173. COTO DE CAZA

2372 Words
Oz Y yo que creí que Europa me sacaría más dolores de cabeza y resultó que Marcus se encargó de hacerlo múltiples veces a lo largo de estos meses. Ante su problema con Cobbs decidí quedarme este año en Estados Unidos, estudiaba en Princeton, presentaba los trabajos que me eran enviados por los docentes en Inglaterra y Suiza y a su vez, trabajaba a distancia para el CIS. Borson no tuvo inconveniente una vez escuchó los motivos ofreciéndome su ayuda si las cosas se complicaban, pero le dije que en ese caso solo sería para darle seguridad a la familia, pues no quería que Cobbs se inmiscuyera en nuestros asuntos. Respecto a Livi y Samuel, siguieron apoyando a Marcus, aunque era poco lo que podían hacer ya que este no deseaba que se involucraran y la verdad yo menos, considerando que eran los guardianes de Travis, por suerte Samuel me ayudó más de una vez a contener a Livi quien quiso viajar a Massachussets. Con Bárbara no tuvimos problemas, pero sí se preocupó bastante al enterarse de lo ocurrido y más porque sabía que podían ir tras Ismael, aunque este le pidió que tampoco viajara allá en caso de que alguien lo llegase a seguir cualquier día. Asimismo, fui yo quien debió matarse entre múltiples viajes donde hablé con los de Harvard para entrar como un estudiante de intercambio siendo rechazado, así que me adentré en las instalaciones donde casi me descubren, de no ser porque la secretaria ingresó y me hice pasar un agente externo que evaluaría la edificación, ya que se había dado aviso de un desgaste mayor que podría provocar un repentino derrumbe… (pura mierda), pero ella lo creyó y al ponerse tan nerviosa, fui un buen samaritano calmándola sobre el escritorio que había en la oficina de los archivos, llevándome los papeles que necesitaba además de una ayuda extra que ella me dio para llenar los formularios. Con el intercambio hecho, mi tiempo a tope y los buitres de Marc siguiéndolo a todas partes, me convertí en su sombra aprendiendo al igual que él sobre los hombres de Cobbs: Quiénes eran los más cercanos, los más influenciables, los que no deseaban continuar porque no se sentían apreciados o bien pagados por sus servicios, y hasta los horarios que les tenían. Sin embargo, fue cuando Cobbs comenzó a darle responsabilidades de mayor nivel a Marcus que las cosas cambiaron radicalmente, pues él nunca se adentró en trabajos turbios a diferencia de mí, terminando al final con las manos manchadas en más de una ocasión para que él no tuviera que hacerlo. Asesinar a alguien te cambia la vida y en el fondo deseaba que él no tuviera que hacerlo nunca, pero tampoco fue un impedimento para enseñarle más en combate y a disparar. Al final sería igual que un condón, más vale tenerlo y no usarlo que necesitarlo y no tenerlo, aunque lo único que me rayaba la cabeza era Mara, el tenerla prisionera no me ayudaba en nada y tampoco había antecedentes de ella siendo Carla la única que la conocía, pero acercarme a los Brown fue incluso más difícil de lo que creí, aunque toda culebra encuentra siempre un espacio por el cual escabullirse. (…) Dos semanas después. —Oz, tenemos todo listo —avisó Isma. Después de tantos meses por fin liberaríamos a Mara y tendría la oportunidad de saber de qué lado de la balanza estaba, pero para esta misión opté porque fuésemos un pequeño grupo bien entrenado, al cual le presenté todas las calles a tomar y los posibles desvíos en caso de complicarse la situación, y quién mejor para ese trabajo que un par de manos extranjeras, pues me estaba reservando los fuegos artificiales para el día en que fuésemos a acabar con esa alimaña de Cobbs. —Perfecto. ¿Ya llegaron los invitados? —Sí, el avión aterrizó hace media hora, así que estarán aquí en cualquier momento, Marc se encuentra con Mara y también saldrán dentro de poco al hospital. —Muy bien, no olvides lo que repasamos y tampoco el chaleco antibalas, sé que ellos irán con todo y nosotros también deberemos hacerlo. —No te preocupes, tengo todo bajo control. Llamé a Steve y Carlx quienes harían la emboscada al auto de Mara ya que ella solía ir en uno diferente al de Marcus, entretanto, Isma y yo atacaríamos la bodega para alertar a los hombres obligándolos a irse dejando solo a unos cuantos con ellos. Así, nos dividimos por la ciudad esperando la señal de Marc pues cambié el tiempo de ataque pasando a ser en el trayecto al hospital y no de regreso. —Oz, acaban de ingresar al vehículo —informó Steve por la radio. —Bien, en cuanto lleguen al punto avísenme para detonar los explosivos. La luz roja parpadeó dos veces siendo Marcus dando aviso de que hubo un problema inesperado. —Están cambiando la ruta. —¡Maldita sea! —de nuevo la luz parpadeó señalando que habían separado los autos. —Carlx, Steve, no pierdan de vista el auto de Mara, asegúrense de sacarla cuanto antes que yo llegaré con Marcus para cubrirlos e Isma detonará las bombas. No sabíamos qué había ocurrido, pero por suerte no me confié de ese infeliz llegando a armar varios planes en caso de cualquier imprevisto, sin embargo, hasta no comunicarnos con Marc tendríamos que continuar a ciegas improvisando un poco, aunque el equipo que tenía era bastante bueno. Isma se adentró a la zona de las fábricas preparando los temporizadores y yo aceleré buscando el auto en el que iba Marc según las indicaciones que me daba Steve. Él y Carlx iban en un pequeño camión blindado que adquirimos para mayor seguridad, haciéndolo pasar por un auto de servicio técnico. Yo iba en una baratija que sacamos del basurero colocándole un motor modificado, cortesía de Isma, mismo que me permitiría ir a más de doscientos kilómetros por hora… una locura total. Divisé la camioneta, Marc me envió una señal teniéndome en la mira y tomé el arma alertando a los guardias, a su vez, Ismael detonó las primeras bombas que se escucharon a lo lejos. Temía por él quien estaba solo en un terreno lleno de personas armadas, pero sé que aprendió a defenderse bien conmigo en el bosque después de tantas horas de entrenamiento y caza en la adolescencia. —Oz, tenemos a Mara en la mira, pero necesitaremos refuerzos después, hay más camionetas protegiéndola. —Bien, en dos minutos los encierran y la sacan, yo iré con Marcus. Aceleré golpeando por detrás el auto en lo que disparé esta vez con la escopeta, ellos abrieron las ventanas disparándome sin éxito y desaceleré tomando de nuevo la 45., dándole esta vez a las llantas hasta que la camioneta volcó. Me detuve saliendo con armas en mano disparando a todo lo que se moviera y saqué a Marcus quien ya había dejado abierta una botella de vodka, arrojamos los cerillos y corrimos hacia el auto huyendo rápidamente de la escena escuchando la explosión. —¿Qué pasó? —Cobbs reforzó la seguridad sin decir nada, no parecía sospechar por algo en concreto, pero según dijo uno de ellos alguien iba tras él. —Tendrás que averiguar quién es en cuanto vuelvas con él. —Lo sé, por ahora tengo algunos nombres en mente. ¿Cómo está Mara? —¡Mierda, mierda! ¡Oz, tenemos un problema! —gritó Steve por la radio. —¿Qué pasa? —en eso escuchamos un fuerte grito de Mara al fondo. —¡Pasa lo que escuchaste! ¡No sé cómo mierda traer un puto bebé al mundo! —¡No insultes a mi bebé! —Ya cállense los dos. Steve, ayúdala y sostén su mano —riñó Carlx. —¡No lo haré! —gritaron Steve y Mara al unísono seguido de un grito de dolor de ella. —¡Hagan lo que les digo! ¡Mara, trabaja los ejercicios de respiración! —¿Cómo mierda sabes de eso? —preguntó Steve. —Es lo básico, idiota. Ahora toma su mano. —¿Y tú creías que traer un hijo al mundo era fácil? —dije a Marcus soltando una leve risa. —Al menos tendrás una excelente historia para contarle cuando te pregunte cómo nació. —Eso no me ayuda. —Debería, porque si ella está en labor de parto en mitad del escape, será difícil atenderla y más en un auto en movimiento. —¿Qué haremos? —preguntó preocupado. —Necesitamos quitarles las camionetas de encima, dependiendo de eso vemos si llegamos al punto de encuentro para atenderla o lo hacemos en movimiento. —¡¿Estás loco?! ¡No traerás a mi hijo en esa cosa! —Entonces apunta bien. Tomamos las armas disparando a cada auto, algunos de sus pasajeros nos disparaban a nosotros y otros a Carlx en lo que él disparaba, ya que Steve no sabía si disparar o seguir discutiendo con Mara en su mar de nervios. De repente llegaron más camionetas complicando la situación, logramos liberarnos de una, pero igual sería complejo acercarnos. —¡Ismael, detona las otras bombas! —¡Dame un minuto que tengo problemas acá! —Nosotros también, no tenemos tiempo. —Y yo no tengo balas —unos golpes en seco se escucharon en la radio seguido de unos disparos. —¡Ahora! —¡Bien! —otras explosiones sonaron destrozando la bodega principal. De las seis camionetas, tres se alejaron y las demás se quedaron. Dos de ellas rodearon el camión de Carlx en lo que una bajó la velocidad quedando a la par con nosotros, así que aproveché el movimiento y preparé la escopeta. —Marc, toma el volante —disparé logrando desviarlos asesinando a dos de atrás y el copiloto. —¡Oz, las contracciones se hacen más seguidas! —¿Cuánto? —disparé nuevamente sacando el auto del camino, ahora quedan dos. —¡Yo qué mierda voy a saber, eso dice ella! —¡Deja de decir groserías que no quiero que mi bebé aprenda esas cosas! —no sabía si reírme por ellos y enfocarme en disparar, pero este momento no lo olvidaría nunca. —Coge tu maldito reloj y cuenta cuánto tarda de una contracción a otra. —¡Dije que nada de groserías! —¡Me importa una mierda, tú respira y avísame! —gritó Steve. —¡Maldición, ya deja de pegarme! —¡Entonces deja de decirlas! —Espero que Livi no haga lo mismo o será peor que Mara —dije al silenciar unos segundos la radio. —Ni lo digas, solo quiero que sea lo más tranquilo posible en un hospital o en casa con todos. —¿Sí sabes que te quedarás sin mano cuando debas sostenerla? —Sí, pero valdrá la pena —contestó emocionado. Es evidente que todavía sueña con eso, aunque todavía no sé cómo hará con Mara y este hijo que tiene con ella. —Marc, quizás no sea el mejor momento para decir esto, pero si quieres puedo encargarme de Mara para que Livi y tú se ocupen del bebé. —¡¿Qué?! —por su descuido una bala alcanzó su brazo y le indiqué que tomara el volante con la otra en lo que yo intentaba vendarla. —¿A qué te refieres con encargarte de ella? —Todavía no sabemos qué esperar de Mara y puede que este cambio sea porque le avisó a Cobbs, así que… —¡Oz, si estás pensando en matarla mejor olvídate de esa idea! —exclamó furioso. —Esa es la opción fácil, pero puedo enviarla a otro lugar para que tenga una nueva vida lejos de nosotros. —Mejor ocupémonos de que llegues al camión y traigas a mi hijo al mundo, luego te golpearé por eso. —Buena suerte. Encendí de nuevo la radio escuchando la algarabía de los tres, no podía entender mucho, pero al parecer la adrenalina del momento intensificó la labor de parto en ella ya que, entre las cifras que mencionaba Steve y los espacios entre los gritos de Mara, no parecía haber mucho. —Steve, revisa alrededor y prepara tus armas, Marcus te indicará cuándo abrir la puerta para que me dejes entrar. —¿Cómo mierda vas a entrar? —Tú haz lo que digo. Carlx, quédate pendiente para que cubras la izquierda que Marc te cubrirá a la derecha. —Entendido. —¡Oz, logré robar un auto, dame la ubicación para alcanzarlos! —avisó Isma. —Eso te lo dirá Marcus, ahora no puedo. Marc le daba las indicaciones por dónde íbamos en lo que yo preparaba algunas armas de mano y buscaba la mejor forma para ingresar. —¿Estás seguro de lo que harás? —Si los cálculos son correctos, en unos minutos tu hijo vendrá al mundo y algo me dice que Steve se desmayará si llega a ver el nacimiento. —¡Jamás dejaré que él traiga a mi hijo al mundo! —alegó Mara. —¿¡Acaso crees que me gusta la idea de hacerlo!? —este par resultó ser más entretenido que estresante. —Carlx, Isma, tomen la autopista para salir de la ciudad. Ismael, en cuanto quedes a la par con nosotros necesito que ayudes a Marcus a cubrirnos. Ambos afirmaron y al poco tiempo llegamos a la autopista, la zona estaba libre saliendo de la ciudad, así que Marc y yo cambiamos de puesto rápidamente. —Marc, acércate tanto como puedas, cuando dé la señal usa el freno de mano y haz un giro rápido a la izquierda. Steve, abre las puertas en su totalidad cubriendo a Mara previamente. —¡Te ibas sin mí! —gritó Isma a mi izquierda colocando ambos una sonrisa cómplice. —¡Jamás sin mis hermanos! Nos separamos lo suficiente sin dejar de disparar a las camionetas que estaban dando buena pelea, me preparé para salir por la ventana divisando los mejores ángulos y dejé a mis voces mezclarse con los químicos en mi cabeza para que ellos me ayudaran a hacer esta locura, pues un solo error me costaría la vida.
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