58. IDENTIDAD

2834 Words
Junio Oz Debo admitir que vivir con los Clyde nos dio un giro bastante grande en la vida, el viejo nos enseñó a vestir adecuadamente para ocasiones formales y nos dio una lección para tratar de mejor forma a las personas, pero se sorprendió al ver que Isma y yo teníamos talento para ganarnos la confianza de otros con una buena máscara, lo que nos ayudó a la hora de obtener y mantener los empleos. Hace un par de meses le ofrecieron uno a Isma en otro taller de autos donde le pagan mejor, en mi caso seguía como conserje en un hospital, en ocasiones era bastante duro, sobre todo al haber días tan agitados en urgencias o cuando había muchas cirugías, la exigencia en la limpieza era muy alta por obvias razones y había que tener cuidado con todo. Debo admitir que aunque sea un trabajo sucio, éste me permitió encontrar una carrera que despertó mi interés, así que solía acercarme mucho al personal médico, escuchaba los casos, el lenguaje técnico y observaba a detalle las intervenciones aprendiendo tanto como fuese posible. Al final terminé siendo muy riguroso con la limpieza en mi entorno y conmigo mismo, no era un obsesivo maniático (ya sería el colmo anexarle otra cosa a mi historial psiquiátrico), pero sí me gustaba todo ordenado y limpio, lo que ayudaba mucho en casa. Isma por su parte se enamoró más de la ingeniería y aprendía en el taller más cosas, encontrando por su parte el gusto en la ingeniería mecatrónica y electrónica, lo que iba perfecto con su gusto por la construcción de cosas. Clyde solía aconsejarnos a los cinco sobre la vida, el futuro y nos alentaba a siempre seguir adelante sin importar cuán difícil sea, se aseguraba de que estuviéramos bien y de vez en cuando nos sorprendía con algún regalo sin importar si hacíamos algo bueno o no, pero era una manera de alentarnos que nos hacía sentir bien a los chicos y a mí. —Oz, Clyde dice que no tardes, quiere tomar algunas fotos antes de irnos y Bonny está desesperada porque no quiere arruinar su peinado, así que apresúrate —dice Marc. Doy los últimos arreglos a mi vestimenta, aplico la colonia que Livi me regaló de grado y observo mi reflejo una última vez en el espejo, el otro mes cumpliré dieciocho años y si llegan a darnos las becas que solicitamos, entonces nuestras vidas cambiarán rotundamente. Levanto mi vista hasta las fotografías que tomamos en los cumpleaños de Isma y Marc y me pregunto si seguiremos siendo tan unidos después de esto. Quizás lo peor es aferrarse a algo o alguien cuando se sabe que nada es para siempre. Salgo de la habitación con todo listo dejando de lado esas ideas, Clyde toma las fotografías y nos dirigimos rumbo a la graduación de los cuatro. La ceremonia se realizó sin inconvenientes, muy aburridora, nos entregaron el cartón y más fotos con felicitaciones se hicieron presentes, luego fuimos a un restaurante elegante para celebrar, cuenta pagada por Clyde como regalo para todos. —Estoy muy orgulloso de ustedes chicos, sus notas fueron las mejores, salieron condecorados y entre los mejores puestos, ahora esperemos los resultados de su esfuerzo para la beca, aunque sé que también lo conseguirán con éxito. —Es cierto, felicitaciones a los cuatro, pero lo único que me dejó intrigada fue cuando llamaron a Oz para recibir el diploma porque no dijeron el nombre completo —comenta Livi perspicaz. Todos caen en cuenta del hecho gracias a ella y comienzan las preguntas, pero yo me hago el desentendido en lo que sigo comiendo como si nada. —Deja de actuar y suéltalo Oz —presiona Marc en lo que bebo mi jugo. —No hay mucho por decir, solo fue un error del sistema según me dijeron pero ya lo arreglaré después, por ahora les dije que no importaba y que mientras tanto lo recibiría de esa forma para evitarles una vergüenza frente a todos por su incompetencia. —Debes tener más cuidado con esas cosas sobre todo al ir a la universidad, allá puede salirte caro ese chiste —comenta Clyde. —No si el error es de ellos, yo no tengo la culpa de que no tengan organizados los registros de los estudiantes, ni mucho menos que dejen entrar a cualquiera allá. Los chicos se quedan viéndome inquisitivos, pero en especial Livi e Isma al sospechar que algo hice para que eso ocurriera, no dijimos más y Clyde dejó el tema de lado. Finalizado el almuerzo nos fuimos a casa donde había unos obsequios en la sala para todos, el primero fue para Bonny, que era una pulsera con unos dijes pequeños de estrellas y otros dos a Isma y Marc que eran unos relojes elegantes. Según dijo Clyde, era un obsequio que se da en la familia como tradición, pero al no tener uno para ellos, él quiso empezar su propia tradición con estos y más importante aún, para que no olvidaran que siempre pueden conseguir lo que se propongan. Todos se veían felices con sus obsequios en lo que Livi y yo los veíamos orgullosos por sus logros, entonces Clyde presiona mi hombro y me da una señal con su cabeza para que lo siga, creí que me pondría a preparar la cena desde temprano o a darme una retahíla por lo ocurrido con el nombre, pero en vez de eso nos dirigimos al estudio quedando a puerta cerrada. Fue extraño verlo tan serio y a la vez un poco inquieto, él no dijo nada y se limitó a sacar una pequeña caja de su bolsillo. —Viejo ya te he dicho que no eres mi tipo, no tienes miles de millones en el banco ni me tienes en tu testamento, así que no me casaré contigo. —Por una vez deja de actuar como un idiota y tómalo —contestó firme. Tomé la caja encontrando un anillo un poco grueso, estaba grabado con una estrella de seis puntas y un decorado extra alrededor. —Este anillo es entregado al primer descendiente varón de la familia Clyde cuando va a casarse; adjunto a la inicial de la persona que lo recibe, pero quiero dártelo para que siempre recuerdes que eres un mejor hombre de lo que piensas y no un psicópata solitario sin hogar ni familia, porque esta es tu familia y todos estamos orgullosos de ti. —Viejo creo que esto se lo merece Marc o Isma, además, es una reliquia familiar y yo no pertenezco a esta familia. —Sí perteneces Oz, en estos meses has demostrado el increíble hombre que eres, has trabajado duro cada día, te esforzaste en la escuela consiguiendo el primer lugar entre todo el cuerpo estudiantil y cuidas día a día de nosotros sin importar cuán agotado estés. Eso hace un hombre de verdad, ser mejor para sí mismo y para su familia. —Claro que no, solo cumplo con mi parte del acuerdo, me dijiste que hiciera todas esas cosas a cambio de tu ayuda y tampoco era difícil. —Te recuerdo que fuiste el primero en la escuela y todas tus notas fueron perfectas, sin excepciones. —Tampoco es la gran cosa, solo era leer y responder las estupideces que ponían los docentes —él ríe en lo que niega con su cabeza y da una palmada en mi hombro fraternal. —Tienes una mente brillante Oz, no has empezado tu carrera de medicina y ya lees y comprendes libros de último año, términos que a muchos se les dificulta y tu competencia directa en matemáticas es la ganadora a nivel estatal, mi nieta Livi... Si quieres puedo seguir, pero quiero que comprendas que lo que digo es verdad y tú mereces llevar este anillo. Me sentía confundido, me es imposible de creer que una persona tenga fe en alguien como yo, o al menos un adulto. —Tómalo Clyde, espera a que una de las chicas tenga un hijo y se lo entregas, pero yo no debo tenerlo. —Muy tarde porque ya grabé tu inicial en el anillo y ahora te pertenece. Lo saca del estuche mostrándome en la parte interna varias iniciales, pero en la última aparece claramente la letra “O” —Desde mi bisabuelo hasta mi hijo tienen grabadas sus iniciales y ahora está la tuya, así como también le anexé algo más. Muestra mejor el grabado principal de la estrella y es cuando detallo por primera vez que tiene marcado el apellido “Clyde” de un lado, y junto a este se encuentra también marcado “Oz”. Mentiría si dijera que no tenía el estómago revuelto por todo esto y que mi cabeza me taladraba con miles de pensamientos confusos, pero por segunda vez en mi vida me sentí como un idiota por tener mi nombre. —Te pagaré el arreglo del anillo para eliminar eso y regresártelo, lo siento, pero no deberías tener una mentira en algo tan importante. —¿Crees que no sé que el nombre de Oz te lo inventaste y que muy seguramente fuiste el causante del cambio en los papeles y el registro estudiantil? —ríe en lo que niega con su cabeza. —Hijo, sé perfectamente que esa estupidez de Richard Oz es una mentira total, así como también sé que manejas doble identificación falsa, pero si quieres puedo poner tu falso nombre oficial, ya sabes, el mismo con el que firmas los papeles realmente importantes bajo el título de… —¡BIEN! ¡De acuerdo, ya entendí! Te colaste en el sistema y lo descubriste, felicitaciones, ahora cállate que no quiero que los chicos se enteren. —¿Y por qué no? Tampoco es que sea ridículo ni nada por el estilo. —Sé que no lo es por algo lo tengo, pero quiero que se mantenga así, ya sabes, un poco de misterio no les cae mal —los dos reímos cómplices haciendo más ameno el momento y calmando la ansiedad que se había producido en mí. —¿Entonces? —pregunta una vez calmamos las risas. Ahora sé a quién le sacó Livi su cálida sonrisa sincera. —De acuerdo, lo aceptaré, pero no esperes que lo use —vuelve a reír viéndome orgulloso. —Sé que algún día lo harás, igual que tu hijo, tu nieto y los que vengan después, y sí, sé que no quieres tener hijos, pero quiero seguir guardando la esperanza de que ocurrirá, ahora vamos con los demás. No sabría describir con exactitud esta sensación, o quizás sea que me esté negando a los hechos, pero tal vez no fue tan mala idea aceptar quedarme con ellos… tan solo espero no arrepentirme más adelante. (…) 10:58pm Llevábamos un par de horas tomando algunas cervezas para celebrar el grado, Livi, como era de esperarse, nos acompañó con gaseosa mientras se resguardaba en los brazos de su amado Marc, los dos son tan dulces que terminas con un coma diabético solo de verlos tan enamorados. Por otra parte, la pareja indecisa estaba cada uno a mi lado devorándose de vez en cuando con la mirada, pero igual seguían sin dar un paso firme por estupideces sin sentido. —Oz ¿Cuándo tendrás una novia para que salgamos los seis? —pregunta Livi para presionar a Isma y Bonny. —Lamento decepcionarte, pero eso no pasará, lo máximo que conocerán será a mis amantes. —Claro que no, sé que hay una chica tan loca como tú esperándote y si no te apresuras puedes llegar a perderla. —No hay ninguna para mí. —Claro que sí y cuando la encuentres serás puro amor con ella, tanto, que incluso te cambiará la mirada al verla y colocarás una sonrisa de idiota —comenta Bonny divertida. —es más, estoy segura que incluso le pondrás algún mote cariñoso a tu chica. —Seguro, le pondré alguno que combine con el tuyo —todos reímos en lo que damos otro trago a las bebidas. —A todas estas ¿Por qué te dicen Bonny? —Livi ríe recordando algo a lo que Bonny le da un golpe en la pierna diciendo que se calle. —Cuando era una niña tenia los dientes salidos, además de que era muy inquieta y según el abuelo más me parecía a un conejo, pero el tema es que cada vez que escribía mi apodo en un dibujo la u parecía una o, así que al final se quedó como Bonny. —¿Y a ustedes par de tórtolos? —pregunta Isma. —El mío no tiene historia, es solo un diminutivo de mi nombre y ya —contesta Livi sin más. —Yo paso, prefiero no recordarlo. Todos sonreímos con maldad y le insistimos a Marc para que nos cuente hasta que él finalmente se rinde ante la presión y habla. —Son unos pesados, bien, fue el idiota de mi primo, cuando era niño tenia el cabello más largo y se burlaba de mí llamándome esponja metálica hasta que un día yo mismo me corté el cabello, fin de la historia, ahora tú Isma. —En mi caso no hay nada, no era cercano a mis parientes y mi madre no me tenia un apodo en especial. —Te estas guardando algo más, dinos Marc —insistí al ver que había cortado la historia tajante, además de que no quería que Isma se hundiera en esos recuerdos. —No hay más y deja de insistir, mejor dinos de dónde salió el nombre de Oz, porque yo sé que ese no es tu verdadero nombre. —Creí que ese era tu nombre, entonces ¿cuál es? —pregunta Livi aumentando la tensión en mí provocada por Marc. Miré a Isma a sabiendas de que ambos revivíamos el mismo recuerdo de esos días en su casa. —Habla Oz ¿Cuál es tu verdadero nombre y por qué escogiste llamarte así? Encendí un cigarrillo y bebí un trago para tomar impulso. —No es un secreto que mi primer amigo fue Isma y que esos días que nos conocimos fueron… caóticos para ambos... —era evidente que él recordaba esos días tan difíciles para nosotros al beber como lo hacía y tensionar su mandíbula con fuerza. —Su madre Becca me dejó pasar la noche en casa de ellos y cuando debí presentarme, vi la portada de un disco de Ozzy Osborne, pero solo alcancé a ver la palabra Oz, eso, combinado con un libro que había leído donde un ilusionista se hacía pasar por el mago de Oz, hizo un click en mí, no quería que nadie supiera algo de mi realidad y mentí rápidamente pensando que evitaría más preguntas de ella. No quería que el buen momento que pasábamos se tornara melancólico, pero es inevitable que no resultara de esa forma si debía tocar ese tema, de todas formas, creo que mi tono de voz y el semblante que teníamos Isma y yo hizo que ellos evitarán hacer más preguntas de lo ocurrido en aquella época. —Pero no puedes llamarte solo Oz, en la escuela están los registros y también tienes tu identificación —solté una sonrisa perversa al escuchar a Livi. —Cabe aclarar que Oz es mi apellido y no el nombre y en mi identificación aparece un nombre falso, pero en los registros de la escuela tengo otro. —Eso es imposible, la escuela tiene copias de certificados y demás. —Sí Bonny, certificados que falsifiqué después de huir de casa y tengo dos tarjetas de identificación falsas para efectos prácticos con la policía, tiempo atrás Isma y yo nos metíamos en muchos problemas y debí sacar unos falsos para nosotros, así evitaríamos quedar en los registros de ellos. —El crimen perfecto —alardea Isma chocando nuestros envases. —Ustedes dos son el colmo, pero eso no responde mi pregunta y ahora acabas de generar otra ¿cuáles son tus nombres falsos y el real? —Deja la curiosidad Livi, recuerda lo que le pasó al gato. —Ja, ja, ja, qué gracioso —ríe sarcástica. —dinos tu nombre Oz. —En el registro de la escuela aparezco como Richard Oz al igual que en la identificación que siempre paso a la policía, pero en la oficial hay otro nombre. —Que es… —insiste Bonny. Me quedé mirando a cada uno de los presentes muy serio, bebí mi cerveza saboreando cada trago que pasaba por mi garganta y di una profunda calada al cigarrillo, repaso nuevamente el rostro de las chicas y suelto el humo generando más intriga al asunto. —Ya deja esa actitud y suéltalo Oz —insistió Livi un poco frustrada haciéndome reír. —Si te portas bien, quizás algún día te diga mi nombre falso. —Bien, igual no importa, dime el verdadero —chasqueé mi lengua y ladeé una sonrisa perversa. —Jamás lo sabrás nena.
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