153. OTRO INGLÉS EN MI VIDA

2318 Words
Días después Estuve mucho tiempo alejado de Travis a lo largo de su corta vida, pero no creí que esta separación me daría tan duro al evaluar cuántos meses llevaba sin verlo y cuantos más deberé soportar antes de hacerlo otra vez, pero no hay nada que pueda hacer, es la vida que nos tocó y la decisión que escogí para ambos y debo aceptarlo me guste o no, entretanto, continué con mis deberes en Londres finalizando hoy los exámenes de la universidad, pero lo que no imaginé sería recibir la visita de Steve. —Te ves fatal. —Gracias tesoro, eres tan amoroso como tu padre —solté sarcástico volteando los ojos. —¿Qué quieres? —Vine para darte tu regalo de cumpleaños —sacó de su campera dos entradas para un concierto de The Rolling Stones. —¿Qué dices? —Junior, te has ganado mi simpatía. Tomé mi campera, los zapatos y salimos a comer ya que teníamos tiempo, después fuimos al estadio donde se presentaría la banda y durante dos horas viví una locura total entre diez mil personas gritando a todo pulmón cada canción, una experiencia única y digna de ser recordada. Tras el concierto llegamos a Brixton Hill disfrutando de varias cervezas y cigarrillos con un excelente ambiente musical en cada local que pasaras. —Eso estuvo genial. —Sabía que te gustaría. —Solo falta una buena cogida y te ganas un tiquete al cielo. —Podríamos buscar un lugar, lo bueno de Europa es que siempre hay un burdel disponible, a no ser que quieras cazar algo en la calle. —Prefiero ir de cacería, no quiero gastar un billete en nadie hoy. Nos quedamos hablando un poco de su vida en Londres, las experiencias que ha tenido lejos de la vista de Borson y algunas locuras que llegó a hacer en la adolescencia, y ante el buen ambiente que surgía entre ambos, le conté algunas cosas que viví con mis hermanos, las peleas callejeras que teníamos Isma y yo y un par de encuentros vergonzosos que vivimos con algunas chicas que nos hizo llorar de la risa. —Eres increíble, no creí que en verdad serías capaz de tanto —pronunció apenas entre risas al contarle sobre un sujeto que nos molestaba bastante a mis hermanos y a mí. —Lo sé, lo mejor de todo fue ver la cara de esos dos cuando se dieron cuenta que no era salsa de fresa sino picante. Maldita sea, esa mujer solo estuvo cinco segundos con la v***a de ese imbécil en la boca y fue suficiente, pero el grito que dio él al sentir el picante seguido de la mordida que le dio ella fue monumental —él escupió su cerveza al no poder con la emoción haciéndome reír más. Llevaba tanto tiempo sin reírme con tanta soltura, que me hizo desear estar con Isma y Marc ahora mismo, pero al menos me alegra saber que se tienen el uno al otro. —Espero algún día conocer a tus hermanos, sería genial escucharlos a los tres. —Sí… será genial. —Bien, mucha charla, ahora vamos a buscar como mínimo un par de mujeres para cerrar esta noche con broche de oro. Cancelamos la cuenta y nos fuimos caminando con un par de cervezas cortando camino entre callejones para llegar más rápido a una discoteca, cuando de repente, escuchamos a unos sujetos gritar, ambos nos pegamos a la pared al ser una zona oscura y presenciamos cómo golpeaban a un sujeto, no era muy claro el motivo, pero parecían ser matones, lo que revivió otros recuerdos del pasado siendo el día que conocí a Marc lo que más resaltó, aunque todo empeoró cuando escuché la navaja siendo atravesada en el cuerpo del sujeto y con ello el recuerdo de Isma cuando pasó por lo mismo al defenderme. No estoy seguro, pero quizás hablar tanto de mis hermanos me sensibilizó al punto de querer salvar a ese sujeto aun cuando no sabía si debía hacerlo o no. Poco me importó el que Steve quisiera detenerme, aunque reconozco que me sorprendió al ver que corrió detrás de mí ayudándome a golpear al grupo de matones. Fue casi como volver en el tiempo cuando peleaba junto a Isma y quizás eso fue el motivo para impactar más fuerte cada golpe hasta desfigurar el rostro de uno de ellos. En un rápido segundo, veo que alguien amenaza a Steve con una navaja, misma que usaron para herir al sujeto que estaba en el suelo, y sin pensarlo una vez, fui contra el infeliz logrando arrebatarle el arma y en un ágil movimiento perforé el pulmón derecho haciéndolo caer. —¿Qué mierda hiciste Oz? —Steve estaba petrificado al ver cómo caía el hombre sin poder respirar bien. —¿Preferías ser tú? Porque te aseguro que no durarías más de cinco minutos, ahora cállate y ayúdame. Revisé al sujeto que habían golpeado, tenía tres heridas por la navaja sumado a los múltiples golpes y estaba perdiendo mucha sangre, así que hice presión en la zona después de asegurar las otras que no eran tan graves. —Rápido, ayúdame a cargarlo, debemos sacarlo de aquí cuanto antes. —¿¡Estás demente!? La policía llegará en cualquier momento. —Entonces apresúrate si no quieres ser culpado de asesinato. Renegó unos segundos y sujetó al hombre el cual llevamos a rastras hasta la calle, pedimos rápidamente un taxi y nos dirigimos al departamento de Steve que era el más cercano a la zona, no podíamos exponernos en un hospital y menos porque no sabía quién era el sujeto, pero algo debíamos hacer para salir de este problema cuanto antes. Llegados a su casa lo acomodamos en el sofá, por suerte él tenía todo lo necesario para suturar las heridas logrando salvarlo, pero debía eliminar toda evidencia de lo ocurrido en el callejón. —Quédate con él y por nada del mundo llames una ambulancia si empeora, no tardaré. —¿A dónde irás? —No pueden quedar rastros de nosotros en el callejón o tendremos graves problemas, sobre todo tú por ser un Borson. Regresé al callejón, nadie parecía haber notado lo ocurrido y el sujeto que había apuñalado se encontraba muerto, revisé todo el lugar con tiento tomando las precauciones necesarias para limpiar la escena y lo mismo hice con el cadáver. —Sonríe Willy, no querrás verte mal en las fotos de la policía —murmuré divertido y demencial al cadáver. Palmeé su rostro entre risas y salí entre callejones volviendo a mi departamento, tomé algunas cosas, me di un baño, destrocé las prendas a excepción de la campera (la cual limpié rápidamente) y las dejé en una bolsa que boté al salir del edificio regresando a casa de Steve, quien parecía estar más tranquilo a cuando lo dejé. —¿Qué pasó? —Ya está todo listo, solo olvida lo ocurrido con ellos que no pasó nada. —¿Ese hombre está muerto? —se notaba preocupado y eso significaba problemas para mí. —No, solo perdió el conocimiento y después escapó, dejó un rastro de sangre que lo comprueba, así que no pienses más en él —mentí. Palmeé su mejilla dejándolo más tranquilo, especialmente por la seguridad que le di en cada palabra. —Gracias, imagino que debes ser Oz —habló el herido. Me acerqué revisando los signos vitales y le coloqué una bolsa de suero con medicación. —¿Cómo te llamas? —Carlx. —Bueno Carlx, parece que la fortuna te ha sonreído esta noche al seguir con vida. —Así parece. —Solo espero que puedas compensarnos la molestia que nos hemos tomado y más al jodernos la cogida de la noche. —Muy mal por mí, pero quizás pueda recompensarlos después —bromeó. —Más te vale, no vaya a ser que me cobre con intereses su regalo de cumpleaños —intervino Steve dándonos unas cervezas. —Mierda, entonces con mayor razón debo compensarlo, pero igual gracias por salvarme. Nos quedamos hablando hasta el amanecer conociendo más a Carlx-Otto Wolff, un hombre de treinta y dos años que maneja varios establecimientos de entretenimiento nocturno en Gran Bretaña, único heredero de la fortuna de las familias Wolff y Wellings, siendo la primera una de alto renombre en Los Países Bajos y la segunda en Birmingham. Él es alguien que ha logrado hacerse con una increíble agenda de grandes magnates de Europa, Estados Unidos y algunos de medio oriente gracias a los servicios exclusivos que brinda a sus clientes por grandes sumas de dinero. Claro que gran parte de esto lo descubrí en una investigación que hice al día siguiente en lo que ellos dormían, puesto que él apenas y nos quiso contar algunas cosas de su vida (lo que tiene mucha lógica) y respecto a los hombres que lo atacaron, ellos lo abordaron siendo contratados por alguien que se vio amenazado por Carlx, sin embargo, él todavía no sabía quién es el causante, así que me ofrecí a ayudarlo con la información a cambio de un favor a futuro, no estuvo muy seguro de aceptar, pero al final lo hizo al ver la determinación que tenía y más por haberlo ayudado. Lo mejor fue haber seguido mi instinto al salvar a alguien que podría abrirme las puertas a un lugar bastante execrable y más por los condenados que habitaban sus territorios, mismos de los cuales me haría dueño en las sombras sin que nadie se diera cuenta, sin embargo, demasiadas cosas parecen acomodarse en una lujosa mesa británica desde que llegué, diviso tantas cabezas en ella sobre bandejas de oro y plata que comienzan a desconcertarme. Necesitaba dar un alto y pensar con detenimiento todo lo que había obtenido hasta ahora, a quiénes me había llevado al bolsillo, quiénes ansiaban verme con una soga al cuello y quiénes estarían dispuestos a tanto por mí. La última pregunta era la más fácil ya que ninguno aquí daría su vida por mí, mi mayor peligro en el momento era Grosver, los Bechamms y Lawrence Borson; siendo ellos a su vez mi mejor alianza junto a Steve Borson, Carlx Wolff, Dayana y Philip Barclay. Según lo investigado, los amigos de Harold y Philip también tenían poder, pero estaban por debajo de ellos y sería más fácil domarlos con la información que me habían facilitado Karol y Borson, así que esos idiotas estaban a mi merced cuando quisiera, más, porque fueron los primeros en visitarme al consultorio, contándome todas sus andanzas después de darles una buena terapia y una pequeña dosis de una droga personal que los hizo hablar con soltura. Las mujeres eran fáciles de controlar por sus matrimonios y vidas insatisfechas, a los Borson los controlaba por medio de Danna quien seguía siendo el eje central de sus vidas, Philip era un sumiso de closet con máscara de lobo mientras Harold era una bestia mucho peor que Karol, pero hasta ahora no he logrado saber realmente sus alcances al ser el más cauteloso igual que ella, aunque no tanto como Grosver, quien era el que no temía mostrar su verdadera naturaleza, tan solo debía asegurar la cifra correcta para que la ley no fuese contra él y de esa manera conservaba su libertad. Ahora la pregunta es: ¿Cómo acomodaré a mis músicos para que la orquesta toque armoniosamente para mí sin que ellos se crean dueños de cada movimiento? Solo había una respuesta y la tenía justo frente a mí durmiendo tranquilamente en el sofá de Steve desde hacía dos días. Carlx-Otto Wolff era mi tiquete, pero el libertinaje sería lo que aseguraría mi estadía, no podía inmiscuirme en sus negocios al no poseer el conocimiento de Marc y el peor error es retarlos en su propio terreno cuando no tengo dominio en él, pero el sexo, las drogas y la delincuencia eran mis puntos fuertes y la medicina sería mi fachada perfecta para ir con la segunda parte del plan, aunque esto solo sería posible demostrándole a todos de lo que yo era capaz… (…) Finalizada la semana y con la mejoría de Carlx, Steve y yo optamos por invitarlo a una salida cuando estuviera completamente recuperado, así como él también dijo que volvería a Londres para una invitación especial exclusivamente para nosotros, no nos quiso dar más detalles, pero estaba ansioso porque llegase el día, lo bueno fue que nos ganamos la confianza de él y yo había obtenido dos favores a futuro, uno por ayudarlo a saber quién ordenó el atentado contra él y otro por salvarle la vida. —¿Regresarás a Estados Unidos en las vacaciones? —preguntó Steve al regresar a su departamento tras acompañar a Carlx a tomar un taxi. —No, por ahora lo más conveniente será quedarme, pero quizás viaje unos días a Suiza, necesito alejarme de esta isla un tiempo y prefiero seguir de lleno con la investigación. —Ya veo por qué mi padre te admira tanto. —¿Celoso? —No, ya no, aunque al menos me alegra saber que mi hermana es una niña o de lo contrario temería que te la tiraras —ladeé una sonrisa al pensar en ella. —Es un encanto; eso debo reconocerlo, y cuando crezca lo será más. —¿Crees que en verdad podrás salvarla? —Steve, no soy dios, pero tampoco me rendiré sin dar pelea y tu hermana cree fervientemente en mí ¿Cómo podría romperle el corazón a tan encantadora joven? —Eres un infeliz —dijo entre risas. —Bueno, si decides viajar a Suiza avísame para ir contigo, así me ocupo también en la investigación y paso unas semanas con ella. —Menos mal que no te gustan las niñas o tendría que preocuparme de la incestuosa relación entre ustedes. —Eres un idiota. —Y eso te fascina de mí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD