Bastian
Cuando llegué del centro comercial, me metí al despacho y lo primero que hice fue ir a tomar una copa de whisky. Cuando terminé de beberla, lancé el vaso y este se quebró en mil pedazos. Soy un completo idiota, pero es que por más que le pedí a Miranda que habláramos, no me deja hablar. Claro, ahí estaba el idiota de Camilo, como siempre pegado, peor que una sanguijuela. Camino trás de mi escritorio, tomo asiento y recargo mi cabeza en la silla y cierro mis ojos. Me pongo a pensar desde cuándo es que Miranda piensa que Casandra es mi prioridad. Sí, no lo voy a negar, la protegí mucho tiempo; la defendía, pues no era fácil que, después del accidente del que justamente Miranda es responsable, ella afrontará todo lo que le estaba pasando sola. Tenía que ayudarla, pues ambos fuimos t
