62. COMPRENSIÓN

2599 Words
Oz Salí a caminar por el barrio para soltar un poco esta pesadumbre, pero no dejaba de pensar en lo ocurrido, solo de recordar el rostro de Livi y cómo temblaba por mi reacción me hacía sentir como un miserable. Compré una cerveza para beber en el camino de regreso a casa y al poco tiempo de llegar me percato que el auto de Clyde no está. Justo cuando más quería y necesitaba hablar con él le da por irse. Bebo rápidamente lo que queda de la botella e ingreso por el patio para revisar las cosas, estas ya se encontraban secas, así que les di una última pasada de pintura e ingresé a la casa para continuar con la habitación, pero fue grande mi sorpresa cuando encontré todo pintado y a Livi dándole la segunda pasada en la zona donde yo me encontraba cuando ella apareció hace una hora. De pronto escucho que esta sollozando muy suave y siento mi pecho estrujarse al recordar lo ocurrido y más al encontrarla llorando mientras hace el trabajo que me correspondía. —Livi… no tenías que hacerlo —ella se tensiona al escucharme y deja caer la brocha haciendo que me sienta peor por lo que le hice. No quería hacerla sentir mal cuando ella siempre se ha portado bien conmigo, en verdad quería arreglar las cosas, pero no sabía si lo que había hecho era tan fuerte que la lastimó hasta el punto de no querer verme. —Deja eso Livi, es mi trabajo y te agradezco el gesto, pero no tenías que hacerlo, en fin… yo solo… —solté un pesado suspiro. —iré al patio para no molestarte. Apenas alcanzo a salir de la recámara cuando siento sus manos tomar con fuerza la mía, están un poco frías y tiemblan, al girarme veo que está cabizbaja y sigue sollozando. —Discúlpame Oz, estás pasando por mucho y te esfuerzas por darle a tu hijo lo que necesita, pero con mi actitud te presioné demasiado, no quería hacerte sentir mal o desvalorizar tu esfuerzo… es que yo… Estaba temeroso al escucharla tan mal, pero igual acuné mi mano en su mejilla y levanté su rostro en lo que presionaba un poco sus manos. —Livi, soy yo quien te pide una disculpa, no sé ni qué hacer con mi vida, pero hago lo que puedo para que ese bebé tenga todo cuando venga; aun cuando no sepa si me quedaré o no con él, pero no quiero que le falte nada y sé que tú sabes más que yo sobre estas cosas. Sus lágrimas se derramaron más incrementando la horrible sensación en mi cuerpo, pero ella en vez de alejarse me abrazó fuerte y siguió llorando en mi pecho. Odio sentirme controlado por mis voces, pero que otra persona tenga el poder que tienen Clyde y Livi sobre mí es abrumador. —Te ayudaré con lo que tenga para que a tu bebé no le falte nada Oz, buscaré un trabajo donde me paguen más y así será más fácil para ti. —No Livi, yo no quiero que lo hagas, mejor concéntrate en tus estudios y una vez nazca puedes ayudarme en lo más importante; y lo único que no podré darle que es amor… pero solo si tú quieres ya que no quiero obligarte a nada, igual no es tu responsabilidad sino la mía. —Claro que te ayudaré, te dije que podías contar conmigo, pero en verdad lo lamento Oz, discúlpame por lo que hice. —No tengo nada que disculparte porque sé que lo haces con la mejor intención y te lo agradezco, solo estoy abrumado y me desahogué con quien no debía, más bien soy yo quien te pide perdón por gritarte cuando no lo merecías. —Oz —levanta su rostro mirándome aún dolida. —desde ya eres un gran padre para mí por el solo hecho de haber aceptado esta responsabilidad en vez de irte —la abrazo dejando un beso en su frente. —Ya veremos si sigues diciendo lo mismo cuando lo deje caer de mis brazos o de la cuna —ambos reímos un poco en lo que limpio sus mejillas. —No lo dejarás caer, lo sé, eres muy cuidadoso con todo y lo serás más con tu hijo o hija. —Hijo —me mira confundida en lo que ladeo una sonrisa. —será un niño. —¿Cómo lo sabes? Creí que no se había dejado ver en la ecografía. —Lo soñé y algo dentro de mí me dice que será niño, tendrá una mirada llena de ilusión, será un soñador y alguien de buen corazón como el tuyo, será tan gentil como tú y no un monstruo como yo. —En cambio yo creo que será un gran hombre como tú, alguien valiente, que sea entregado a su familia y tendrá tus ojos, tu coquetería y encanto. Me fue imposible no sonreír al escucharla y la abracé sintiéndome… feliz con ella. —Marc es un maldito afortunado de tenerte como novia —me abraza más fuerte y nos separo un poco dejando ver la felicidad en ambos. —¿Qué te parece si escogemos un diseño sencillo sin tanto color y compramos pintura para hacerlo entre los dos? —Creo que ya te hice gastar mucho la última vez. —Me harás gastar más cuando nazca, pero si quieres ayudarme también recibo otras formas de pago —comento seductor. —Ya estás otra vez de pervertido, tú no cambias Oz —reclama e intenta zafarse, pero la tomo más fuerte de la cintura dejándola pegada a mí. —Y por eso me adoras nena. Me acerco a sus labios rápidamente llegando a sorprenderla y con la misma rapidez beso su mejilla provocando que ella ría nerviosa en lo que niega con su cabeza. (…) Dos meses después Hace un mes que volvimos a la revisión, la doctora nos dio la noticia de que era un niño y estaba creciendo fuerte y sano, siendo estas últimas palabras las mismas que mencionó hace unos días el ginecobstetra que ahora está atendiendo a Madison por petición de ella, lo que me daba a entender que al menos se estaba cuidando apropiadamente, también su vientre estaba mucho más abultado, pero desde esa vez hasta ahora, no había ni rastro de querer estar con él, por el contrario, lo despreciaba y le hablaba bastante mal hasta el punto de emanar odio puro en su voz. Llegó a molestarme muchas veces cuando la escuchaba hablar así, pero le decía que cada día que pasaba era uno menos para ella y que pronto no tendría nada más de qué preocuparse. La verdad es que no me sentía todavía seguro sobre qué decisión tomar y todos me insistían en que me quedara con el bebé sin importar nada, pero miles de ideas se cruzaban por mi cabeza emergiendo las dudas y miedos a cada instante. En paralelo, acepté la beca y empecé mis estudios en la universidad de Princeton, también renuncié a mi anterior trabajo solicitando un puesto en el hospital universitario, de esa forma no tendría que perder tiempo desplazándome de un sitio a otro y podía seguir estudiando y practicando en lo que trabajaba. Aquí también me contrataron como conserje, la verdad no me molestó hacerlo porque igual tenía acceso a todo el lugar y sabía que era bueno en lo que hacía, además de ser el otro motivo por el cual se cambió de médico, ya que al tener un puesto aquí, podía tener testigos y un historial fijo de cualquier cosa que llegara a suceder con Madison y mi hijo. El motivo por el cual debí asegurarme de tener testigos en el hospital, es porque una vez ella hizo un comentario que me dejó pensando un poco, y considerando cómo se dieron las cosas al comienzo y el desprecio que tiene por el bebé, no me extrañaría que se atreviera a hacer algo en contra mía o de él. A pesar de todo, cumplí mi palabra de costear lo que enviara el ginecobstetra y pagaba las citas y exámenes médicos correspondientes, también de vez en cuando iba a ver a Madison para saber cómo estaba el bebé y hoy era una de esas visitas para llevarle las vitaminas correspondientes de este mes. Por lo general las visitas solían ser en casa de su hermana que es donde se estaba quedando y en otras ocasiones le pedía que viniera a casa de Clyde, a ninguno nos agradaba hacer esto, pero era la única manera de asegurarme lo mejor posible de que todo iba bien. No obstante, más de una vez llegué a encontrarla con otros hombres generándose un par de discusiones, ya que no sabía si era tan estúpida de acostarse con alguien sin protección solo por pensar que “no podía quedar más embarazada” (palabras dichas por ella tiempo atrás). En serio que no veo la hora de que pasen estos meses para librarme de ella y resolver de una vez por todas el futuro de ese bebé, ya que si es mío o no, igual debo hacer lo mejor por y para él. —Oz —Viviana Ella se hace a un lado una vez abre la puerta viéndome con el mismo desprecio de siempre al igual que su hermana y Livi se mantiene a mi lado en silencio, pues sabe que es mejor no perder el tiempo con ella en saludos ni modales. —Mi hermana te está esperando en la habitación, hoy no se ha sentido bien y por eso prefiere verte allá. —De acuerdo —A solas Oz —dice en cuanto ve que me dirijo con Livi a la habitación. Por suerte ella y Clyde ya conocían toda la situación con Madison y habían tratado de acercarse obteniendo respuestas ofensivas por su parte, así que optaron por mantenerse al margen y llamaban lo necesario para asegurarse de que todo estaba bien. —Espérame en la sala Livi, no tardaré. —No te preocupes, tómate el tiempo que necesites. —Tan románticos como siempre —suelta Viviana con desprecio. —Mejor cierra tu boca si no tienes nada bueno que decir Viviana, porque así como estás dispuesta a proteger a tu hermana, yo también estoy dispuesto a protegerla a ella y a mi familia ¿O acaso necesitas que le diga la verdad a tus padres de lo que ocurre con Madison? —al verla tensarse sabía que le había dado al clavo. Este es un recurso que debí empezar a usar desde hace algunas visitas en las que insultaron a Livi con comentarios sumamente racistas, mismo recurso que nació al escuchar por accidente una conversación que tenia Madison con sus padres diciéndoles que estaba en Los Ángeles, cuando en realidad no era así. —Me dijo tu hermana que te sientes mal —comenté una vez Madison me dio el pase para ingresar a su habitación. —Sí, esto se vuelve cada vez peor, los dolores son horribles y esta cosa no hace más que moverse y patearme. Me acerco a ella revisando el pulso, fiebre y demás, al parecer todo está bien en ese sentido, de la nada ella comienza a quejarse de otro dolor y presiona la sábana con fuerza. —¿Puedo? —pregunté haciendo una señal para levantar el blusón. —Solo si no te pones a acariciarme como todos cada vez que salgo —guardo silencio maldiciéndola mentalmente. —No sé qué mierda tienen con las embarazadas que todos se creen con el maldito derecho de venir a tocarme como si nada. —Solo ignóralos y sigue de largo, recuerda que nadie tiene por qué tocarte si no quieres y en mi caso solo lo hago por un tema médico. —Creo que es lo más dulce que me has dicho hasta ahora. Fue extraño escucharla decir eso en un tono tan suave, ni siquiera noté sarcasmo o ironía en sus palabras, igual preferí omitir eso y levanté el blusón para examinarla, palpaba el vientre en lo que iba recordando las instrucciones que me dieron varios médicos en el hospital y algunos maestros. Quería aprender todo lo relacionado a esto para estar atento ante cualquier inconveniente, lo que me alegra haber hecho para saber que en este momento las cosas se podían poner un poco mal. —Será mejor que vayamos al hospital, quizás no sea nada, pero hay algo que no me deja tranquilo con respecto a la posición en la que está. —¿A qué te refieres? ¿Qué ocurre Oz? —no pierdo tiempo y llamo a Livi para que prepare el auto. Al comienzo ayudé a Madison a caminar dejando que se apoyara en mi brazo, pero ante un fuerte dolor que tuvo en mitad del pasillo decidí cargarla hasta el auto, Livi y Viviana se acomodaron y conduje rápidamente al hospital. Llegados a urgencias le comenté lo ocurrido al médico y la atendieron de inmediato, lo bueno fue que me dejaron estar con ella e iban indicándome todo lo que harían y ocurría, sabían mi condición de estudiante de medicina y lo mejor de todo es que Diggs, el jefe en turno, es uno de mis maestros, así que eso me daba una ventaja pues era el más destacado en su clase. Al cabo de media hora nos informaron que el cordón umbilical se estaba empezando a enrollar en el bebé, lo bueno es que sería fácil de mover considerando que no estaba apretado ni amenazaba el cuello, evitando así la intervención quirúrgica. —Oz ¿Cómo han estado las cosas entre ustedes últimamente? —miré a Diggs bastante confundido ante su pregunta. —La misma mierda de siempre con ella ¿Por qué? —¿Han tenido alguna discusión fuerte, quizás un mal movimiento en la intimidad o algo por el estilo? —Mejor déjate de este estúpido juego de veinte preguntas y dime lo que pasa. Era claro que no le había gustado para nada la forma en que le hablé, pero esas estupideces siempre me sacan de quicio y más cuando no tenía el ánimo para soportarlas. —Encontramos algunos hematomas en el cuerpo de Madison y al parecer la forma en la que están teniendo relaciones es un poco ruda; lo que estaría afectando al bebé —cerré mis ojos y empuñé mis manos con mucha fuerza. —Diggs, Madison y yo no vivimos juntos y la única vez que me acosté con ella fue cuando procreamos a ese bebé, así que es imposible que el sexo rudo sea conmigo —levanté mi rostro emanando una profunda rabia. —pero si estás insinuando que la he golpeado ahí sí estás más equivocado aún, porque siempre me aseguro de que esté alguien presente en cada encuentro y jamás me atrevería a golpear a una embarazada, mucho menos si lleva a mi hijo en su vientre. —Maldición… —murmuró al comprender la situación. —No vayas a decirle nada a Madison de esto, necesito que me entregues una copia del historial médico de ella y tu declaración firmada explicando hasta el último detalle de lo que encontraste en la revisión. —¿Qué harás? —Proteger a mi hijo de lo que sea que ella esté haciendo, también necesito que hagas unos exámenes de drogas, alcohol, ITS y ETS, pero por nada del mundo le digas nada a ella o a su hermana y saca tú mismo las muestras para evitar cualquier inconveniente, volveré en unas horas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD