168. TRAMPA SILENCIOSA

2480 Words
Marcus Muchas fueron las veces que llegaron a golpearme, muchos fueron los rechazos por mi apariencia y actitud, fui un solitario en la escuela que cada día se sentía en un pozo del cual pareciera no salir nunca hasta que llegaron ellos, el hombre de ojos grises quien me miraba con suma preocupación y pasó su vista al igual que yo a la puerta de mi habitación, pues ingresó un hombre de ojos azules con un aire más siniestro al que recordaba. Oz se sentó al borde de mi cama y levantó mi golpeado rostro con cuidado, lo conozco desde los catorce años y hoy día puedo reconocer a la perfección el odio y la ira que emana en su mirar, aunque solo un par de veces llegó a hacerlo por mí, cuando los abusivos de la escuela me golpearon el día que nos conocimos y un par de ocasiones después a esa en las que ellos lo evitaron a tiempo. —¿Quién fue y por qué? —preguntó con una voz tan profunda como siniestra. —Es una larga historia. —Marc, tuve un extenso vuelo y antes de venir me desfogué como no tienes idea, así que tengo tiempo y ánimo para escuchar a mi hermano, pero aun si no lo tuviera; lo haría —sé que la sonrisa que di pareció más una mueca, pero en verdad estaba feliz de verlos a mi lado. —No sé qué hice para ganarme a dos increíbles hermanos como ustedes —dije a entrecortada voz. —Nunca volverás a estar solo —limpió mis lágrimas con delicadeza. —Así como nunca nos juzgaste ni nos abandonaste a pesar de todo, nosotros tampoco lo haremos sin importar lo que pase. —Espero que tengas suficientes cigarrillos porque los necesitarás… —Cuéntame. Todo comenzó a los meses de ingresar a la universidad, las cosas eran bastante tranquilas e iba amoldándome de a poco al drástico cambió que implicó la mudanza, sin embargo, desconocía que alguien me acechaba en las sombras, un sujeto llamado Clift, fue compañero mío en varias asignaturas en las que estuve, aunque en realidad se la pasó como buitre vigilando uno a uno los alumnos que lo acompañaban siendo yo el desdichado que escogió para ejecutar su plan. Clift se acercó con mucha amabilidad, nos hicimos juntos en algunos trabajos dándome cuenta que era un chico promedio, soñaba con ser un gran empresario, según me relataba, para demostrarle a sus padres que era merecedor de heredar el negocio familiar en vez de hacerlo sus hermanos, y aunque en parte fue verdad pues conocí a su familia un fin de semana que viajé con él, Clift también guardaba sus secretos. Con el tiempo, cuando nos tomamos más confianza, él me confesó que había comenzado una pequeña empresa en solitario, pero todavía no estaba seguro de cómo llevar algunas cuentas así que me pedía revisarlas cada cierto tiempo, yo lo hacía y le explicaba los errores, un par de temas legales con los cuales debía tener cuidado en las finanzas que estaba llevando y otras cosas más. Todo en verdad parecía bien hasta que poco más de un año atrás descubrí algo extraño entre los documentos, había ciertos vacíos en la contabilidad que no me cuadraban en absoluto y al querer revisarlo otra vez, descubrí varias transferencias irregulares llegando a la conclusión, tras asesorarme con algunos catedráticos, que dichas transferencias eran por lavado de dinero. Acudí a Clift queriendo creer en su palabra y pensando que quizás uno de sus trabajadores le estaba jugando torcido, pero el instinto que desarrollé con Isma y Oz me hizo desconfiar llegando a acorralarlo, entonces me confesó que era verdad y era él quien se encargaba de dichas transferencias. Yo estaba anonadado, no entendí cómo pude ser tan imbécil de no darme cuenta antes, pero todo estaba tan bien maquillado que solo le hizo falta un error para que yo lo descubriera. Le dije que no me volviera a buscar y me sacara por completo del asunto, así que me alejé de él… un terrible error. Antes de viajar a Princeton y enterarme de lo ocurrido entre Madison y la familia, él me buscó para que lo ayudara una última vez, le dije que no, pero me amenazó con decirle a las autoridades que yo era su cómplice, o peor, quien cometía el delito sin que él supiera nada porque uno de los documentos tenía mi firma, así que lo hice y al año siguiente me había empeñado en no volver a buscarlo, lo que surtió efecto unos meses hasta llegó la primavera y con ello los mayores problemas. Clift me interceptó una tarde para hablar conmigo porque supuestamente quería salirse del negocio, pero para hacerlo debía estar seguro de no dejar huellas, quería hacer las cosas bien esta vez y su actuación fue tan perfecta que le creí. A raíz de los trabajos de la facultad contaba con poco tiempo para auxiliarlo, además que no restaría tiempo para pasar con Isma, de por sí nos veíamos poco y era la única familia que tenía cerca, pero una vez llegaron las vacaciones de mitad de año, intenté escabullirme de la vista de Clift para que no me molestara y me fui a Princeton con mi familia unos días hasta que llegaron Samuel, Livi y Travis, pasando el resto del tiempo con ellos. Si alguien me hubiera dicho que ese sería el último verano que pasaría feliz en mi vida, quizás lo habría aprovechado mucho más o habría pedido ayuda de mis hermanos para evitar la catastrófica ola que me arrastró al volver a la universidad meses después. Clift me abordó desde el primer día de clases y siguió detrás de mí un mes entero, al final intentó chantajearme nuevamente con los documentos, pero descubrí gracias al abogado Bells que mi firma no le serviría de nada, lo que terminó frustrándolo y entonces soltó las palabras que no he podido quitarme de la cabeza hasta ahora siendo el principio del fin para mí. Flashback —¡Marcus Jhonson! —gritó Clift impidiendo mi huida. —Si no me ayudas en esto, Ismael Friedman morirá —me congelé en ese lugar, logrando dar apenas un par de pasos para verlo nuevamente. —No es verdad —intenté sonar seguro, pero estaba aterrado. —Sí lo es, porque la persona para la cual he lavado dinero es un poderoso mafioso de aquí y él sabe sobre ti e Ismael, así que si no haces lo que te digo él lo asesinará. La única vez que sentí la cólera recorrerme fue cuando pasó lo de Madison llegando a ver las heridas en Livi y Travis, pero esto es algo que me sobrepasó en gran medida. Me fui hacia él tomándolo de su camisa hasta aventarlo contra la pared, sentí lo mismo que mis hermanos cuando me defendieron en el pasado y dejé que la ira controlara mi lengua. —Si te atreves a ponerle un solo dedo encima a mi hermano, juro que no vivirás para contarlo —el reía como si mis palabras no tuvieran validez. —Di lo que quieras, pero nunca podrás contra Cobbs y sus hombres, mejor únete a mí y asegurarás la vida de tu hermano. —¿Estás demente? Una vez entras no puedes salir a menos que sea en una bolsa negra, todos saben eso. —Bueno, entonces deberás continuar porque estás desde el comienzo conmigo y lo sabes bien, así como Cobbs conoce tu nombre a la perfección, pero si él quiere puede buscar hasta la noviecita que tengas perdida en la universidad y hacerle pasar un infierno completo con tal de convencerte. —¡Maldito infeliz! La sangre me hirvió en un segundo desencadenando múltiples golpes en él, imaginaba a Cobbs (aun cuando no lo conociera) secuestrando a Livi o cualquier otro integrante de mi familia y entonces la rabia me consumió liberando una fuerza que no sabía tenía dentro de mí. Fin del flashback Si lo dejé en paz fue porque Ismael llegó por mí o de lo contrario lo habría asesinado, pero lo único que gané de eso fue agravar mi problema al recibir una semana después constantes amenazas de Clift y tiempo después de los hombres de Cobbs, mas fue en una carta cuando me llegó una fotografía de Isma en clases que me hizo quedar a merced de ellos y busqué a ese bastardo. A partir de ese momento comencé a ayudarlo oficialmente con la contabilidad y las finanzas de la empresa, pero siempre me aseguraba de sacar copias sin que él se diera cuenta para tener evidencia. Asimismo, decidí no viajar con Isma las veces que él fue a Princeton para no poner en peligro a mi familia, no quería que alguien me siguiera y diera con ellos, así que solía perderme en la ciudad a sabiendas de que me tenían bajo constante vigilancia dejándole el camino libre a Isma. (…) Oz colocó el encendedor entre los tres y nos acercamos a este prendiendo nuestros cigarrillos dándole una profunda calada. —¿Por qué hasta ese momento no dijiste nada? —preguntó Oz soltando todo el humo. —Porque tenía planeado ir con la policía una vez diera con ese sujeto, llevaría las pruebas que tenía y así podrían arrestarlos a todos sin involucrar a la familia. —Pero algo más ocurrió o de lo contrario no estaríamos aquí ¿No es así? —asentí dando otra calada y proseguí con la historia. (…) A finales de octubre vino la siguiente ola para mí, Isma había viajado para celebrar el cumpleaños de Travis, yo debí mentirle a Livi diciendo que tenía demasiado trabajo y por eso no había podido ir, me dolió hacerlo, pero no tuve opción. Una tarde, cuando salí a tomar unas cervezas a causa del estrés que tenía, unos hombres me abordaron metiéndome en una camioneta, me apuntaron con varias armas y nos dirigimos a las afueras de la ciudad donde había unas bodegas aparentemente abandonadas, en estas se encontraban más hombres armados que vigilaban el lugar y Clift, quien estaba sentado junto a una mesa muy nervioso. Unos pasos se escucharon y un sujeto vestido de traje salió de un oscuro pasillo, no había que ser un genio para saber de quién se trataba. Flashback —Me han hablado mucho de ti, aunque tu trabajo dice mucho más —su gruesa voz era amenazante, no necesitó tener un arma en la mano para sentir el cañón en mi nuca. —Imagino que debe ser el señor Cobbs. —Así que te han hablado de mí —observó unos segundos a Clift y después a mí. —Ven, siéntate con nosotros. Él hizo una señal y dos de sus hombres me arrastraron hasta la mesa donde estaba Clift quedando los tres sentados. —¿Sabes por qué estás aquí? —Sé por qué y por quién estoy metido en este problema, pero lo único que quiero es salir de todo esto, quiero recuperar mi vida. No sé qué santo o qué diablo me iluminó en ese momento, recordándome las veces en que mis hermanos hablaban con mucha propiedad en un tono intimidante que supe copiar a la perfección, pero agradezco hoy más que nunca haberles prestado tanta atención. —Me agradas, muchacho, pero salir no será tan fácil. —Si lo fuese no estaríamos aquí —carcajeó y chasqueó los dedos recibiendo un trago de uno de sus trabajadores. —Verás, Jhonson, ordené que te trajeran porque necesito saber quién es la gente que está conmigo y me cansé de escuchar las excusas de este inútil. —¿De qué habla? —Tu amiguito Clift ha estado trabajando con alguien que desconocía por completo hasta hace unas semanas —me señaló dejándome desconcertado. —Y como comprenderás, tuvimos una reunión privada y tu nombre salió a la luz. Miré a Clift sin poder creer nada, pero ese sujeto no tenía razones para mentirte, es decir, ¿qué ganaría de ello? —¿Me engañaste? —no hubo respuesta. —¿¡Y qué mierda fueron esas malditas amenazas que recibí!? —golpeé fuerte la mesa y dos hombres me contuvieron evitando que golpeara a ese malnacido. —Necesitaba que estuvieras dentro y estaba dispuesto a conseguirlo de una u otra forma —respondió al fin el hijo de… —Y es por ese motivo que estamos reunidos —intervino Cobbs. —A partir de hoy trabajarás directamente para mí, pero a diferencia de ese idiota, yo solo doy una advertencia ¿Me comprendes? —Señor Cobbs, le agradezco la oferta, pero no me interesa, solo quiero recuperar mi vida, ¡la que él me quitó injustamente! —grité a ese infeliz intentando no golpearlo ahí mismo. —Creo que no me estás entendiendo, Jhonson, si quieres tu maldita vida deberás trabajar para mí o puedes despedirte ahora mismo de este mundo, pero si lo que necesitas es una prueba… Cobbs se levantó, caminó hacia uno de sus hombres y volvió a darnos la cara disparándole a Clift en la pierna dos veces, esta vez mis nervios no soportaron más y supe que era la única advertencia que me haría. Clift se revolcaba en el suelo del dolor y Cobbs le dio otro tiro alcanzando su brazo. Cada disparo era ensordecedor en este lugar, sentía que me arrebataba un poco de vida con cada bala aun cuando yo no era el objetivo… todavía. —¿Qué dices ahora, Jhonson? ¿Trabajarás para mí? —preguntó en lo que acercó su imponente figura sin soltar el arma. —No tengo muchas opciones ¿O sí? —hizo un gesto afirmando mis palabras. —Lo que no sé es qué puedo hacer por usted si ya tiene a Clift y hasta podría contratar a gente mucho más capacitada que yo. —Es cierto, pero sé reconocer el talento y tú tienes algo que ese inútil no tiene, inteligencia, por eso te quiero conmigo de ahora en adelante. Fin del flashback (…) —Marc, no soy un maldito genio, pero presiento que algo más traes entre manos y todavía no me has explicado por qué mierda te golpeó ese infeliz —solté un pesado suspiro y apagué la colilla. —Díselo, tiene que saberlo todo —dijo Isma dejando más pesado el ambiente. —Oz… en resumen, me golpearon porque quise defender a una mujer. —¿Qué? —rio sin creer lo que dije. —Déjate de estupideces y explícate, porque por muy caballeroso que seas, jamás dejarías que alguien te usara como un maldito saco de boxeo. —Lo sé… —pasé saliva con dificultad y lo miré con la mayor vergüenza y temor del mundo. —pero pasa que la mujer a la que defendí es Mara… la madre de mi hijo…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD