78. CASUALIDAD

2231 Words
Una semana después Oz Pese a estar en vacaciones, no quiere decir que todo termine para mí, igual voy a la biblioteca, asisto a algunas clases de refuerzo donde saco el mayor provecho posible y continúo con mi investigación en solitario, además de seguir experimentando en mi cuerpo. Algo que me alegró bastante fue saber que lo ocurrido hace unas semanas surtió efecto en Travis positivamente, al poseer el mismo tipo de sangre su cuerpo recibió bien los glóbulos blancos, sus defensas aumentaron significativamente y poco a poco he ido aprendiendo en qué cantidad inyectarlo para no sobrecargar su cuerpo, así como también he aprendido que tan rápido se mantiene esto en su organismo acompañado del tratamiento en el que está con Renné. Entre los dos junto a otros doctores, los cuales me he ganado su confianza rápidamente, nos hemos empapado de mi investigación con Travis, todos han quedado fascinados ante los avances que he hecho y aunque están en contra de mis prácticas inmorales para los tratamientos experimentales con mi hijo, siguen estando a mi lado ayudándome con teorías, explicaciones y más. Todo esto hizo que ellos me impulsaran a hablar nuevamente con el decano para que hiciera una excepción conmigo dejándome entrar a los grupos de investigación en la universidad, pero ni él ni los imbéciles que dirigían el que yo necesitaba querían hacerme partícipe. Por obvias razones, no había compartido con ellos lo que había hecho aun cuando así me lo sugirieron mis colegas, primero porque no daría mi trabajo a un grupo de imbéciles para que se lleven el mérito ¿Soy un puto egocéntrico, narcisista y egoísta como muchos dicen? Por el infierno que sí, porque aun cuando mi motivación sea mi hijo, también es mi nombre el que resaltará para un mérito o un problema que terminará por joder mi futuro y por ende, la vida de mi hijo. Lo segundo tiene que ver con el hecho de que me obligarían a enseñar las pruebas de los experimentos, lo que generaría un problema legal al usar a mi hijo y mi persona para esto, además de usar las instalaciones universitarias y hospitalarias. Claro que de llegar a ocurrir, los que se han involucrado hasta ahora no se verían afectados al no tener sus firmas ni participación alguna en mi investigación más allá de ser consultores, así que técnicamente no habrán violado ninguna ley ya que ellos están obligados a responder mis dudas por ser docentes y trabajadores de planta, los cuales deben ser guías para los estudiantes de medicina… una pequeña artimaña que me saqué con la abogada del hospital un día que estaba en urgencias. Independientemente de esto, mi estrés aumentaba con el pasar del tiempo porque necesitaba más apoyo e información que no estaba a mi alcance, no lograba obtener lo que necesitaba y tampoco podía dejar eternamente a Travis con transfusiones de glóbulos blancos, TAR y células madre, necesitaba un avance para esto, bien sea que su cuerpo pudiese crear defensas por sí mismo o eliminar alguna enfermedad, todo esto antes de empezar con la quimioterapia para evitar hacer de su vida una jodida burbuja que implicaría un extremo cuidado con él, no quería que fuese un niño de cristal, sino uno que pudiera desarrollarse lo más adecuadamente posible en su entorno. —Oz, no tardes que la orden fue para todo el personal —me indica Jonatan, uno de los enfermeros con el que solía hablar en ocasiones al tener los mismos turnos. —No sé para qué mierda quieren que vaya si de todas formas soy el maldito conserje, yo limpio los putos pisos, no el culo de los pacientes —respondí fastidiado. —Gracias por lo que nos toca idiota —ríe arrojándome una prenda la cual logro atrapar. —pero a ti también te tocará limpiar el culo de muchos cuando seas residente. —Ya tengo bastante con mi hijo, no necesito más, pero si quieres te lo traigo para que te encargues de la mierda que queda después de devorar la comida de Livi. —Imbécil, no seas asqueroso —vuelve a arrojarme otra prenda a la cara que alcanzo a detener. —le diré a Livi que estás diciendo que su comida es asquerosa. —Di lo que quieras, jamás te creerá eso. La verdad es que en casi un año que llevo aquí muchos han conocido a mi hijo, Livi y Clyde, se han ganado su estima y solemos bromearnos para pasar el rato, aunque no es igual que tener a mis hermanos, quizás porque ellos me conocen bien y la confianza es más grande entre nosotros a comparación del personal en Princeton. —Ya déjense de tonterías que esto no es una guardería —nos riñe Diggs quien ingresa a los vestidores. Una vez listos nos dirigimos al salón donde debíamos estar todo el personal presente para darle la bienvenida a un nuevo patrocinador que tendrá el hospital, los minutos pasaban haciendo todo el asunto bastante engorroso, pero igual no había nada por hacer, tocaba tragarse esta mierda, pero al ver que la gente comenzaba a movilizarse un poco pues estaban ingresando varias personas al lugar, tomé ventaja y me escabullí entre el público saliendo por la puerta trasera, me dirigí a los vestidores portando nuevamente mi uniforme y continué trabajando. Me dirigí a los baños luego de limpiar el primer piso, maquinaba varias ideas para intentar conseguir más recursos, quizás algún secreto de los docentes o el decano para usarlo como moneda de cambio y hacerme con un puesto en el grupo de investigación. En ese momento un sujeto ingresa al lugar, sigo con lo mío en silencio y estoy a punto de salir cuando escucho un golpe entre metales que me hace voltear, en cuestión de segundos el hombre cae al suelo sujetando con fuerza su pecho, doy un grito fuera del baño solicitando ayuda del personal y rápidamente voy con él a revisarlo… Como si no tuviera bastante en qué pensar y hacer para que este imbécil me quite tiempo. Reviso los signos vitales dándome cuenta que sus vías respiratorias están obstruidas y no tiene pulso, aplico RCP, el personal va ingresando para revisarlo pero no pierdo tiempo en tantas explicaciones, mi adrenalina se ha disparado por completo dejándome en un punto que no llegué a sentir antes en mi vida, o al menos no bajo circunstancias de este tipo. Tomé rápidamente unos guantes, solicité un escalpelo en lo que pedí a una enfermera que desinfectara su garganta para hacer una traqueotomía, aunque parece más que hubiera dicho que detonaría una puta bomba porque comenzaron a alegarme, empeorando mi mente ante los gritos de mis voces. Me enfoqué en el hombre que estaba en el suelo y ante tanta negativa; tomé todo desinfectando la zona, hice la incisión e introduje el tubo para hacer la traqueostomía, ellos se debatían entre ayudarme y salvar la vida del paciente, pero poco me importó y procedí colocando la bolsa para darle respiración mecánica, entregándosela a la enfermera que yacía todavía al lado del paciente, ella hace lo correspondiente en lo que yo sigo revisando su corazón el cual sigue sin dar signo alguno. —¡Preparen el desfibrilador! —ordené sin más. Rápidamente llega alguien con el equipo, preparan todo en lo que yo abro la camisa, acomodo sus brazos hacia lo largo y tomo las paletas. —¡No tienes autoridad para hacerlo! —alega la enferma que sigue haciendo la respiración mecánica. —¿¡Quieres firmar el puto documento de defunción y llevarle las flores!? Si no es así entonces ¡cállate y haz tu jodido trabajo! —Lo mismo digo, no eres médico, ni siquiera estas en la escuela de medicina, no eres más que un simple conserje. —El mismo simple conserje que pondrá tu culo en una puta camilla si no te mueves —estaba a punto de alegarme cuando cargo la máquina. —¡Despejen! Todos se alejan incluida ella en lo que el cuerpo se levanta al sentir la descarga, reviso el pulso y nada. —¡Otra vez! Al ver que nadie quiere ayudarme y mis voces, como cosa rara tampoco colaboran, me dispongo a cargar nuevamente por mi cuenta. Sé que nadie quiere actuar porque implicaría responder ante la directora por auxiliarme obteniendo una sanción grande, especialmente si el paciente llega a morir, pero igual les irá mal por no hacer su trabajo, lo que será mi maldito deleite si me llegan a hundir. Cargo, advierto y otra descarga recorre su cuerpo, reviso sin obtener pulso y repito el proceso hasta que al fin tengo pulso al cuarto intento. Más personas ingresan al lugar con una camilla, dejo todo en su lugar y me hago a un lado para que se lleven al paciente, no sin antes informar toda la situación a uno de los médicos en jefe quien me veía desaprobatoriamente. Pronto el lugar se vació quedándome solo con una carga de adrenalina impresionante en el cuerpo, recordaba todo lo que había pasado en cuestión de minutos en lo que retiro mis guantes arrojándolos a la basura y una risa guasónica emerge de mí por lo bajo. —Parece que tendré que infringir la ley para salvarte Trav —murmuré a mí mismo. Sabía que hacer esto me había costado mi trabajo, la beca y mis estudios en cualquier universidad, pero no evitaría que detuviera mis planes de salvar a mi hijo, por el contrario, solo tendría que buscar la manera de adecuar un espacio para crear un laboratorio, obtener los implementos necesarios y muy posiblemente traficar varios kilos de droga para ganar buen dinero, quizás un par de trabajos sucios me ayuden a subir la cifra evitando desamparar a mi hijo, aunque no imagino lo que dirá el viejo cuando se entere de lo ocurrido. Resignado ante el panorama plasmado en mi vida, continué con mi trabajo, volví a limpiar todo y seguí mi jornada en las dos horas que me quedaban, al volver a los vestidores me di una ducha rápida, tomé todas mis cosas vaciando mi casillero y me fui de ese lugar a sabiendas que mañana estarían llamando a casa para informarme que viniera por la carta de despido de mi futuro completo. Me fui a una taberna en el centro de la ciudad, pedí una botella de Jack y encendí un cigarrillo dando una profunda calada. —¿Mal día? —pregunta el cantinero. —Eso depende de a quién le preguntes, pero puedes mejorarlo enfriando la botella para mí, ahora requiero algo frío y ardiente. Ambos soltamos una tenue risa mientras él tomaba la botella dejándola en hielo con agua y sal para enfriarla más rápido, me dio una señal para saber si quería hielo en el vaso a lo cual accedí y vacié su contenido sirviéndome otro trago. —¿Y qué te pasó para terminar aquí a las once de la mañana? —Le abrí la garganta a un sujeto para que pudiera respirar y lo electrocuté cuatro veces hasta que su corazón volvió a latir, por ese chiste acabo de perder mi empleo, mi beca y he restado el tiempo de vida de alguien importante para mí al no contar con los recursos para salvarlo —conté sin ánimo llenando mis pulmones con la pólvora del pirata. —¡Vaya! —exclamó sorprendido. —Jamás escuché una historia así ¿No deberías ser el héroe por salvar a esa persona? —No Mike, yo nunca seré el héroe de nadie, solo soy el maldito villano igual que el guasón —dije lo último abriendo exorbitante mis párpados para darle más dramatismo, haciéndonos reír. —Bueno señor G. la casa invitará esta ronda, aquí los villanos serán héroes por un minuto —sirvió en mi vaso un shot doble con una botella previamente abierta de la barra y sirvió otra para él. —Salud por los villanos como usted señor G. —chocamos los vasos y bebimos hasta el fondo. —Al menos algo bueno pasó hoy. —Claro, salvó la vida de un hombre. —No Lucas, obtuve un shot doble completamente gratis, al menos ese infeliz de Jack siempre está conmigo. —Para eso están los amigos… ¿Y cómo ocurrió todo? —pregunta sin abandonar sus quehaceres. Comienzo a relatarle lo ocurrido en el hospital sin mencionar nombres ni nada que me delate en ningún sentido, él escucha atento y hace algunas preguntas por los términos médicos, los cuales respondo rápidamente dejándolo sorprendido por la hazaña de un simple conserje. —Sabes, si lo piensas bien, hasta parece una casualidad que justo estuvieras para ayudar al sujeto, quizás de haberte ido antes del baño o de seguir en esa reunión el hombre habría muerto, míralo así, al menos salvaste una vida. —Sí, pero ahora tengo otra pendiendo de un hilo que depende totalmente de mí —respondí con amargura. —Relájate hombre, ya encontrarás la forma de salvarlo también, no todos los días un conserje le salva la vida a alguien como lo hiciste tú, quizás seas el mismo conserje que un día salga en las revistas médicas o siendo el tipo lindo de la valla publicitaria en algún hospital. Al menos reconozco que el idiota me ha hecho reír en medio de esta miseria aminorando unos minutos mi caótica vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD