56. ¿FAMILIA?

2635 Words
NOTA: este capítulo continúa con el pasado de Oz el cual quedó en el Cap. 17. Propuesta inesperada. Espero que lo disfruten. ______________ Oz (17 años) Pasó algún tiempo desde que había hablado con Clyde, regresé a mi refugió hace un par de días, pero los chicos no habían aparecido, tampoco había regresado a la escuela ni los busqué, no sabía ya ni qué pensar de todo esto. No hace mucho había regresado de darme un baño y había preparado la fogata, pronto el otoño se haría más intenso y con ello la temperatura bajaría significativamente, tal vez sería una buena idea buscar otro lugar para pasar el invierno. —Hace mucho tiempo no te veía. Levanté mi vista encontrando a Livi frente a mí con unas zapatillas, jean y un suéter, sencilla, pero hermosa, incluso lleva los zarcillos que le obsequió Marc y decora su rostro con esa sonrisa tierna tan propia de ella. —¿Qué haces aquí? —pregunté con voz suave. —¿Esa es la manera de recibirme después de tanto tiempo? Te creía con modales y encanto Oz —sonreí de lado por su altanería y negué ligeramente con mi cabeza. Caminé hasta ella cortando toda distancia, envolví su cintura con mi brazo y acuné mi mano en su rostro, luego acerqué mis labios a los suyos sin tocarlos, pensé que me alejaría, pero se quedó sonriente con su mirada fija en mí, entonces me giré y besé su mejilla. —¿Tanto me extrañabas nena? —Más de lo que te puedas imaginar, es extraño no tener a mi pervertido favorito tratando de coquetearme —ambos reímos y nos fundimos en un cálido abrazo que aceleró un poco mi corazón. La invité a sentarse junto a la fogata y traje una manta para cubrirla un poco del frío. A pesar de todo, en este tiempo he visto a Livi como una especie de hermana y en medio de nuestra amistad teníamos nuestra manera de tratarnos, yo el seductor pervertido y ella la chica buena con regla de madera. —¿A qué viniste Livi? —Quise probar suerte y saber si habías vuelto, los chicos están muy preocupados por ti, incluso dejaron de venir hace mucho pensando que habías cambiado de refugio. —¿En verdad viniste para probar suerte o para ser el refuerzo del viejo? —Ambas, mis días no son lo mismo sin ti Oz, te extraño. —Nena, tienes a Marc e Ismael, no necesitas a un demente como yo. —Te equivocas, cada uno de ustedes me ha dado algo especial y tú no eres la excepción. Quedamos en un profundo silencio, saqué mi cajetilla de cigarrillos, pero ella la tomó dejándola a un lado y aferró sus manos a las mías, estaban muy frías. —Livi déjame traigo algo para ti, coloca las manos cerca del fuego, están frías y tiemblas —ella presionó más para detenerme y relució su cálida sonrisa. —Para eso te tengo aquí Oz. No sé qué te ocurre con nosotros ni sé qué te tortura de tu pasado, pero quiero que sepas que estoy aquí, siempre estaré aquí para ti, pero de ti depende aceptar la ayuda que se te brinda porque no siempre habrá segundas oportunidades, así como a veces no existe ni la primera. —No sé qué quieres decir con eso nena… —acuna su mano en mi mejilla dejando una caricia que me hace sentir algo extraño. —Hablo de que soy tu amiga Oz, te quiero muchísimo y eres como mi hermano, con todo y tus perversiones —ambos quisimos soltar una pequeña risa, pero la contuvimos —También quiero darte las gracias por estar siempre conmigo y aunque no lo creas, es gracias a ti que me siento más fuerte cada día. —¿Por mí? Nena creo que estás perdiendo la razón. —Y eso es por tu culpa, por hacer mejor mis días con tus ocurrencias, por alegrarme con tu juego seductor y por tener esos pequeños gestos en silencio conmigo. —¿Qué gestos? —realmente no sé de qué habla, pero ella se alegra más. —Cuando vamos caminando cerca de la carretera y viene un auto que pasará cerca de mí, siempre sueles correrme un poco, si tengo frío colocas tu campera sobre mis hombros como si fuese algo automático, o cuando me he quedado dormida en la sala de tanto estudiar; tú colocas una manta sobre mí, así como ahora —fruncí mi ceño al escucharla decir todo eso. La verdad no me había percatado de ello, son cosas que hacía sin pensar, pero ahora que lo hago y recuerdo esos momentos, es cuando caigo en cuenta que siempre hay una voz en mi cabeza que me ordena hacer esas cosas, de alguna manera otra parte de mí está al pendiente de ella y no era consciente de mis actos. ¿En qué momento había pasado de ser alguien tan frío y déspota a darle importancia a una chiquilla que tranquilamente podía llevarme a la cama? —¿Tan malos somos que no quieres vivir con nosotros? Repasé sus ojos chocolate cayendo nuevamente en una espiral de confusión. Cerré mis ojos con fuerza al escuchar los gritos de mis voces diciendo incoherencias, una mano recorrió mi mejilla y abrí de a poco mis párpados encontrándome con su rostro. —No queremos hacerte daño Oz, mi abuelo no quiere lastimarte, lo único que queremos es que tú e Isma estén bien, la verdad no me gusta que vivan aquí con tantos peligros, a veces ni siquiera sé si volveré a verlos cuando se van de casa. Tragué con dificultad al ver sus ojos vidriosos, sus palabras removían muchas cosas en mí, más porque ella con ese tono me recordaba a la madre de Isma y aquellas conversaciones que tuvimos a solas en esos pocos días, unos que valían demasiado para mí porque fue la primera vez que alguien me trató con cariño. —Por favor, ven con nosotros, no quiero que nada malo te pase. —¿Por qué? —Porque eres mi familia y significas mucho para mí. Unas lágrimas rodaron por sus pómulos y me abrazó como nunca antes lo había hecho, había cariño y calor de hogar en ese acto, uno que me desarmó por completo al igual que a mis voces. La envolví entre mis brazos aferrándome a ese efímero instante grabando cada sensación y emoción que ella me generaba. Oculté mi rostro en su cuello sintiendo su dulce aroma a canela y chocolate, uno que le quedaba tan bien que te hacía desear un hogar y para alguien como yo que nunca tuvo uno, era confuso, pero al mismo tiempo hermoso. —Ven conmigo Oz, ven con nosotros e intenta tener una vida mejor a nuestro lado, te prometo que haré lo posible por ayudarte en lo que necesites y siempre contarás con mi apoyo. —No prometas cosas que no puedas cumplir. —Sé que puedo y por eso lo hago, porque tú lo vales Oz, lo vales todo. Levanta su rostro nuevamente conectado nuestras miradas y pego nuestras frentes dejándome llevar por su aroma, entonces asiento levemente al sentir el roce de sus dedos en mi piel, uno que siempre llevaré grabado en mi mente. —De acuerdo, iré con ustedes, pero esto no será fácil y habrá ocasiones en las que deba ausentarme por mi locura. —Lo trabajaremos juntos como familia y podrás apoyarte en nosotros a tu propio ritmo, pero no olvides nunca que siempre estaremos contigo. Marc es un maldito afortunado al tener su cariño, espero que en verdad la cuide bien y nunca deje de valorarla. —El día que menos lo esperes te robaré un beso. Ambos sonreímos en lo que ella mueve su rostro rozando la punta de su nariz con la mía. —Ni en tus sueños, pervertido. Dejé un beso en su mejilla y nos fundimos en otro abrazo más fuerte, aquel que opacó el frío del otoño dejando un bello rastro de canela y chocolate. Espero que Livi nunca deje de ser la increíble mujer que es, ella se merece lo mejor del mundo. (…) —Espero que estés dispuesta a compartir tu cama porque no pienso dormir con Isma. —Seguro, pero el hecho de que te de mi cama no significa que dormiré contigo. —Dijiste que estarías siempre conmigo y lo prometiste. —Pero no que estaría desnuda en la misma cama contigo y tampoco en la misma habitación. —Eres terrible, después del regalo de cumpleaños tan especial que te di al menos deberías darme una noche como obsequio —ella frenó en seco a lo que yo me giré viendo su rostro confundido. —¿Qué? —¿Acaso hoy es tu cumpleaños? —No, ese día ya pasó, pero si me vas a dar mi regalo no me quejaré. —¿Cuándo cumpliste? —El día que salimos por primera vez a cine y luego nos quedamos en tu casa. —¿Por qué no nos dijiste para haberlo celebrado? —No es importante nena, mejor sigamos que tengo hambre y me hiciste empacar todo muy rápido sin dejarme comer nada. Ella viene corriendo y me abraza fuerte, con mucha emoción, parece una niña al hacer eso. —Te haré una torta y una comida especial hoy, pero no quiero quejas, porque te guste o no celebraremos tu cumpleaños. —Nena te recuerdo que estamos en octubre, no en julio. —No me importa, lo haremos y es mi última palabra. Continuamos caminando sin ella soltar su agarre de mi cintura, se veía tan feliz que de alguna forma me contagió, mas no dije nada, solo rodeé sus hombros con mi brazo hasta que después de varios minutos llegamos a casa. Cual prometido, Livi ese día hizo un pastel y preparó la comida para todos, al no haber nadie más en casa cuando llegamos, le ayudé a cocinar tanto como ella me lo permitió, no quería que hiciera todo sola y las bandejas que debía meter al horno a veces eran un poco pesadas para ella. Todo ese tiempo que se la pasó cocinando lo hacía con una gran sonrisa, me daba a probar varias cosas, hablábamos de todos los platos que le enseñó a cocinar su madre y su abuelo y cuán feliz la hacía el prepararlos, pues según ella, al cocinar, dejaba todo el amor en sus comidas para que la gente sintiera el hogar. Ya para horas de la tarde todos fueron llegando, al vernos a Livi y a mí en la cocina tomando un café con galletas que preparó, se quedaron impactados por la escena, pero nosotros no hacíamos más que sonreír. Haber disfrutado ese día a solas con ella me hizo sentir a gusto conmigo mismo, me hizo pensar que quizás sí tenía alguna oportunidad en medio de la oscuridad en la cual vivía. Los chicos vinieron corriendo hacia mí, Bonny no hacía más que llenarme de besos y los chicos me abrazaban muy fuerte, tanto, que llegó a sorprenderme, Clyde por otro lado solo nos veía con una sonrisa satisfactoria al ver mi decisión. Esa noche me obligaron a tragarme esa estupidez del cumpleaños, con Livi lo hice porque… no sé, estoy demente… pero eso no quiere decir que me gusten esas cosas, excepto su comida, esa no la cambiaría. Me enteré también que Isma llevaba un buen tiempo viviendo con ellos y Marcus los visitaba a diario, hacían juntos las tareas de la escuela, también iban y regresaban juntos, prácticamente eran más inseparables que antes. Eran las diez de la noche, todos se encontraban durmiendo y yo recién había terminado de arreglar la cocina y mis cosas en la habitación, así que estaba saliendo de tomar una ducha cuando Clyde me intercepta en el pasillo y me indica que lo acompañe. Nos dirigimos a la cocina donde tenía una bebida caliente para ambos y nos sentamos en el comedor. —Me alegra que cambiaras de parecer. —Y a mí me sorprende que enviaras a Livi. —¿De qué hablas? Yo no envié a Livi a nada. —Vamos viejo, no tienes que mentirme; no soy tu esposa, aunque sí me sorprendió un poco encontrarla en el bosque a sabiendas de que es peligroso que esté sola en ese lugar —él me observó muy confundido y a la vez enojado, eso quiere decir que… —¿Tú en verdad no la enviaste? —pregunté como queriendo guardar una esperanza. —Jamás permitiría que ella fuese a ese lugar sola —solté un bufido y cerré mis ojos pensando la situación. Si ella en verdad se atrevió a arriesgar su vida adentrándose a ese lugar, entonces sus palabras son ciertas, realmente le importo demasiado. Ese bosque se ha ganado con los años una mala reputación, dicen que muchas mujeres han sido víctimas de robo, secuestro y violaciones, es por eso que solo se adentran los cazadores a ese lugar. —Espero que no vayas a regañarla, sus intenciones eran buenas y al menos está a salvo. —Si la hubieras rechazado ¿habrías permitido que se devolviera sola? —Jamás, sé que soy un maldito psicópata Clyde, pero no por eso las dejaría solas en un lugar tan peligroso. —Les tomaste cariño —afirmó. —Así parece y fue algo de lo que ella me hizo caer en cuenta hoy. —Me alegra que te lograra convencer para al menos quedarme tranquilo de saber que nunca más entrará a ese lugar. Guardé silencio a sus palabras porque en el fondo pensaba lo mismo, Livi realmente es alguien de admirar y eso es algo que sacó de su abuelo, no sé cómo serían sus padres, pero tenía mucho de él. —Oz, sé que estás aquí, pero ¿cuál es realmente tu decisión? —Eso depende de tu oferta, hasta ahora solo dijiste que viviría con ustedes y me ayudarías en lo que necesitara, pero ¿qué tanto se extiende esa ayuda? —Primero voy a necesitar que te pongas al día en la escuela, sí o sí deberás graduarte el otro año y eso no está en discusión, conseguirás un empleo formal y si necesitas ayuda o referencias te las brindaré, también ayudarás con los gastos y deberes de la casa al igual que Ismael, y por supuesto, quiero que el otro año obtengas una beca universitaria. -—Esas son tus exigencias, pero no te veo ofreciéndome nada. —Claro que sí, te estoy abriendo las puertas de mi hogar, te brindo mi confianza a ti y a Ismael para que cuiden de mis nietas y velaré porque ambos tengan lo necesario para salir adelante. —Eres un bastardo. —¿Eso quiere decir que…? —Está bien, pero no me hago responsable si las chicas me dejan dormir en sus habitaciones. —Seguro, no tengo problema con eso si tú no tienes problema en que te castre y corte tus manos mientras duermes —ambos reímos y bebemos de nuestras tazas con aceptación y complicidad. Ese viejo está loco. —Al menos Livi hace mejores amenazas que tú. —Y también cocina mejor que yo, esas costillas que preparó le quedaron deliciosas, creo que han sido las mejores que ha hecho. —Sí porque las preparó para mí, obviamente iban a ser las mejores viejo envidioso. Seguimos hablando unas horas más esa noche, llegó a contarme tantas cosas de su vida y su familia que me sorprendían bastante, era increíble ver cuán unida puede ser una familia a pesar de todo lo malo que pueda pasar alrededor de esta y aun así ellos se mantenían de pie en medio de todo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD