88. PEQUEÑOS AVANCES

2408 Words
Oz Si hay algo malo para un médico, es tener a un paciente al borde de la muerte, es un instante de la vida que resulta estresante y emocionante a la vez, especialmente cuando tantas personas a tu alrededor corren para intentar salvar dicha vida y el monitor alerta indicando que no hay respuesta cardiaca, pero si existe algo peor que eso, es no ser un médico con el conocimiento de uno, que el paciente sea tu hijo de un año el cual se encuentra con un tubo en su garganta porque no puede respirar por sí mismo y todos a tu alrededor entren en un conflicto ético y moral sobre dejarte o no actuar para salvar su vida. La ventaja conmigo es que me importa un carajo la opinión de los demás y si ellos no piensan hacer su trabajo, yo sí estoy dispuesto a hacer el mío, especialmente si se trata de la vida de mi hijo. Es curioso que la última vez que hice una maniobra para salvar la vida de Borson, con total éxito, fuese mi vida la perjudicada en todos los sentidos y aun con todo lo ocurrido en estos meses, deba volver al despacho de la directora del hospital para rendir cuentas por mis prácticas inadmisibles al no ser un interno en las instalaciones… ¿El resultado? Simple, una llamada a Zúrich que tardó diez minutos, un regaño que sin duda disgustó a la mujer frente a mí y un semblante neutro por mi parte mientras sonreía victorioso por dentro, pues no sería buena idea regodearme de mis privilegios. —¿Algo más por decir? —pregunto lo más educado posible. —Tenga cuidado con su accionar señor Oz, le advierto que Borson no siempre estará para salvarlo y no solo eso, sino que también puede recaer un problema mayúsculo sobre usted si un paciente llega a quedar con alguna afección por su culpa, o peor, que fallezca —me levanté sin cambiar mi semblante, se notaba intimidada y a la vez furiosa. —Le sugiero que se ahorre sus palabras conmigo y mejor le de una charla a su personal, porque al parecer ellos siguen sin comprender que lo más importante es la vida del paciente, no mi accionar durante una emergencia. No me molesté en perder un minuto más de mi tiempo y volví a la habitación donde se encontraba mi pequeño, era el segundo día que estaba aquí internado, ha tenido varias recaídas donde debí intervenir pasando por encima de todos, incluso de Diggs y Renné quienes me habían hecho algunas advertencias para que los dejara hacer su trabajo, pero no es mi culpa, creo que cualquier padre o madre que le importe la vida de su hijo haría lo mismo teniendo los conocimientos que yo poseo, algo que ellos apoyan parcialmente mientras Raquel lo hace en su totalidad. Cada vez estoy más convencido que esa mujer está tan loca como yo o se contagió un poco de mi maldición con tantos encuentros que hemos tenido. —¡Excelente jugada Oz! —gritan detrás deteniendo mi andar. —¿Cuántas más piensas seguir haciendo como el protegido de Borson? ¿hasta que tu hijo muera? —Como siempre, Collins, es un deleite escuchar tu maravillosa voz —escupí con ironía sin molestarme en verlo. —No te hagas el imbécil conmigo que los dos sabemos perfectamente que no deberías hacer lo que haces, ni siquiera deberías estar en la universidad como si nada —exhalé pesadamente intentando contenerme. —Aquí el único imbécil eres tú, en vez de preocuparte por lo que hago deberías preocuparte por estudiar más, tus calificaciones son un asco igual que tus aportes —me giro viendo su enrojecido rostro lleno de envidia… como siempre… —¿Acaso la billetera de tu padre no alcanza para mejorar tus notas, o la universidad no puede dar más para no ponerse en evidencia? —ladeé una maquiavélica sonrisa al ver la ira consumirlo en el acto. —No eres más que un puto conserje muerto de hambre con guardián, pero ambos sabemos que no serías nadie sin el apoyo y el dinero de Borson —típico de estos idiotas al intentar dar en el ego cuando el suyo es lastimado. —Collins, pon a trabajar la única neurona que tienes y grábate algo, yo no necesito del dinero ni el apoyo de Borson para ser alguien porque ya tenía mucho terreno ganado sin él, en cambio tú... —repasé mi vista de arriba abajo a sus prendas de marca y su Rolex nuevo. —tú no eres nada ni nadie sin el dinero de tu familia, ni siquiera podrías sobrevivir un día sin la tarjeta de papi. Continué mi camino tranquilamente haciendo de oídos sordos a sus gritos, los cuales llamaron la atención de muchos al repetir el mismo discurso ridículo de siempre: que no tengo dinero, soy un conserje sin importancia, jamás seré nadie y un largo etcétera que no hace más que aburrirme. No obstante, en ese momento llega el jefe en turno de emergencias llamando su atención, lo peor de todo es que es uno de sus maestros y justo el que lo tiene en la mira pues va perdiendo su asignatura. Ben Collins es un idiota con todas sus letras, el típico niñato consentido de mamá, con un padre que tiene una enorme cuenta bancaria la cual hace crecer en Wall Street mientras folla con cuatro prostitutas al día (si el viagra se lo permite) y resuelve las cagadas de su hijo a la vez que mantiene a la esposa trofeo con la cual está casado. Desde julio, Collins me ha estado atosigando con el mismo tema al ver que he obtenido privilegios significativos gracias a Borson, siendo mi regreso a la universidad algo que lo molestó profundamente pues soy un becado con apoyo de un ricachón (seguramente más que su padre), que no tiene un céntimo en su cuenta bancaria (aunque según él no la tengo por ser pobre) y una exhausta lista de ridiculeces que me recuerdan a los idiotas abusivos del colegio. El motivo por el cual comenzó toda esta estúpida persecución fue porque me vio “coqueteando” con su “novia”, una chica que apenas y me había pedido unos apuntes de dos clases que vemos juntos, mismas que no comparte con él, pero lo que más le dolió fue que la chica lo humillara frente a todos diciendo que ella no era su novia, que solo se acostaba con él por su dinero y ya estaba cansada de sus celos obsesivos e incongruentes, rematando con un increíble beso que me tomó desprevenido, pero ni corto ni perezoso y como buen caballero, le seguí el juego metiendo la mano entre sus piernas, lo que me permitió obtener su teléfono, unas cuantas folladas y un favor que tengo pendiente por cobrarle. —¿De nuevo te abordó Collins? —pregunta Renné en cuanto ingresé a la habitación de Travis. —Por lo visto se escucharon los gritos hasta acá. —Solo un poco, pero fue una de las enfermeras la que me dijo —blanqueé los ojos al darme una idea de quién fue. —Deberías hablar con el decano para que le den solución a ese asunto. —No importa, por muy pesado que pueda resultar a veces, tampoco representa una amenaza para mí y no pienso malgastar una llamada en ese imbécil, mejor dime cómo sigue Travis. —Lo mejor que se puede, al menos la fiebre no ha regresado, no se ven indicios de una próxima recaída y en los últimos exámenes se ha mantenido con el conteo de leucocitos según lo que inyectaste. Me dolía demasiado ver a mi pequeño con ese tubo en la boca, solo tiene un año, no debería estar así, sino que debería estar en casa con la familia riendo, viendo sus películas favoritas, escuchando a Livi contarle un cuento o lo que sea… lo que sea menos esto. —Oz, sabes que no estoy de acuerdo en que uses a tu hijo como conejillo de indias, pero así como te digo lo malo y aquello con lo que no estoy a favor, también te diré que te admiro como padre, como hombre, como estudiante y futuro médico, realmente es increíble lo que has hecho en tan poco tiempo por él. —Es mi hijo, por él haría lo que sea —murmuré en lo que dejaba una delicada caricia en la cabellera oscura de mi pequeño. —Es por eso que te admiro tanto y… aunque no sea el momento más adecuado, quisiera ayudarles a ti y a Borson en la investigación si tú me lo permites. No pude evitar demostrar mi desconcierto ante su propuesta, es verdad que Renné siempre ha estado para mí apoyándome tanto como ha podido, pero que me diga algo de ese calibre aun cuando sabe que no estoy ni a mitad de camino de convertirme en médico, realmente me deja inquieto. —¿A qué se debe esto? ¿Acaso quieres pasar a la historia si logramos obtener un avance en el área? —Sí, no te negaré que desde esa perspectiva me mueve bastante el asunto, pero también quiero hacerlo porque no todos los días encuentras personas con tu pasión, no importa tu motivo, pero eres muy inteligente y alguien dispuesto a salir adelante. —Si entras a este juego tendrás que aceptar las consecuencias, es decir, si todos caemos en una demanda por cualquier daño o práctica, tu nombre y reputación se verán implicados. —Lo sé. —Y obviamente tendrás que aceptar los tratamientos de Travis aun cuando no estés a favor de lo que hago. —Lo sé. —¿Te das cuenta que estarás en campo minado si te unes a mí oficialmente? —Lo sé y afrontaré todo lo que venga, si quieres habla con Borson y preparen un contrato, incluso uno de confidencialidad o lo que sea que les dé garantías de mi participación. Había demasiada determinación en él y por lo que he conocido de su persona, sé que Renné no es el tipo de hombre que le gusta ensuciarse las manos tan fácilmente, así como también es alguien pegado al manual, siendo mi caso y el de Travis una enorme excepción a la regla. —Hablaré con Borson y le comentaré tu caso, en cuanto tengamos una decisión supongo que él te contactará. —Gracias. (…) En noventa y dos horas logré estabilizar a Travis en su totalidad, recién ayer retiré el respirador artificial dejándolo únicamente con la mascarilla de oxígeno, increíblemente su cuerpo respondió bien a la nueva medicación la cual tuvo unos cambios de último minuto ordenados por Borson, aunque debí darle el doble de la dosis acostumbrada de leucocitos, un chiste que por poco nos cuesta la salud a ambos el primer día por el alcohol que todavía tenía en mis venas esa mañana, además que no había probado bocado alguno en horas dejándome bastante débil, pero igual hice lo posible por mantenerme en pie auxiliado por una pequeña dosis de adrenalina que tomé de la bodega. También envié a Borson un informe completo con todo lo ocurrido con mi pequeño en el transcurrir de estos días para que sea anexado a la bitácora que él maneja allá, una a la que únicamente tenemos acceso él y yo. En cuanto a los chicos, en dos días trabajaron arduamente para conseguir todos los materiales junto a Clyde, logrando hacer el equipo más importante para tenerlo en casa donde podría continuar mi trabajo sin inconvenientes, también compraron lo primordial en caso que debiese intervenir urgentemente a Travis y según me informó Clyde, la iglesia le dio un apoyo extra para adquirir algunos equipos de monitoreo los cuales fueron mejorados por Isma. Realmente no sé por qué demonios acepté esa oferta a comer con él años atrás, pero hoy día me alegra haberlo hecho porque gracias a ese loco impulso tengo un gran apoyo conmigo, cinco personas que lo han dado todo por mi hijo y mi persona sin pedirnos nada a cambio. Respecto al caso de Renné, hablé con Borson comentándole la situación y él dijo que lo investigaría a fondo para saber si valdría la pena o no, la verdad me daba igual si lo contrataba, pero debía mantener a la gente cerca en caso de necesitar moverme aquí anónimamente y él siendo el jefe del departamento de oncología me daba varios beneficios instantáneos. Me pesó no poder disfrutar el fin de semana con los chicos como quería, pero al menos les agradezco enormemente que nos apoyaran tanto con un trabajo que no les correspondía en tiempo récord, además que se turnaron para visitarnos pasando tiempo con nosotros, de esa manera podíamos compartir un poco más entre charlas de todo tipo. —Oz, aquí están los resultados —informa Raquel con documentos en mano. Reviso todo detalladamente quedando más tranquilo al saber que hoy mismo podíamos darle el alta a mi pequeño. —Me alegra saber que son buenas noticias —menciona al verme más tranquilo. —A mí también, gracias por tu apoyo estos días. —No te preocupes, bien sabes que un capital extra no cae mal, aunque… si vuelves a darme una noche en el mismo hotel no me quejaré —ronronea provocativa levantando mis ganas. —Dale por hecho. Definitivamente debo llevarla de nuevo, esa noche quedó inconclusa al tener que volver a casa temprano y también porque había acordado ir al cuarto de Marc para el encuentro. —Es una lástima no haber participado con Livi y Marcus ¿Estuvo divertido? —Más de lo que te puedas imaginar, pero no te desanimes, quizás pueda convencerlos más delante de otro encuentro, o quizás tomemos a Isma y Barb quienes tienen más experiencia. —Sea cual sea, avísame. Da un vistazo alrededor y se acerca introduciendo su mano en mi sudadera, como siempre, sus gestos levantan a la perfección mi ánimo en lo que restriega sus tetas en mi pecho dándome una mejor panorámica. —¿A qué hora estás libre? —Considerando los resultados, yo diría que en dos horas tomaré un baño y podrías decirle a Livi o Samuel que venga a cuidar a Travis en lo que tú te cambias. Por eso me encanta esa mujer, siempre saca unos minutos para calmar mi lujuria.
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