27. ELLA ES UNA SKJALDMÖ

2993 Words
NOTA: Para una mejor comprensión dejo de antemano el significado de las palabras.Jarl: hombre que posee el equivalente a un título de conde o duque, las personas con este rango eran los que lideraban las batallas y los pueblos bajo su mando, el único que podía estar por encima de ellos era el rey (konungr).Ringkvinna: apelativo otorgado a las mujeres viudas y solteras que heredaban la posición de cabeza del clan familiar cuando no había un hombre que tomase este puesto, (padre o hermano) asumiendo esta los derechos y obligaciones asociadas al título.Skjaldmö: nombre con el cual eran conocidas las doncellas escuderas que participaban en las batallas, saqueos y conquistas junto a los hombres, éstas eran partícipes bien sea por huir de un matrimonio arreglado o porque dicha familia no poseía un hombre que fuese a la guerra. ------- Al suroccidente de Noruega y siendo uno de los brazos del fiordo de Sogn o Sognefjorden, el cual es bañado por las frías y místicas aguas del mar del norte, se encuentra el Fiordo de Nærøy o Nærøyfjorden, donde yace escondido una de las pocas aldeas vikingas modernas que ha prevalecido hasta la actualidad. Estos son sitios turísticos en los que se debe hacer una reserva especial, puesto que el número de personas es limitado y también se acomoda a los planes que estas cancelen. En el lugar viven personas día a día como lo hicieron sus ancestros, son comunidades que desean mantener viva esa herencia para transmitirla al mundo y que esta a su vez sea transmitida de generación en generación… o al menos eso repitieron hasta el cansancio, tanto, que al día de hoy puedo hacerles propaganda de la cantidad de veces que debí escuchar esas estupideces. Es cierto que respeto las creencias de terceros, pero tengo mis límites para soportar la verborrea de las personas. El primer día que por fin llegamos a la aldea estábamos bastante agotados, la verdad no teníamos fuerza para hacer nada excepto darnos un baño y dormir, puesto que el día previo estuvimos haciendo senderismo al norte de Sognefjorden, más exactamente desde Fjærland hasta Skjolden, obviamente este recorrido lo podíamos hacer fácil y rápidamente en auto, pero el objetivo era disfrutar de la naturaleza. Lo otro, es que esa mañana despertamos tras dormir solo tres horas; para después hacer un recorrido en bicicletas acuáticas desde Skjolden hasta Nærøyfjorden. La verdad es que al llegar no nos fijamos en nada ni nadie, lo único que hicimos fue bajar nuestras cosas y buscar a alguien para que nos llevase a nuestro hospedaje, pero las cosas no salieron precisamente como las esperábamos. Para empezar, se suponía que debía haber un traductor esperando por nosotros, el cual no estaba ya que este había enfermado, así que debimos rebuscarnos la manera de hacernos entender con las personas de ahí. La ventaja es que tanto ella como yo habíamos prestado atención al idioma e interactuamos para aprender frases y demás por si teníamos algún inconveniente. Otra ventaja es que a los pocos minutos llegó una joven que sí hablaba nuestro idioma, ella muy amable nos fue guiando por el lugar hasta que llegamos a la casa que nos hospedaríamos, encendió la chimenea para que calentara el lugar en lo que nosotros dejábamos nuestras cosas y le preguntábamos dónde estaban los baños para ducharnos, ella nos dijo que había un baño comunitario el cual estaba dividido para hombres y mujeres, algo que nos fastidió bastante. La joven llamada Arlea nos dio algunas indicaciones generales, cosas que de haber tenido más fuerza o ánimo habríamos recordado rápidamente. A pesar de todo tomamos algunas cosas y nos fuimos a los baños, me sentía tan extraño al tener esta división entre nosotros, pero a la vez era estúpido sentirme así considerando que estaba a solo unos pasos. Una vez listo salí del lugar, creí que la encontraría esperándome sentada o que estaría a punto de salir, pero en vez de eso veo que la tienen rodeada algunos sujetos, Arlea ve la situación a lo lejos e intenta detenerlos, se ve muy preocupada, pero le hago una señal para que venga a mi lado e indico que me traduzca lo que ellos dicen. —Bueno… ellos están… —habla un poco nerviosa, poso una mano en su hombro y hablo tranquilo. —No te preocupes que todo estará bien, tan solo dime lo que le dicen. —Ellos están regañándola por su vestimenta, dicen que las mujeres no deben mostrar la piel y que su familia no le ha enseñado buenos valores. Su tono de voz fue suficiente para que Rag escuchase, se acercó a uno de ellos tomando el cuchillo que éste traía en su cintura y en menos de cinco minutos los derribó, subiendo al abdomen del tercero y dejando el filo en su garganta con una mirada como solo la mismísima muerte podría dar. Muchos se acercaron atónitos para ver lo que ocurría, el sujeto intenta librarse de su agarre y mi pequeña luna logra bloquearlo para que no se mueva. Hago una señal a Arlea para que me siga hasta donde están ellos y Rag me observa presionando más el arma en la yugular. —Por favor dile a este hombre que se disculpe con ella por lo que dijo —indiqué a Arlea, quien no tarda en traducirle a lo que él responde de inmediato. —Dice que no se va a disculpar, ustedes son los que están en tierra ajena y deben acatar las normas del lugar o serán sometidos como esclavos. —Mala elección de palabras. En cuanto digo eso mi pequeña golpea el estómago de él y da otro golpe en su rostro con el mango del cuchillo. —Última oportunidad Arlea, solo queremos una disculpa y daremos esto por terminado. Ella le insiste en sus palabras pues no me traduce de inmediato la respuesta de él, está bastante angustiada. Es en ese momento que Rag se desespera por todo y mueve el cuchillo como si fuese a clavarlo sobre él, todos dan un grito horrorizados ante la escena y el sujeto cierra los ojos, pero mi pequeña deja la punta clavada en el césped y el filo inclinado hacia la garganta de él, un hilo de sangre va corriendo por su cuello y entonces ella dice algo en el idioma de ellos que desconcierta a todos. —Te crees la gran cosa, pero no eres nada, hablas de valores familiares y te llenas la boca insultando a mi familia y mi persona, pero te metiste con la equivocada porque yo no soy como cualquier otra estúpida a la cual puedes ofender. —No sabía que ella hablara el idioma —dice la joven sorprendida. —Aprendimos algunas cosas en el camino, pero todavía no lo dominamos -contesté con orgullo. —Y por lo visto también la entrenaron muy bien, nunca había conocido a una Skjaldmö como ella, es impresionante. Iba a responder al comentario, cuando escuchamos a un hombre gritar a lo lejos llamando la atención de todos. —¡Es suficiente! Este se abre paso entre la multitud hasta llegar a nosotros, ordena a Rag alejarse del hombre, pero no lo hace, sigue tan enfadada que no la culpo ni me molestaré tampoco en detenerla. —¿Quién es usted? —pregunto al saber que él habla nuestro idioma. —¿Quiénes son ustedes? —Hemos venido a pasar unos días aquí, llegamos hace media hora y la joven Arlea nos está haciendo el favor de servir como traductora ya que la persona encargada no pudo asistir. —¿Y eso es motivo para provocar una pelea en este lugar? —Fueron sus hombres los que ocasionaron el dilema, ella y yo estábamos tomando un baño para irnos a dormir y estas personas la interceptaron. Ellos intercambian palabras, según la joven, el jarl (es decir, el hombre que apareció) reclama al sujeto por su comportamiento y solicita a Rag que se levante para solucionar esto de otra forma. Ella se levanta tomando el cuchillo y llegando a mi lado sin quitar esa expresión inerte. —No lo tome a mal, pero si no le importa lo mejor será que nos retiremos a descansar y después solucionaremos el problema, al menos les dará el tiempo suficiente a ellos de planear una disculpa adecuada. —Los problemas hay que resolverlos cuanto antes —dice algo molesto y mi nula paciencia llegó a su límite. —No le pregunté si quería darnos la oportunidad, le estoy diciendo lo que se hará y si no le gusta; entonces mi pequeña y yo desataremos un horror en este lugar contra sus hombres. —Como visitantes solo deseamos descansar, pero si es una guerra lo que quieren, es una guerra lo que tendrán —menciona ella con mucha frialdad en su voz. Tomé la mano de Rag para irnos rumbo a la casa que nos hospedaremos, no obstante, varios hombres nos rodean dispuestos a provocar el caos aquí. Miro a mi pequeña llegando al acuerdo de desatar la misma oscuridad contra ellos, pues si hay algo que nunca se debe hacer es provocarnos cuando más agotados nos encontramos, ese es un punto peligroso para alguien demente. —¿Dormiremos después de esto? —Te lo prometo, pero primero vamos a llegar hasta la cama —asintió con la cabeza y miramos a nuestro alrededor. —Arlea, ¡esta pelea será real o falsa? No sabía ni qué responder, estaba tan nerviosa que por dos segundos sentí pena por ella. Sin saber qué hacer, mi pequeña y yo nos preparamos, indicamos que nada de muertos, solo heridos y salimos corriendo siendo aquel cuchillo la única arma que estaba en nuestro poder. Hábilmente logramos golpearlos, las heridas con el arma son superficiales y ambos nos encargamos de desarmar a un par apoderándonos de sus espadas, no éramos expertos en el campo, pero sí habíamos practicado un poco cuando hicimos la escena de una película en mi casa. Era tan entretenido todo que por un instante me olvidé del cansancio, en especial cuando la veía a ella apoyarse en mí y golpeábamos juntos a alguien. En pocos minutos todos fueron derrotados, miramos amenazantes al jarl y arrojamos las armas quedándonos únicamente con el cuchillo, tomamos nuestras manos y luego nos fuimos a la cabaña sin decir una palabra a nadie. Una vez dentro nos cambiamos y lavamos nuestras manos para retirar la sangre y tierra restantes de la pelea. —De haber dormido más esto se habría solucionado de otra forma. —Igual me gustó compartir este momento contigo, un poco de adrenalina nunca nos cae mal pequeña ¿o acaso me dirás que no te divertiste? —digo mientras me siento al borde de la cama. Ella me mira traviesa con esa mordida, le extiendo mi brazo el cual toma sin dudar y la atraigo dejándola entre mis piernas. —Eso solo confirma lo que digo mi pequeña luna, te gustó hacerlo. —Solo porque estabas tú. Sonreí emocionado y la abracé escondiendo mi rostro en su cuello, se sentía tan bien tenerla entre mis brazos que no dudé en hacerle cosquillas en esa zona aprovechando que mi barba estaba un poco crecida, ella ríe alegrando mi corazón y nos separamos un poco diciendo todo con la mirada. —Vamos a dormir mi pequeña, después veremos qué hacer con todo esto. Retiramos nuestras prendas como siempre y nos acostamos abrazados sintiendo la piel del otro bajo esa cobija de pelaje, se veía tan hermosa sobre su cuerpo que algunas ideas llegaron a cruzarse en mi mente generando un próximo regalo que mandaría a hacer para ella. (…) Para las tres de la tarde estábamos nuevamente de pie y arreglados para solucionar todos los inconvenientes, sin duda necesitábamos esas horas de sueño con urgencia. En cuanto salimos todos se nos quedaron viendo, estaban dudosos y asustados, murmuraban mil cosas, hasta parecía una cacería de brujas. —Oz si esto se pone peor tendremos que quejarnos fuertemente. —Esperemos que esto se solucione hoy mismo por las buenas, la verdad quiero pasar unos días en este lugar. Vamos tomados de la mano para buscar a Arlea, la cual encontramos cerca del lago dando de comer a algunos animales. Nos saludamos y le pedimos que nos aclare la situación antes de hacer cualquier movimiento, estuvimos hablando con ella alrededor de una hora, comimos los tres juntos cerca del lugar y nos armamos con un plan ante diversos escenarios que pudieran presentarse. Con todo listo nos fuimos a ver al jarl, Arlea optó por acompañarnos en caso de ser necesario, ella de alguna forma se había sentido mal por lo ocurrido puesto que uno de los sujetos que molestó a Rag era su hermano menor, algo que la disgustó demasiado y más al ver todo lo ocurrido en primera fila. Al llegar a una cabaña bastante grande, Arlea solicita a los guardias que nos dejen ingresar, ellos al igual que todos sus habitantes ya sabían lo ocurrido con nosotros, así que uno de ellos ingresó y al poco tiempo volvió dándonos el permiso para entrar, basta decir que todos los que nos veían en ese lugar tenían ganas de asesinarnos, pero ninguno de nosotros se sintió intimidado ante nadie. Continuamos el trayecto hasta llegar a una sala donde se encontraba el jarl sentado discutiendo con otros hombres, todos se pusieron alerta en cuanto nos acercamos y su líder da una señal con la mano para que bajen las armas, seguido a esto, da otra señal para que los tres nos acerquemos y tomemos asiento frente a él. —Antes que nada, quiero que todos nos dejen a solas —dice el sujeto, pero nadie parece querer acatar la orden, lo que termina por enfurecerlo. —¡¿Acaso no escucharon?! ¡Afuera todos! Con eso último todos los que estaban en la sala se fueron dejándonos a los cuatro a solas. —Tú también Arlea, retírate. —Disculpe señor, si me lo permite quisiera quedarme, tal vez existan algunas dificultades en el idioma para todos, además de que me siento responsable de dar la cara por lo que hizo mi hermano menor, sabe que es mi deber como Ringkvinna. —De acuerdo, pero que quede claro que lo permitiré únicamente porque tu padre fue un gran hombre para esta comunidad. —Gracias señor. —En cuanto a ustedes dos, estuve hablando con los tres involucrados sobre lo ocurrido y tengo entendido que todo el asunto fue por usted jovencita. Según decían ellos le estaban explicando que la vestimenta que traía no era la adecuada y por lo que vi, así fue. Deben comprender que en este lugar hay reglas que todos deben acatar —Y por eso no tenemos ningún problema, no obstante, también sus hombres debían comprender que recién habíamos llegado, yo salía del baño y no saqué toda mi ropa porque no me iba a pasear por todo el lugar, sino que iba a dormir —responde Rag bastante firme. —¿Y si estaba de acuerdo, entonces por qué los atacó de esa forma? —Porque no voy a permitir que insulten mi persona y mucho menos a mi familia, ellos nos faltaron el respeto primero cuando no hice ninguna provocación, pero no solo eso, sino que entre tres hombres mucho mayores acorralaron a una niña como si fuera una amenaza. —¿Y no lo es? —Antes de que ellos abrieran la boca no lo era —responde tan descaradamente obvia que debí morderme la lengua para no reír. —Como le dije no provoqué a nadie, solo esperaba a Oz para irnos a dormir, pero si se fija bien la vestimenta que traigo en este momento es una muy diferente a la de esta mañana. Y en efecto así es, esta mañana tenía una licra que llegaba hasta la rodilla y una camiseta sin mangas, a pesar del frío que hacía teníamos mucho calor por el ejercicio realizado, ahora en cambio vestía con un atuendo diferente, jean gris, botas militares, camiseta negra y un gabán n***o. —Eso lo puedo ver bien, no es la vestimenta propia de las mujeres de aquí, pero al menos no quebranta las normas y es más aceptable en el caso de ustedes por ser visitantes. —Señor, nosotros no queremos causar problemas a nadie, solo queremos disfrutar de la estadía en este lugar, convivir entre ustedes unos días y aprender más de su estilo de vida, pero debe comprender que no estamos dispuestos a continuar en este lugar sin recibir como mínimo una disculpa y una compensación por los daños causados a Oz y a mí. Es increíble esa propiedad al hablar, no sé si es de ella como tal, lo aprendió conmigo o con Marcus, pero es fascinante verla y escucharla. —Y ustedes también deben comprender que los daños ocasionados tampoco quedarán olvidados por la comunidad. —Entonces lleguemos a un punto medio donde todos podamos obtener una ganancia —dije. —¿Qué propone? —Nosotros repararemos los daños y pagaremos por los mismos, serviremos a la comunidad en lo que sea necesario, ambos poseemos conocimientos y habilidades que pueden ser de utilidad a su pueblo, pero a cambio, los tres involucrados nos ofrecerán una disculpa pública por lo que hicieron, ustedes compartirán conocimientos con nosotros en diversas áreas sin crítica alguna a ella o a mí y quiero también que sus mejores guerreros la entrenen. Ellos se quedan mirándome bastante sorprendidos, la verdad es que mis exigencias no eran la gran cosa, pero quería sacar el mayor provecho a este lugar y sé que ella ansiaba aprender tanto como yo. Fue así como tardamos una hora en una extensa conversación para negociar los conocimientos que ellos nos darían, el trabajo al cual seríamos sometidos y otra serie de detalles un poco estúpidos, pero todo con tal de quedarnos y vivir la experiencia tranquilos.
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