109. HERMANOS

2621 Words
Ismael Han pasado algunas semanas desde que llegamos de Australia, el trabajo con Oz increíblemente ha sido fructífero y entretenido, recordándome nuestra adolescencia cuando solo éramos él y yo pasando nuestros días en el bosque o caminando por la ciudad perdiendo el tiempo en tonterías de la juventud. Lo que más me tenía fascinado era que él tenía muchos planos de equipos que deseaba le construyera, pero según me explicó, no quiso entregar dicho trabajo a otro que no fuese a mí por la confianza que me tenía y la confidencialidad del asunto. No obstante, hoy era una noche un poco fría donde la melancolía me atacó haciéndome recordar muchas cosas, entre esas mi familia, los rostros de mis hijas a quienes ansiaba ver y abrazar nuevamente, también a mi esposa con quien me había comunicado recién ayer en la tarde cuando las chicas estaban en una actividad escolar, momento el cual escogí pues sabía que íbamos a discutir un poco fuerte, lo que al final terminó ocurriendo, pero al menos no sería en presencia de ellas. Para desgracia mía trabajar con el gobierno me separó de mi familia haciéndome vivir al otro lado del país durante muchos años, más exactamente en Tucson; Arizona, privándome también de tiempos libres en gran medida al estar trabajando en diversos proyectos secretos gubernamentales, algo que sin duda consumía la vida de todos en ese lugar, de hecho, fue ahí donde conocí a Linda, mi esposa. Ella era asistente y mantenía mucho contacto con ella al tener que entregar mis informes a su jefe quien también era directamente el mío, sin embargo, comenzó a ser perseguida por un sujeto llamado Roy Amara quien la acosaba constantemente, ella le dejaba en claro que no quería nada con él, pero el hombre no aceptó un no por respuesta y Linda debió renunciar para salvaguardar su integridad, en paralelo, nosotros nos fuimos acercando hasta concretar una relación y una vez Amara se enteró de lo nuestro quiso lastimarla, pero logré encontrarla con ayuda de algunos colegas encarcelando al hombre antes que pudiera hacerle algo. Después de eso las cosas fueron mejorando en la relación hasta que llegó el día en que tomé la decisión de casarme con ella y formar una familia, algo que meses después nos vino de sorpresa al enterarnos que estaba embarazada de mi primera hija, Jade, una niña preciosa que es muy inteligente, recatada, gusta de las ciencias y los deportes, posee rasgos bellísimos, casi angelicales igual que su hermana, ambas con una hermosa cabellera castaña clara y piel aporcelanada, aunque Jade tiene los mismos ojos grises que yo los cuales brillan con gran inocencia y pasión. Poco más de un año después vino mi pequeña Norah, quien es una niña demasiado extrovertida, con unos labios rosado intenso que resaltan bastante y de ojos azules con unos toques grisáceos que me enloquecen tanto como ella, también es muy aplicada a sus estudios y una fanática de la moda, algo que molesta en demasía a Linda porque Norah admira con gran devoción a Bárbara y se siente muy orgullosa al saber que es de esta familia. La verdad es que Linda nunca quiso acercarse a mis hermanos ni los Clyde poco después de conocerlos, porque según ella, pensaba que todos confabulaban en su contra para que yo regresara con Bárbara, lo que nunca terminó ocurriendo y menos porque cada uno ya tenía su vida hecha, especialmente al estar viviendo en diferentes países, eso sin mencionar que ella se había casado y también tuvo dos hijas hermosas las cuales hasta ahora no he tenido el placer de conocer en persona. Independientemente de esto, me duele bastante que Linda trate mal a Norah muchas veces por ese motivo, ya que mis hijas no tienen nada que ver con mi pasado, ni siquiera han conocido a Bárbara y todo por capricho para que Linda no sienta celos, pero es inevitable y más cuando una vez escuchó a la familia hablar con tanta alegría de ella y la relación que tuvimos, lo que nos llevó a una inevitable discusión al sincerarme confesándole que Bárbara sí fue alguien muy importante para mí, pero ni aun diciéndole que ahora a quien amaba era a ella quiso creerme del todo, sino que siempre guardó cierta espina que solía desquitar con mis hijas. Ante dicho panorama y cada que hablaba con mis pequeñas, especialmente Norah quien era a quien más regañaban porque se la pasaba hablando de diseños, ropa y más, solía decirles que se tranquilizaran y evitaran esos temas frente a su madre, es mejor si lo comentaban entre ellas, a sus compañeras, o cuando yo podía ir a casa me las llevaba a algún lugar para compartir los tres y entonces me enloquecían con todas las cosas que no podían compartir con su madre. Norah ansiaba que la llevase a Francia para conocer a Bárbara, haciéndome prometerle que le ayudaría con la carrera de modas para ser una diseñadora cuando fuese adulta y yo, ante el amor tan grande que le tengo a mis hijas, le dije a Norah que le ayudaría con eso y más adelante haría lo posible para que trabajara en la casa de modas de Bárbara, no importaba si Linda no la apoyaba, yo haría lo que sea por mis hijas pues ellas son la luz de mi vida. Jade por otro lado parecía un ratoncito de biblioteca con mucho estilo al ponerse las batas que su hermana le hacía y decoraba exclusivamente para ella, haciéndola ver más hermosa con sus gafas estilo gatuno, como le dice ella, quien es una fanática a estos animales y por ende comparte uno con su hermana al cual llamaron Dior, un pequeño felino blanco con manchas de color marrón y miel que encontraron en el parque siendo un bebé y al cual quedaron enganchadas, algo que también discutí con Linda en su momento para que las dejase tener el gato en casa. A diferencia de Norah, la pelea que tenían Linda y Jade es porque mi hija nos admiraba muchísimo a Oz y a mí por el gusto en las ciencias, ella decía que quería ser una super científica para hacer muchas cosas como nosotros, por supuesto, sabía que Oz era un doctor en medicina, pero posee también conocimientos en química que la terminaban atrapando entre sus charlas y años atrás hacíamos experimentos juntos, lo que despertó la pasión en mi pequeña y a su vez la envidia y cólera en su madre, pues ninguna de las niñas quería seguir los gustos de Linda acerca de ser bailarinas de ballet. Hay veces en que me he preguntado cuándo se deterioró tanto nuestra relación, todo comenzó con una amistad muy buena, luego llegó el sexo y la pasión, el amor fue surgiendo entre ambos y el evento con ese sujeto nos unió mucho más, lo más increíble es que al estar con ella no estuve con otra mujer, me mantuve fiel y le di todo lo que necesitaba: protección, apoyo, escucha, cariño, nunca le di motivos para que dudase de mi amor y aun así, solo le bastó con escuchar algunas cuantas palabras de mi familia para que empezaran las dudas y discusiones, pero eran raras las veces que ocurría al comienzo y mis hijas al verse influenciadas por el mundo de la moda como muchas otras niñas de su edad, además de hacer mención constante en casa del nombre de Bárbara y Oz, quizás incrementó las dudas en Linda, dudas que no tenían fundamento alguno pues hacía muchos años que había dejado de ver a Bárbara. —Otra vez ahogando las penurias en soledad. Oz se sienta a mi lado en el balcón sirviéndose un poco de whisky y llena mi vaso. —No estoy solo, tengo a Jack —dije sin mucho ánimo. —¿Qué te agobia Isma? —Mi familia —contesté con pesadez. —las extraño demasiado, quisiera tenerlas conmigo lo antes posible. —Pronto, no desesperes. —Es difícil Oz, realmente anhelo tenerlas a mi lado, escuchar a mis hijas, sus aventuras, los planes que tienen, hasta las locuras que harán en casa con Dior. —Te comprendo bien —murmuró melancólico dándole un trago a su bebida. —Oz, sé que no deseas hablar de esto, pero en verdad me gustaría saber qué pasó contigo porque no es normal verte tan desanimado, creo que la última vez que estuviste así fue por la muerte de Clyde. —Por desgracia Isma, es algo que no tiene solución y es lo que más me jode. —Dímelo, sabes que siempre estaré para escucharte. Él suelta una risa muy amarga por lo bajo y cierra sus ojos cohibiendo su dolor. —La encontré Ismael, ella apareció en mi vida finalmente —pronunció a entrecortada voz. Abrió los ojos mirando al cielo con una tristeza tan grande que pocas veces he visto en él, una horrible sensación se alojaba en mi pecho a la par que mi cabeza intentaba comprender sus palabras, pero, al prestar más cuidado a estas, no pude evitar verlo con asombro. —¿Te refieres a que encontraste a alguien? —Sí y soy tan jodidamente desgraciado en la vida que no puedo estar con ella. Busca la cajetilla de cigarrillos y enciende uno dando una profunda calada, haciéndome sentir como si fuesen mis pulmones los que quema. —¿Pero por qué? —Porque Dios es un maldito niño con una lupa y nosotros la caja de hormigas, pero conmigo está ensañado al punto de querer joderme con más ganas. Más allá de lo obvio de esa respuesta, es evidente que tendría que embriagarlo si quería saber más de lo ocurrido, así que pasamos varias horas entre botellas hasta que finalmente el dolor se mezcló con el alcohol haciéndolo vulnerable, siendo esta la única manera de embriagarlo. —Oz, ¿quién es esa persona? —pregunté tras algunos silenciosos minutos. —Ella es la mujer más maravillosa del mundo, posee una belleza única, una sonrisa que hace temblar la tierra y una mirada tan penetrante que ningún demonio podría igualar —recita con tanta devoción sin apartar los ojos de la luna llena que llega a sorprenderme. —Por ella haría lo que sea Isma, lo que sea, dejé que me torturaran, estuve a punto de morir más de una vez, la he deseado millones de veces más y sus labios… maldita sea, sus labios son la ambrosía que ningún dios ha probado jamás. Esto no era una fantasía, no era palabras al vacío ni nada similar, en verdad existía esta mujer. —¿En serio la amas? Era evidente por lo anterior mencionado, pero igual quería escucharlo de su boca. —La amo con cada célula de mi piel, la amo con toda mi alma, mis voces y mis demonios la desean, la protegen, la veneran más que a la misma Afrodita, es más, esa palabra se queda corta para lo que sentimos Ismael, porque sé que ella siente lo mismo que yo. —Entonces… ¿por qué no están juntos? Cerró sus ojos con todas sus fuerzas dejando salir el dolor que tanto lo ahogaba, uno que me hizo recordar los tormentosos días cuando nos enteramos del diagnóstico de Travis. Él no pronunció una palabra más, no podía, era tanta su frustración y tormento que no le permitían sacar una sílaba más. Me quedé a su lado en silencio dándole mi apoyo, sentí que esta vez él era el joven que lloraba en la habitación y yo el demente que desconocía la situación, pero igual me quedé con él, pues la sangre nunca podría superar la hermandad que teníamos. Después de eso no pronunciamos una palabra más, lo ayudé llevándolo a su habitación donde él se quitó la ropa exponiendo muchas cicatrices yacientes en su cuerpo que llegaron a sorprenderme, mas no dije nada y cayó en la cama cual soldado malherido en batalla, lo cubrí con la sábana y él toma mi brazo antes de que pueda erguirme. —Quédate un minuto más, no quiero ver su espejismo esta noche —pronunció derramando una lágrima. Me senté sin apartar su agarre de mi muñeca, pensando en mil panoramas posibles sobre esta mujer y todo lo que habrá vivido con ella para terminar en ese estado. —¿Qué te pasó Oz? ¿Qué pasó con ella? —Estas cicatrices me las gané por salvarla… ¿Sabes Isma? Volvería a hacerlo mil veces más si con ello aseguro su vida… aunque no sea conmigo. —¿Por qué dices que no puedes estar con ella? —Porque eso no pasará nunca, porque mi destino es estar solo y ahora mi condena es saber que sí existe alguien para mí que me ama con locura aceptando mi demencia y que jamás estará a mi lado. Pese a tener tanto alcohol y dolor en la sangre él seguía bastante lúcido, al punto de no querer confesar nada más sobre esta mujer, pero tampoco quise remover más la herida y lo acompañé hasta que él cayó profundamente dormido, soportando silencioso el dolor ante la presión que ejercía en mi muñeca. Salí de la habitación haciendo el menor ruido posible y fui a la mía donde me acosté pensando en lo poco que él me había confesado, estuve tentado en llamar a Livi para preguntarle por esto, pues sé que si hay alguien que pueda saber dicha información esa sería ella, pero al mismo tiempo sentí que traicionaría la confianza de Oz y cancelé esa idea perdiéndome en mi propio sueño. (…) Oz Escuchaba la lluvia caer con su rostro frente a mí mirándome con el alma fracturada que destruía mi corazón y sus últimas palabras resuenan igual que un eco, pero al instante de tocar sus labios, solo hay aire, no está ella. Abro mis ojos percatándome que ha desaparecido y ahora me encuentro en la cabaña en la cual me perdí por casi dos meses, no recuerdo sentir el frío tan pesado, me cuesta respirar, mis ojos duelen de tanto llorar y mi cuerpo soporta en silencio el dolor de mi espíritu, uno que apenas y quiere vivir ante la ausencia de ella en mi vida. Desperté sintiendo una extraña calidez en mi rostro, era el sol colándose por la ventana y toqué mi rostro al sentir una humedad, siendo unas lágrimas derramadas por el sueño que me ha perseguido desde hace algún tiempo. Desde que nos separamos no supe más de Ragnar, ni siquiera quise hablar con Livi o Marc sobre ella e incluso le supliqué a mi hijo que no la mencionara, él quería saber qué había pasado, pero no estaba preparado para hablar del tema y menos con él. Tras pasar dos meses encerrado en una cabaña escondido de la humidad, ahogado en alcohol y lágrimas tragándome el dolor de nuestra realidad, llamé a Suiza para informar que me quedaría de lleno una temporada, misma en la que me acerqué a Travis, avancé en mis investigaciones y desahogaba mi penuria en varios locales, pero no teniendo sexo, sino torturando y dominando, necesitaba recuperar un poco de control en mi vida y por suerte eso ayudó bastante. Ahora, casi cinco meses después de nuestra despedida, siento que al menos puedo avanzar en mi día a día sin derrumbarme como antes, he progresado mucho en mi investigación y con la ayuda de Isma sé que podré ir más rápido, sin embargo, el fantasma de su recuerdo me persigue constantemente y mis voces no hacen más que suplicarme que vuelva por ella, pero sé que todavía no estoy preparado y ahora mismo debo enfocarme en ayudar a mi hermano, él me necesita más.
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