¿Casualidad?

1337 Words
Los meseros empezaron a recibirnos con copas de vino y champagne, la comida estuvo exquisita por momentos de reojo volteaba a verla, quería asegurarme que era ella o alguien con su parecido. Su mirada permanecía en todos lados menos con la mía, era obvio que estaba incomoda por algo o… alguien. Después de largo rato la intriga me gano. — ¿Quién es la chica de allá? —me dirigí a Angelo casi susurrándole. —Es Mía Fiore, una joven abogada pero a pesar de su corta edad es muy buena en lo que hace… —habla dando excelentes referencias sobre ella. La reunión y la comida salieron bien, me despedí de todos y le pedí a Angelo que quería “conocer” al nuevo m*****o del bufete. Me quede esperando por ella mientras veía que Angelo le decía algo al oído, en cuanto se fue, quedamos solos por completo, la mire nerviosa al principio y camino a paso ligero y segura hacia mí. — ¡El mundo es en verdad pequeño! —hable cruzando los brazos mientras sus intensos ojos azules me veían. —Sr. Ricci —contesto seria y desalmada a la vez, esto no me está gustando dije a mis adentros. — ¿Arrepentida por lo de ayer? —Jamás me arrepiento — ¡diablos! eso no lo veía venir. —No sabía que usted era el… gran Alessandro Ricci —lo expresa en forma de burla a mi parecer. —y lo que sucedió ayer… me disculpo por tratar a así a mi superior, pero a su vez no sé si debería hacerlo… —Por… —fruncí el ceño molesto. —Por su actitud, arrancar el auto de esa manera podría haber atropellado a alguien, lo bueno que no habían personas. —Mire señorita, ya le dije que fue un incidente no se lo tome tan apecho, ahora ya sabe que trabaja para mí. —No directamente, trabajo para el Sr. Angelo y como se lo dije a él, pondré todo de mí para que el bufete mantenga esa excelente reputación y a usted también —dice entre dientes a esto último —ya que fue hijo de los mejores abogados de la ciudad, y como mi “superior” merece respeto. —no sé porque siento que esta mujer me está matando con sus locuras… —Espero así sea, me gustan los hechos y no las palabras Srita. Fiore, espero lo mismo de usted, excelencia en su trabajo —respondí caminando a su alrededor. La veo y tiene un largo cabello castaño oscuro ondulado que resalta con su mirada. —Es todo señorita —respondí marchándome del lugar. Estando en mi oficina no dejaba de pensar de donde había salido esa mujer, no lo sé pero a pesar de su coraza dura veo a una tierna y sensible chica. ¡Solo no pensare en tonterías! me reprocho a mí mismo. Los siguientes días decidí no ir a ver las cosas por el bufete, todas las tardes Angelo me llamaba para saludarme y contarme todo, aunque claro… sonaba mucho el nombre de la defensora y protectora… Mía Fiore. No dudo que es un buen elemento pero por alguna razón más me fastidia su caprichosidad. —Sr. Ricci —al unísono, mi secretaria fastidiosa, es una excelente empleada pero no pasa de allí. —la Srita. Mía Fiore lo busca —dice con tono despectivo y no es para más, tiene una belleza insuperable… ¡cállate! dice la voz en mi cabeza. —Déjala entrar —cuelgo el teléfono, y veo como las puertas se abren de par en par y solo exhalo para lidiar con esta mujer. —Srita Fiore —hablo poniéndome de pie. —Sr. Ricci… —hablo mucho antes de que ella lo haga. — ¿Ahora a que debo su visita? —enarco la ceja con misterio. —Este paquete lo envía el Sr. Angelo… —Hay mensajeros para eso, ¿Por qué enviarla a usted? —hablaba mientras tomaba el paquete de tamaño mediano que llevaba. —Me quedaba en el camino así que decidió que era mejor venir a dejarlo yo en persona —responde de manera seria. —Perfecto, le llamare después para darles las gracias. —A sus órdenes —respondió y se da la vuelta para marcharse, esta vez lleva puesto un vestido color neutro, su delicada figura se marcaba bien, no lo niego es muy guapa. Sale de mi oficina y tomo el paquete donde venían algunos documentos de suma importancia. Esa misma tarde decidí ir al bufete para platicar con Angelo, y arreglar unos asuntos. En cuanto llego el mismo recibimiento de la recepcionista, su mirada es voraz. No presto importancia y me dirijo al despacho de Angelo. —Me alegra que hayas venido —camina hacia mí para saludarme, cierra la puerta tras de sí y me ofrece un whisky. — ¿Veo que van muy bien? —hablo y noto como sonríe Angelo, está satisfecho al igual que yo por tanto. —Por cierto… antes de que te vayas, supe que quieres cerrar un negocio muy importante en Tailandia y sabes que tienes asesoría jurídica —dice entre risas, bromea tanto que hace que ría también. —Quiero darte al mejor m*****o del equipo para que te apoye con eso. —Perfecto… es Robinson —dije, ya que es quien me ha estado acompañado a varios tratos. —No… —dice con una minuciosa sonrisa. —es Mía Fiore, quiero que te acompañe es apta para esto además Robinson esta en otros asuntos y Fiore queda libre así que… ¿Qué dices? —Está bien —respondo sin expresión alguna, nunca pensé que la “caprichosa” iría conmigo y esto me serviría para poner sus capacidades al máximo. —saldré el jueves próximo así que… nos veremos después. —nos despedimos y salí del despacho sin aliento alguno, no sé cómo me ira con ella pero de algo estoy seguro lo que no me gusta la regreso en el primer vuelo. Mi jet privado estaba listo para poder viajar, envié por la Srita “caprichosa” a su casa para poder irnos un día antes y poder descansar antes de presentarme a los socios. Subí y me acomode para descansar y al poco tiempo la veo subir a ella, casual pero elegante a la vez. —Sr. Ricci —en forma de saludo a lo cual repito el mismo gesto, le hago señas con la mano para que se siente frente a mí. —Espero no se maree con el viaje. —dije recostándome más. —No lo creo. Mientras íbamos en el vuelo la noto incomoda y creo que es por mí, después de nuestro “encuentro” poco agradable, las cosas cambiaron. Le comente lo que haríamos durante nuestra estadía en Tailandia y que no duraría más de cuatro días, me escuchaba atenta y trataba de anotar lo que podía, más bien parecía mi asistente, pensé. —Olvide preguntar —dije y voltee a verla —Se me paso consultarle a Angelo si tenía novio. — ¿¡Novio!? —dijo sorprendida. —Hace un tiempo viaje con una abogada igual de exitosa como usted, su único defecto es que tenía novio… muy celoso y lo demás se cuenta solo —dije sentándome y mirándola fijamente, para lo que note un leve sonrojo en sus mejillas. —Lo imagino… pero no señor, no estoy comprometida con nadie —respondió reponiéndose de nuevo. —Me alegra escucharlo. Al llegar a la pista de aterrizaje estaba un taxi esperando por nosotros para llevarnos al hotel, donde había reservado dos habitaciones una frente a la otra. El camino y el viaje habían sido exhaustos, la podía observar estaba agotada y su mirada lo decía todo, a pesar de que la veía como una mujer “contestona” no lo parecía, era tímida y reservada. Al llegar al hotel nos despedimos y le di la última indicación para el siguiente día.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD