras se agacha a recogerlos, no digo nada y sigo mi camino hacia la salida.

Llego a la empresa y cuando veo esta Sofía esperándome de piernas cruzadas. En cuanto me ve se pone de pie y me escanea con su sola mirada y al mismo tiempo e inconscientemente muerde su labio inferior.

— ¡Pensé que nunca vendrías! —dice con voz seductora, lleva puesto un vestido entallado de seda color champagne, sus estilizadas y alargadas piernas se ven demasiado bien con el vestido, su cabellera y flequillo n***o le dan un toque elegante como siempre lo ha sido ella.

— ¿Y eso? —frunzo el ceño molesto, no me gusta que irrumpan mi oficina, a mi secretaria le espera una enorme llamada de atención por eso.

— ¿¡Como que “eso”!? —responde divertida. —Ale… quería verte hace tiempo que no sé nada de ti… no me has llamado ni un mensaje —hace pucheros “consternada” por nuestro alejamiento.

—Ocupado… como siempre —digo y al mismo tiempo quito sus manos de mis hombros.

— ¿Por qué eres así de duro conmigo? —sigue su juego absurdo de “victima”.

—Ya te dije Sofía, no quiero nada serio contigo ni con nadie —odio el compromiso por lo que no me encanta eso de tener relaciones y más de esas si son toxicas como Sofía.

—Ale… —patalea como la niña caprichosa y engreída que es y será.

— ¡Ya te lo dije! No quiero nada serio, lo de aquella noche fue eso… solo una noche —respondí de manera dura.

— ¡Fue una noche inolvidable! —sus ojos picaros aparecen de nuevo.

—Después me seguiste buscando y…

—Porque siento algo por ti… además yo no estaría buscando a un tipo de solo “una noche” si no sintiera algo…

— ¡Entonces! —fruncí la ceja.

—Eres… eres eso… Ale, en ti encontré el amor.

— ¿Amor? como puedes decir eso —reí con burla esta vez.

—Tú no entiendes a las mujeres, pero créeme esa conexión tú y yo… —seguía insistente.

—No hay nada ya te lo dije, ambos estábamos pasados de copas y de un beso fue a todo lo demás, yo necesitaba distraerme de todo y tu… solo buscabas diversión como siempre, tu misma me lo dijiste ¿¡no!? —reproche ahora con intensidad.

—Lo sé, pero…

—Nada Sofía, olvídate de mí maldito nombre y mi vida. ¡Vete que tengo cosas que hacer! —voltea los ojos y sale molesta y no es para más, su cometido no lo logro, la única vez a la que me fui a meter un bar fue cuando el dolor de haber perdido a mis padres casi me hace desviarme del camino.

El resto del día seguí en mis asuntos y de Sofía no volví a saber nada más, es una mujercilla fácil se nota a leguas. Al termino de mis actividades, tome mi saco y solo unas pocas luces alumbraban los pasillos, era demasiado tarde y no me había fijado en la hora, la noche oscura había caído ya, y por las nubes veía venir una fuerte lluvia, así que me dirigí al estacionamiento y tome mi auto para ir a descansar, pero antes tuve que pasar al supermercado por algo que Silvia había olvidado comprar, sonrió por dentro a veces es muy olvidadiza. Al menos encontré un supermercado y a estas horas, casi no habían personas y me encamine directo a donde estaban los sándwiches, tome uno y fui por un par de cosas más, salgo del supermercado, hacia frio y agradecí llevara un buen abrigo.

Subo a mi auto y prendo el acelerado motor para luego arrancar, por estos lugares ya había llovido y estaban formados los grandes charcos de agua, cuando de pronto oigo la voz de una mujer que me grita… o grita a alguien.

— ¡Imbécil! —su voz molesta hizo que mirara por el espejo retrovisor. Y en cuanto lo hago, sé que es a mí…

— ¿Perdón? —salgo del auto, alzando una ceja con molestia, mirada penetrante y sin expresión alguna.

— ¡Acaso no ve por donde conduce! —alza su mirada para verme, sus intensos ojos azules me miran con frialdad, está molesta y no es para tanto, su vestido n***o está totalmente empapado.

—Lo lamento señorita… —pero me interrumpe, esto es demasiado extraño para mí, normalmente soy yo quien lo hace.

—Tenga más cuidado señor —habla entre dientes enojada.

— ¡No me fije, si! —dije con tono molesto también. — ¿la llevo a algún lugar?

—No gracias, mi auto esta por allá —responde señalando con la cabeza el lugar.

—Bien, no tengo nada que hacer aquí, ya perdí mi tiempo —respondí dándome la vuelta.

— ¡Cínico! —escuche decirle a regañadientes, ella pensara que no la escuche, volteo lentamente y la nuestras miradas se vuelven a cruzar con frialdad.

—Si tanto le molesto… tome —dije al mismo tiempo que me quitaba el abrigo para ofrecérselo, hacia demasiado frio y ya que su vestido estaba mojado debía sentirlo más, eso pensé.

—No gracias —se atrevió a rechazarlo, no pensaba perder más mi tiempo con niñas malcriadas como ella.

—Mire señorita tómelo hace frio y se enfermara… ¿O quiere pescar una buena gripe? —hable con enfadado, después de Sofía ella me había hecho molestar más de lo normal.

—No lo necesito —seguía de necia. Exhale hondo y lo coloque sobre sus hombros, me di la vuelta y subí a mi auto para marcharme de allí. Lo que menos quería era seguir fastidiándome por la actitud caprichosa de la niña esa. Mientras conducía y por alguna extraña sensación sentía que la había visto en alguna parte o solo era un dejavu, pensé.

A la mañana siguiente salí del departamento para una reunión que tenía en un restaurante con varios de los abogados del bufete, se daría a conocer el puesto de Angelo, me sentía feliz por él, su trabajo es eficiente y no podía esperar menos.

— ¡Qué bueno verte de nuevo! —Angelo dándome la mano para saludarme con cordialidad.

—Lo mismo digo Angelo, gracias a ti por organizarlo, apenas si tuve tiempo…

—No digas eso, hombre de negocios—juega conmigo. Todos estaban listos en la mesa que se había reservado para nuestra reunión, camine junto a Angelo hacia el extremo de la mesa para tomar nuestro lugar, todos se ponían en pie y hacia gesto de “reverencia” al verme, salude con amabilidad, la mayoría de ellos son señores y señoras de edad y habían conocido a mis padres. En cuanto iba a tomar mi lugar al otro extremo pude notarla… ¿era un invento de mi imaginación?