84. INESPERADO I

2385 Words
Oz Llegamos los cuatro al bar que ya estaba atiborrado de gente, entregué a cada uno sus antifaces que era un requisito en la fiesta y nos fuimos a la mesa que había apartado para todos, solicité una botella de Jack reserva especial para los tres, algunas botellas de agua y un coctel suave para Livi, es la primera vez que tomaría alcohol, así que lo mejor era empezar con algo ligero para ella, lo bueno es que conocía bien sus gustos y quedó encantada con la bebida que escogí en su nombre. —Propongo un brindis por todos ustedes, porque han sido los mejores amigos y hermanos que jamás creí tener y a ti Livi, por ser una increíble mujer que me ha apoyado incondicionalmente en este tiempo. Todos estaban tan felices con mis palabras, que me hacía una clara idea de lo que pasaba por sus cabezas, pues esto se vio reflejado en sus rostros al brindar conmigo. Los minutos fueron transcurriendo, los tragos iban y venían, la pista de baile fue el centro de los cuatro donde todos dejamos los malos momentos y las tristezas a un lado, Isma y yo no perdimos la oportunidad de bailar con Livi donde yo aprovechaba para mofarme de Marc, pero él en medio de sus caras de fastidio estaba tranquilo conmigo. Igual Isma y yo conseguimos un par de chicas para pasar la noche tanto en la pista como en la mesa, las cosas se mantuvieron en el mejor ambiente hasta que mi chica se sentó en mis piernas generando varios roces que despertaron mi calor por completo. En un punto la acompañé al baño donde encontramos a una mujer retocando su maquillaje, poco nos importó su presencia y levanté a… como sea que se llame, sobre el lavabo devorando su cuello con necesidad y abrió sus piernas dándome paso mientras sus manos me masturbaban sobre la tela. —Si tanto lo deseas también puedes participar —mencioné a la rubia que estaba a nuestro lado. Ella se lo piensa un poco, mis manos se escabullen entre las piernas de… maldición, digámosle Sasha para efectos prácticos, retiré su braga guardándola en mi pantalón e introduje unos dedos en ella haciendo que soltara un gemido, todo sin que yo apartara mi vista de la rubia a mi lado quien se acerca a mí intentando besarme, pero rápidamente la esquivo para atacar su cuello en lo que mi otra mano se desplazaba en su pierna agarrando con fuerza su trasero. Intensifiqué la penetración que le hacía a la castaña y a la rubia la invadí de la misma forma al ella levantar su pierna apoyándola en mi cuerpo. Dos increíbles mujeres en un baño y esto era el jodido paraíso. No me hice esperar más y coloqué a las dos de rodillas disfrutando de sus lenguas en simultáneo, en ese momento ingresa Isma con la mujer que estaba encontrándonos en la escena, ambos sonreímos cómplices y levantó a su acompañante llevándola contra la pared, dicho acto incrementó más mis ganas haciendo que me corriera en el rostro de ambas, pero esta bestia seguía con hambre. Las ayudé a levantarse, coloqué el condón y penetré a la rubia de un golpe quien le hacía un oral a la castaña que estaba nuevamente en el lavabo, los gemidos de las tres era la puta gloria poniéndome más duro que antes. Ante la ardiente mirada de la castaña, tomé a la rubia del cabello levantando su cabeza, bajé el vestido de la otra exponiendo sus tetas que, aunque no eran muy grandes, sí estabas duras, igual, tetas son tetas y no se niega ninguna sin importar la forma o el tamaño. La rubia se deleitó en ellas penetrando a la castaña con sus dedos, yo seguí arremetiendo con más furia provocando que mi acompañante soltara un placentero grito al sentir la mordida en su pecho. Por el reflejo del espejo me percaté que Isma y su acompañante nos veían con mucha tentación, así que le di una señal que entendió a la perfección y vino con ella. Bajé a la castaña del lavabo dejándola de espaldas a mí, Isma tomó a la rubia y su acompañante quedó entre las dos chicas, en el rostro de ambos supimos el siguiente paso. Arremetí contra la castaña, Isma contra la rubia y entre los dos penetrábamos con nuestros dedos ambos orificios de su acompañante, cuánto bendije ese espejo frente a nosotros que nos permitía apreciar el rostro de cada una… Bendita sea esta noche, una fiesta que sin duda hacía falta y qué mejor forma de disfrutarle que teniendo sexo con tres mujeres en compañía de mi hermano. (…) Marcus Jamás creí que terminaría en esta situación con ese par, durante estos años fui muy cuidadoso para que nunca supieran de nuestros encuentros, puesto que era algo muy íntimo y por mucho que sean mis hermanos hay cosas que no quiero compartir con ellos, pero después de enterarme que Oz nos había escuchado ese día sabía que las cosas no se quedarían así, menos al enterarse por culpa de Isma las cosas que compré con él… y todo porque pensé que mantendría la boca cerrada. Lo peor es que esta noche recién comenzaba y sabía que tarde o temprano ellos me cobrarían la apuesta perdida en casa, algo de lo que sé Livi me castigará sin piedad, pero al mismo tiempo creo que también lo hicieron para incentivar esto entre nosotros, lo que todavía me deja pensando en si ese par, y sobre todo Oz, son unos villanos o los buenos en la historia, pero en fin. —¿Cómo te sientes? —Muy bien, la verdad no creí divertirme tanto esta noche —contesta mi diosa con una enorme sonrisa que me enamora más. —¿Y el alcohol? ¿No sientes náuseas o algo similar? —Estoy bien, al menos reconozco que Oz supo escoger la bebida apropiada y aunque no soy experta en la materia como ustedes, creo que solicitó que no le pusieran tanto alcohol. Me extrañó el comentario, así que decidí darle una probada al coctel comprobando que eran ciertas sus palabras, alguna vez tomé esta bebida y a comparación de la que toma Livi, es más fuerte. —Se nota que pensó en todo —murmuré. —Sí… pero… ¿Estás bien? —la abracé dejando un beso en su frente. —Lo estoy, antes me alegra saber que él cuida bien de ti —su semblante se apaga un poco haciéndome una idea de lo que pasa por su mente. —Marcus, no quiero que pienses cosas que no son y respecto a ese día… —Amor, no tienes que explicarme otra vez, ya te dije que Oz habló conmigo esa misma noche y tú lo hiciste al día siguiente dejándome ambos muy claro lo ocurrido. —Lo sé, lo sé, pero igual me siento mal porque en verdad no quiero que por esa situación las cosas puedan estar mal entre nosotros. Quizás sea horrible pensar de esta forma, pero el verla tan preocupada por lo ocurrido me hace muy feliz porque sé que en verdad puedo confiar en ambos, tanto como en el amor que sentimos ella y yo. —Livi, amor, ya quítate esa idea de la cabeza, yo no estoy pensando en eso y tampoco quiero que lo hagas tú… a no ser y me digas que en el fondo Oz logró mover algo en ti. —Bueno… tanto como moverme emocionalmente, no —responde segura y a la vez un poco abrumada. —pero sí tengo que reconocer que ahora comprendo bien cómo hace para tener a las mujeres a sus pies —río, es extraño, pero lo hago. Realmente no tengo cómo contradecir las palabras de Livi porque viví en carne propia lo que puede hacer la perversa mente de él, solo de recordar mi primera vez llego a sonrojarme por lo ocurrido. Sin embargo, ella queda bastante confundida por mi reacción, a lo que simplemente robo sus labios con toda la ternura del mundo dejando nuestras frentes unidas. —Sé de lo que hablas, pero eso no cambiará lo que pienso ni mucho menos lo que siento por ti. —¿Qué hice para tenerte? —pregunta con una reluciente sonrisa que acelera mi corazón enamorándome más de ella. —Decirle sí a la propuesta de noviazgo de un tonto nerd que no tenía estilo, gracia… nada excepto a dos amigos que ve y quiere como sus hermanos —dejé un casto beso en sus labios perdiéndome en su amoroso mirar. —Soy yo quien se llevó el premio mayor al tenerte en mi vida Livi, realmente no veo la hora de volver para hacer una vida contigo donde tú lo desees. —De verdad que ustedes dos no pueden dejar el romanticismo un solo minuto ¿verdad? —y como cosa rara Oz sacándonos de un momento especial… —No seas pesado ¿acaso les fue tan mal que no pudieron tardar un poco más en el baño? —reclama Livi con falso enojo. —Bueno, si me quieres acompañar yo no me quejo —soltó con su habitual tono mujeriego haciéndola voltear los ojos. —Ni en tus sueños pervertido. —Y a mucha honra nena —guiña un ojo con picardía y le extiende su mano. —Ven conmigo, quiero darte tu regalo de cumpleaños —dice a lo que ella entrecierra sus ojos con desconfianza. —No iré al baño contigo y menos cuando sé lo que acabaste de hacer con esa mano. —Me conoces bien, pero ante todo soy un caballero y me las lavé perfectamente, ahora deja de dar excusas y ven. Ella se queda mirándome a lo que asiento silencioso con mi cabeza dejándola más tranquila, toma la mano de él un poco desconfiada y Oz tira de ella aprisionándola en su cuerpo, sin darle tiempo a nadie de pensar en nada, tira ligeramente el cuerpo de Livi hacia atrás robándole un beso en su boca y la acomoda nuevamente como estaba alejando su rostro, el cual nos permite verla completamente impactada, parece un cubo de hielo y creo que incluso dejó de respirar, pero Oz ensancha su maquiavélica sonrisa. —Te dije que algún día te robaría un beso, pero si quieres te daré otro para sacarte del hechizo del mago de Oz —le guiña un ojo sin borrar su expresión lobuna. Livi se aleja de inmediato, está temblando pero no sabemos si es de la rabia, los nervios al saber que vi semejante espectáculo o qué sería, pero apenas y logra verme con el mayor temor del mundo como si me fuera a ir contra ella, lo cual hago, camino a paso firme quedando frente a su tembloroso cuerpo y dejo un beso en su mejilla. —Disfrútalo porque será el único que permitiré entre ustedes —susurré en su oído. —¿Lo sabías? —pregunta desconcertada. —No creerás que te besaría de esa forma sin tener el consentimiento de mi hermano ¿o sí? Cuando nos cambiábamos en la habitación de Oz, él me comentó que quería darle ese beso el día del grado, pero al no estar todos reunidos no fue posible así que quería aprovechar la ocasión únicamente si yo accedía al hecho, lo cual hice porque… porque confío ciegamente en ellos, porque el amor de ella me hace sentirme seguro y más al haber aceptado mi propuesta de compromiso y porque estar tantos años con Oz e Isma hizo que se me pegara un poco de su locura. —Pero Marcus… —No lo pienses Livi, solo disfrútalo, pero tampoco creas que permitiré más allá de esto mientras estés conmigo, te amo, pero tengo mis límites y definitivamente no quiero tener a Oz en nuestra cama matrimonial, no puedo competir con tanta experiencia. Me habría encantado tener la cámara para retratar la sonrisa avergonzada que ella dibujó en su rostro, porque sí, soy un sentimental hasta los cimientos como dice Oz y daría mi vida por la mujer que está ahora mismo entre mis brazos, como bien dijo Isma alguna vez: ella es la única que me hace ser un mejor hombre. —Solo no esperes que te permita besar a mi hermana — todos reímos ante la frase tan… “Oz” que dijo ella. —No me interesa, ya tengo a la mejor mujer del mundo conmigo y no necesito a otra. Volvimos todos a la fiesta sin pensar en nada, ella se veía mucho más tranquila al ver que en verdad mis palabras tenían valor al igual que el amor que siento por ella, Oz siguió molestándonos en ocasiones y Livi le respondía asegurándose que yo la apoyara al abrazarla de su cintura por detrás, Isma solo reía divertido al igual que yo pues sabe cuánto significa esto para mí, en Massachussets hemos hablado del tema muchas veces y él es consciente de lo que pienso. Al pasar las horas Oz nos avisa que tiene una sorpresa especial para todos en otro lugar, así que Livi y yo salimos del bar seguidos de él junto a otra mujer que no es ninguna con la que venía, e Isma también se encuentra con otra completamente diferente, nos subimos a un Taxi rumbo a un hotel (cortesía de Oz) y éste nos entrega una llave a Isma y a mí, dejándonos a Livi en la habitación que queda en mitad de la de ellos. —No olvides gemir fuerte nena, deléitanos a todos —suelta Oz descaradamente. —Olvídalo, nosotros iremos a otra habitación. —Claro que no, ustedes se quedarán en la mitad —apoya Isma. —¿No les dirás nada? —Me encantaría, pero lastimosamente perdí una apuesta y debo pagarla de esta forma —la furia en sus ojos es indescriptible. —Relájate nena, pero si tanto te molesta entonces podemos acompañarlos, Isma y yo estaríamos encantados de estar en la misma cama con ustedes —si antes la furia en ella era indescriptible, ahora era de temer. —No gracias —me arrebató la llave abriendo rápidamente la puerta. —Esta me la pagarás Marcus Jhonson —menciona con una voz tan perversa que extrañamente me excita.
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