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Amor Dañino

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Blurb

YOU MY HELL

Diana no supo lo que era un hogar verdadero, siempre estuvo en un orfanato rodeadas de monjas que le decían que tenía que dedicarse a su esposo cuanto tuviese uno y que le debía obediencia y respeto, y con ese ideal se crio por eso siempre soñaba con lo que nunca tuvo, y se juró que ella lograría cumplir su sueño, una familia, un esposo e hijos perfectos. Por eso en su afán de cumplir su meta, se apresura a dar ese paso que según ella es el ideal para lograrlo. Pero ¿Qué pasa cuando todo no es color rosa? ¿Qué pasa cuando al poco tiempo de haber dado ese paso se arrepiente? ¿Qué pasa cuando tu príncipe azul se convierte en el mimo demonio de su propio infierno?

¿Se convertirá Diana en un número más de las estadísticas de este país de mujeres maltratadas?

Les invito a seguir leyendo y descubrir que pasa con Diana y su infierno personal.

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EL INICIO Y FIN DE MI FELICIDAD
ANTES DE EMPEZAR A LEER ESTA HISTORIA, QUIERO ACLARAR QUE TIENE CONTENIDO VIOLENTO, PERO QUISE HACER REFERENCIA EN ESTA HISTORIA A L MATRATO POR EL CUAL PASAN ALGUNAS MUJERES. DICHO ESTO , TAMBIEN QUIERO QUE TENGAN EN CUENTA QUE COMO SOY UNA PERSONA ROMANTICA NO TODO VA A HACER MALO. *******  Me miro al espejo y veo como mi amiga Anais termina con mi peinado mientras hace gesto con su cara, sé que por su mente pasan miles de ideas unas más absurdas que las otras, pero ni eso borra mi sonrisa de la cara, hoy es el día más feliz de mi vida ¿Qué, por qué estoy tan feliz? hoy me caso con el hombre más maravilloso del mundo, con Jacob Miller, él es tierno, cariñoso y sobre todo me ama así como yo a él, lo conocí hace 6 meses y esa es una de las razones por la cual mi amiga no está muy de acuerdo con el paso que voy a dar. Mi amiga Anais dice que es muy pronto para casarme, que tengo que conocerlo mejor, que apenas lo conozco y que se yo que otra cosa dice, la verdad no le presto mucha atención cuando empieza con su sermón sobre mi relación y lo joven que soy para casarme, que me tome mi tiempo y sobre todo que disfrute antes de dar amarrare a un hombre. Ella me ve a través del espejo y suelta un suspiro, ya sé que viene otro de sus sermones, estamos las dos solas en una habitación aparte y sé que no desaprovechará la oportunidad para según ella hacerme entrar en razón, la miro y veo justo el momento exacto donde toma la iniciativa. -Diana, disculpa que insista tanto, pero ¿Estas segura de este paso que vas a dar? Aun estas a tiempo, podemos huir y mandar todo a la mierda-. Dice mi amiga, por décima vez en el día. Me mongo de pies y me paro frente a ella, la tomo por sus hombros y la miro a los ojos para que sepa que lo que voy a decir es lo que más deseo y no cambiare de opinión-. Claro que si Anais, él es el hombre de mi vida, es el hombre perfecto.- Respondo. Ella solo me mira y niega con la cabeza disconforme con mis palabras, pero no dice más nada, sabe que no me hará cambiar de opinión. - Ayúdame con el vestido -. Le indico y ella así lo hace para luego salir a donde se hará la ceremonia Estoy un poco agotada pero a la vez feliz, ya me encuentro frente al altar, Jacob me observa y no veo ese brillo en sus ojos que antes veía, pienso que seguro también está agotado así como yo, me giro y sonrió a mi futuro esposo, él se acerca a mí y hasta pegar sus labio en mi odio para susurrarme algo, que en un principio pensé me dirá lo linda que estaba. -.No crees que ese vestido está muy revelador, todos los hombres te observan y no me gusta, tu eres solo mía.- quede un poco sorprendida pues aunque admito que mi vestido es sexy, pues tiene toda la espalda y parte del pecho descubierto, es bastante lindo y a mí me gustó apenas lo vi, pensé que a él le gustaría igual, Jacob nunca me había dicho nada por mi forma de vestir. Después entendí que mi Jacob solo esta es celoso, pues él me ama mucho, así me lo ha dicho y le creo. No le dije nada por su comentario y solo volví a sonreír, no estaba prestado atención a lo que dijo el cura, porque en mi mente solo se proyectaban la feliz vida que me esperaba al lado de Jacob, la casa que tendremos y los hijos que le daré, todo se veía maravilloso en mi imaginación y estaba segura que así sería, somos la pareja perfecta. De repente algo me hizo volver a la realidad, y era que todos los invitados me estaba observando no entendía que pasaba hasta que escuche al padre decir aquellas palabras: -.Diana ¿aceptas a Jacobo como esposo, para amarlo en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, en la alegría y la tristeza, hasta que la muerte los separe? -. Pregunto el cura. Y yo como toda mujer enamorada de la idea del amor, dije un sí rotundo, creo que a partir de ese momento empezó mi infierno. Aunque allí en ese instante no lo supe ver, debí de haberle hecho caso a mi amiga, debí de haber huido, debí de haber escapado sin mirar atrás, pero de nada sirve eso “debí hacer aquello”, “debí haber hecho aquello otro”. La fiesta transcurrió normal todo iba bien, hasta que llegó la hora de irnos , fui y me quite el vestido para ponerme algo más cómodo, esa noche dormiríamos en un hotel y al día siguiente saldríamos de luna de miel, una vez en la habitación, miraba la cama enorme que allí había, yo solo quería tirarme allí y dormir, mi cuerpo no daba para más, no es fácil preparar una boda sola, pues no tengo familia y a pesar de la ayuda de mi amiga el trabajo era mucho para mi sola. Miro la cama y pienso que seguro esas novias que disfrutan su noche de boda lo hacen por qué no mueven ni un dedo para organizar la boda, yo por el contrario quiero es un masaje en mis pies en vez de sexo. -.Al fin eres mi esposa, solo eres mía.- me dice abrazándome por la espalda mi ahora esposo. -.Si ya soy tu esposa y tu mi esposo, te amo tanto -. Digo girando entre sus brazos para verlo de frente. -.Ahora vamos a celebrar tu y yo, es nuestra noche de bodas.- me dice besando mi cuello mientras sus manos descienden a mi trasero. -.Amor estoy cansada, dejemos esto para mañana, cuando empecemos la luna de miel -. Le pido en un susurro. -. ¿Queee? Estas loca, tu eres mi esposa, eres mía, y como tal tienes que cumplir con tu deber, y parte de tus obligaciones es complacerme.- Me dijo con furia en sus ojos, que no preste atención ya que pensé que si le explicaba el entendería lo cansada que estaba. -Yo se eso amor, pero de verdad estoy cansada.- el me siguió mirando y de pronto me apretó duro de la muñeca causándome daño, solté un quejido por el dolor y el poco le importo mi sufrimiento, me lanzó a la cama con fuerza haciendo que rebotara en el colchón y unos mechones de mi cabello se salieran del peinado que aún llevaba. -Tu eres mía, y como tal te quiero ahora, no me hagas molestar nena, yo siempre obtengo lo que quiero, y en estos momentos te quiero a ti.- Me dio miedo este no es el hombre que yo conocí, empezó a besarme de forma brusca, mientras me arrancaba la ropa con furia, yo lloraba en silencio, no quería hacerlo molestar, sentí como me penetro y un dolor inmenso atravesó mi entrepierna, y aunque no era mi primera vez, no estaba preparada para ese arrebato de él, sentí como empecé a sangrar pues me rompió al entrar de esa forma en mí. -.Ah, ah, ah.- Decía el por lo que me imagino estaba disfrutando, mientras que yo solo quería devolver el tiempo, y no haber conocido a Jacob o haberle hecho caso a mi amiga o tal vez simplemente haber muerto. Rogaba a Dios que terminará rápido, que acabará mi tortura, había sido violada por mi esposo la primera noche de bodas, era lo más humillante que podía pasarle a una mujer. Estaba ida ya no sentía nada, cuando de repente escucho un gruñido señal de que Jacob había llegado al clímax. Se bajó de mí y se acostó a un lado dándome la espalda. -No fue el mejor sexo que he tenido, te falta aprender movimientos, pero me sirvió para liberar estrés.- me dijo sin mirarme. -Pero como pretende que me entregue si estaba haciéndolo en contra de mi voluntad.- dije lo que hizo que me ganará un golpe en el estómago de su parte. -No vuelvas a contestarme de ese modo, yo soy tu esposo, tu dueño y me debes respeto, obediencia.- no dije nada, no porque no quisiera, sino porque no podía el golpe que me dio me dejo si aire y sin habla. -Eso es, así me gusta, callada, y obediente, ahora ve a bañarte, y vamos a dormir.- me levante como pude pues me dolía todo el cuerpo miro lo que queda de mi ropa en mi cuerpo y lágrimas salen de mis ojos, miro al suelo y allí está el resto de lo que alguna vez fue el mejor vestido que haya tenido, lo recogió como puedo y lo hago bolita, luego me dirijo al baño y lo lanzó a la papelera junto con el resto, adiós a mi vestido, abro la ducha del agua caliente me meto en ella, y empiezo a llorar nuevamente, llore como nunca lo había hecho, ni cuando mis padres, (que nunca conocí) me dejaron en las puertas de aquel orfanato, me lamente porque pensé que había tomado una buena decisión al casarme con Jacob, pensé que al fin había encontrado a alguien que me quería, pero me equivoque, el solo me va a usar, hoy me lo demostró. Salí del baño y me acosté dándole la espalda a él también, Jacob se acercó a mí me abrazo, se quedó dormido al instante mientras yo seguía despierta y torturándome con mis pensamientos. ¿Por qué soy tan ilusa? ¿Por qué me deje envolver en lo que Jacob me decía y no supe ver más allá de lo que me mostraba?, ¿Por qué no le hice caso a mi amiga, por qué no simplemente acepte lo que ella me decía y hubiese huido?, ¿Por qué?, desde que mis padres me abandonaron mi vida ha sido dura, y cuando por fin creo que seré feliz que tendré lo que siempre soñé, una familia, resulta que el hombre que amo es un desalmado, que es alguien que resuelve todo a los golpe, y el cual hay que obedecer, de lo contrario pagas la consecuencia. No, no creo que él sea así, tal vez solo está estresado, solo es por tanta presión por lo de la boda, ya después volverá a ser el mismo hombre amoroso y tierno que siempre ha sido conmigo, si, ya mañana será mejor me digo queriendo aferrarme a algo y con ese pensamiento de consuelo y con esperanzas renovada de que mi matrimonio será lo que soñé, me dormí entre los brazos de mi esposo. Les invito a seguir leyendo y descubrir que pasa con Diana y su infierno personal.

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