15. LOS CLYDE

2503 Words
Oz Estaba en mi oficina revisando mi agenda y algunas historias clínicas, debía hacer la programación de las cirugías para dentro de dos semanas, saqué otro vaso de Jack y bebí un trago, de pronto comenzó a llover y algo en esas gotas me hizo recordar a aquella noche, vi la foto en la que aparecemos con la familia de Livi y una sonrisa se dibuja en mi rostro. —¿Qué pensarías de mí sí me vieras ahora con esa pequeña? —murmuro mientras veo su rostro en la fotografía. —Sabes viejo, estoy seguro que te habría caído bien, ella es increíble, no hay dos como ella —de pronto me voy perdiendo en ese mar de recuerdos… (…) Oz (16 años) —Disculpe señor, ¿por qué nos hizo venir? —pregunta Marcus un poco nervioso. —Ya dije que tengo que hablar con ustedes. —Es curioso que muchos adultos nos señalen de mal educados cuando ustedes son iguales, nosotros nos presentamos y dejamos nuestras vidas en manos de un desconocido, lo mínimo que puede hacer es presentarse y darnos las gracias por salvar a su nieta. El sujeto me mira con ganas de matarme por hablarle tan sínicamente, pero los chicos saben que no tengo filtro en la lengua a la hora de expresar mis opiniones. —Mi nombre es Samuel Clyde, abuelo de Bárbara y patriarca de esta familia, gracias por salvar a mi nieta de ese infeliz, ahora díganme ¿qué hacían ustedes tres en ese lugar para que terminaran con ella en una cafetería a altas horas de la noche? —Lo que le dije, estuvimos en la fiesta hasta tarde, íbamos camino a casa para descansar y fue cuando la escuchamos gritar por ayuda. —¿Vieron a la amiga que iba con ella? —No, solo estaba ella con ese idiota en el jardín, después del suceso fue que nos presentamos y ofrecimos acompañarla a su casa. Escuchamos que comenzaba a llover, cada vez se hacía más fuerte y eso hizo que nos miráramos mientras pensábamos cómo haríamos para irnos, la casa de Marc estaba demasiado lejos desde este vecindario y dudo que ese viejo nos lleve. —Si quieren pueden irse cuando baje la lluvia o pueden quedarse en la habitación de huéspedes, pero si se atreven a entrar a otra habitación los castraré uno por uno ¿entendido? Los tres afirmamos, una vez terminamos de tomar el café y dejar todo limpio, nos dirigimos a una habitación que quedaba en el primer piso, tenía una cama grande, un sillón y el baño, así que menos oportunidad tenía para revisar la casa, el sujeto nos dio una última advertencia y luego nos dejó a los tres ahí. Los chicos quedaron en bóxer y camiseta y se acostaron a dormir, estábamos agotados, pero yo entré al baño para darme una ducha, necesitaba relajarme un poco antes de intentar cerrar los ojos. Después del baño estuve media hora mirando la lluvia caer, estaba cansado, pero el sueño se negaba a estar conmigo, me coloqué el jean y salí a la cocina por un vaso con agua, para mi desgracia el viejo estaba ahí sentado tomando otra taza de café y leyendo el periódico, me miró de la misma forma que antes y saqué mi vaso con agua del grifo, no iba a quedarme sin eso a pesar de su presencia. —Eres muy arriesgado o muy tonto si pensaste que tendrías alguna oportunidad. —No me interesa acostarme con su nieta, solo vine por el vaso de agua. —¿Siempre eres así de atrevido? —Es mejor ser el cabrón que dice la verdad a ser un cobarde mentiroso, así sabes quiénes son los que están realmente contigo. Los dos dimos una sonrisa de lado y él me hace un ademán preguntando si quiero otra taza de café la cual niego. Igual me quedo de pie sin que ninguno de los dos retire la mirada del otro, es curioso, nadie me había sostenido la mirada tanto tiempo aparte de los chicos y menos con esa firmeza. —Un vaso de leche tibia con canela es mejor que el agua para dormir. —Lo tendré en cuenta para la próxima. —¿No piensas dormir? —Son las cinco de la mañana, si entre la una y dos de la madrugada no he dormido entonces sigo de largo y es mejor un vaso de agua para empezar la mañana, después viene el café. —Siéntate. Retiro la silla para sentarme y seguimos bebiendo sin quitarnos la mirada de encima ¿Qué diablos quiere este sujeto conmigo? —¿Quién más vive aquí a parte de Bárbara y usted? —Olivia, mi otra nieta. —¿Y sus padres dónde están? —Por qué? ¿vas a invitarlas a salir? —Ya le dije que no me interesa acostarme con Bárbara y a Olivia no he tenido el placer de conocerla. —Eres un insolente sin modales. —Insolente sí, pero con modales y encanto —respondí con altivez. Él me preguntó hace cuánto me conocía con los chicos, hablé lo necesario de nuestras vidas pues no me gusta estar comentándolo a nadie, pero es claro que no tenía muchas opciones al permanecer en su casa después de todo lo ocurrido, de igual forma omití las cosas más importantes de nosotros dejándolo satisfecho con mis respuestas, o eso me parecía ver. Con el amanecer, Clyde y yo fuimos a comprar algunas cosas en una tienda cerca de su casa, volvimos para preparar el desayuno entre los dos y quedó sorprendido al ver que podía desenvolverme bien en la cocina. Los chicos fueron los primeros en aparecer, por lo general no dormíamos tanto en casa ajena, así que esos dos parecían zombis con esas ojeras y la resaca que tenían. —Beban esto, les ayudará a la resaca. Clyde les entrega un vaso con una bebida burbujeante y ellos la beben enseguida, sirvo el desayuno de ellos, luego el de nosotros, pero él y yo permanecemos de pie lavando la loza sucia hasta que Bárbara aparece muy sorprendida, aunque esa sonrisa que nos dio dijo mucho. —Siéntate Bonny, el desayuno está listo —dice Clyde Al poco tiempo veo a una chica más joven que Barb la cual asumo es Olivia, es bastante parecida a su hermana, pero no está tan desarrollada como ella, aunque si tiene unos labios más provocativos que los de Barb. —Amm… ¿Quiénes son ellos abuelo? —Ellos son Ismael, Marcus y Oz, chicos, ella es mi otra nieta y hermana de Bonny, Olivia. Todos saludamos y nos presentamos, pero noto que una mirada quedó más al pendiente de ella que cualquier otra, parece que a mi ya no casto hermano Marc lo ha flechado cupido. Sirvo el desayuno de las chicas y lo dejo en sus puestos junto a las bebidas, entonces Clyde y yo nos sentamos para desayunar todos juntos. Las preguntas no se hicieron esperar por parte de Olivia, pero su abuelo dijo que éramos amigos de Barb y pasamos la noche ahí luego de estar en una fiesta, aunque omitió cierto evento nocturno, igual la conversación fue amena y las chicas nos trataron bien esa mañana. Después de todo el tema nos despedimos de ellos y Barb me dio su teléfono en secreto para que la llamara después, le regalé una sonrisa cómplice y dejé un beso en la comisura de sus labios… por accidente claro. (…) —Eres un maldito Oz ¿cómo pudiste arrastrarnos a esa locura? —me reclama Isma una vez estamos en mi refugio por la noche. —Ya deja de quejarte que me tienes cansado con el temita, comieron bien y quedaron en una buena cama, eso sin mencionar que Marcus consiguió novia. —¿De qué hablas? Yo no conseguí nada. —¿Ah no? ¿Y qué eran esas miraditas que tenías con Olivia? Desde que ella apareció no le quitaste el ojo de encima. Esa noche seguimos molestando a Marc con Olivia y él se defendía avergonzado, lo que nos daba pie para seguir con nuestras tonterías. El lunes después de clases fuimos a la cancha de futbol hablando de estupideces como siempre, entonces escuchamos una voz que nos llama a lo lejos percatándonos que se trata de Bárbara, quien sube las gradas para llegar a nosotros junto a su hermana. Nos saludamos entre todos y las chicas nos invitan a tomar unas malteadas, los tres accedemos sin problema y nos vamos todo el camino hablando de nosotros, conociéndolas un poco más en lo que respecta a sus vidas, gustos, clases, entre otros datos que nos dieron. Ellas han vivido desde siempre con su abuelo y hasta hace un par de años con sus padres quienes fallecieron en un accidente, él tomó la tutoría legal de ambas y se ha encargado de velar por ellas desde entonces, a pesar de ese trágico evento han permanecido en pie muy sonrientes. Cada una posee una personalidad diferente, Barb por un lado es bastante alegre, extrovertida y risueña, habla bastante sin volverse fastidiosa y gusta de vestirse a la moda con lo que puede, hasta diseña algunos de sus atuendos según nos dijo. Olivia por otra parte es más tranquila, también habla una vez toma confianza, se nota que es un ratón de biblioteca igual que Marc y le gusta ser disciplinada en sus cosas, aun con todo es hermosa y esa actitud de chica difícil la hace ver increíblemente atractiva, más cuando después de molestarla un poco me respondía un tanto altanera. Tras pasar la tarde con ellas, nos invitaron a ver una película el viernes y después cena en su casa con una pizza que hace su abuelo, me fastidiaba un poco la idea de que él estuviera presente, pero Barb dijo que esa noche él iría a una reunión de la iglesia, así que la casa sería solo para nosotros… ¿Y quién soy yo para negar una invitación tan exquisita? Llegó el esperado viernes, en la tarde después de la escuela nos fuimos todos a comer y después al cine, por suerte las chicas no se colocaron en plan cursi y vimos una película de acción, todos estábamos muy entretenidos, pero Barb y yo teníamos otros planes en el cine. Para mitad de la función dijo que traería más palomitas para todos y me pidió que la acompañara, en cuanto salimos del lugar percibí una mirada perversa, una que conocía bien y prendió todo mi cuerpo. —¿Crees que tengan mucha hambre o pueden esperar un poco? —pregunta coqueta. —Eso depende de lo que quieras hacer —respondí en el mismo tono con sonrisa seductora. Ella mordió su labio, acuné mi mano en su mejilla haciendo que lo soltara y la atraje a mi cuerpo tomando su cintura, nos fundimos en un beso que levantó todas mis malditas ganas al sentir esos labios gruesos y exquisitos, besaba delicioso y la forma de mover su lengua me daba a entender que ya tenía práctica. La separé un instante sin que ninguno dejase de sonreír y di otro beso casto con una mordida que la hizo gemir suave. —¿Vamos por las palomitas o a otro lado? —pregunté. —Sígueme, ellos pueden esperar y mi hermana tiene dinero por si van a comprar algo. Tomó mi mano llevándonos a una puerta que estaba un poco oculta del público, cerró con seguro y encendió la luz, era una pequeña bodega, pero sería suficiente para hacer lo que quisiéramos. Ella sin darme tiempo a nada robó mis labios en un beso más ardiente al anterior, mis manos se pasearon por su espalda hasta esas caderas que me llamaban a gritos, su trasero era firme y mi bulto pedía que lo liberara con urgencia. La levanté acomodándola sobre una mesa y corrí su falda en lo que ella abría mi pantalón, retiré su braga metiéndola en mi bolsillo y abrí su blusa descubriendo esos voluptuosos senos; decorados con un brasier blanco que resaltaba exquisitamente en su piel. Hice a un lado esa estorbosa tela apoderándome de sus pezones y bajé mi ropa para rozar su húmedo centro, sus gemidos me endurecían más al igual que sus caricias y saqué el condón acomodándolo rápidamente… el hecho de que me encante el sexo no significa que sea un irresponsable. Con todo listo la penetré de un golpe y cubrí su boca ante ese magnífico gemido, me fastidiaba no poder deleitarme con ellos, pero es mejor esto a que alguien nos descubriera y arruinara todo. Seguí embistiéndola y besando esas tetas que se movían tan bien de arriba abajo, realmente valió la pena aguantarme a ese viejo aquel día, aunque tampoco me cae mal. Luego de algunos minutos de deleitarnos en esa bodega salimos con cautela, creí que se pondría fastidiosa como otras chicas de querer abrazarme y tomar mi mano, pero me sorprendió al tomar una posición neutra, como si nada hubiese pasado. Volvimos a la sala con las palomitas y continuamos la tarde con los chicos sin mayor dilema, nadie preguntó nada ni hicieron comentarios al respecto. Al anochecer fuimos a casa de ellas, donde ya estaba la pizza en el horno esperando por nosotros, Olivia fue conmigo a la cocina para servir todo y llevarlo a la sala donde haríamos un karaoke. —¿La pasaron bien en el cine? —pregunta perspicaz. —Muy bien ¿y tú te divertiste? —Bastante, aunque no de la misma forma que ustedes. —Si querías divertirte conmigo solo tenías que decirlo Livi. Me acerqué por detrás de ella rodeando su cintura y la giré para que quedase frente a mí. —Será mejor que quites tus manos de mi cintura o sabrás lo que es bueno. —Me encantan las chicas difíciles. —Pues de mí sí que te vas a enamorar. Seguido a esas palabras pellizcó mi estómago y me empujo un poco suave apartándome de ella, ambos sonreímos por lo ocurrido, pero ella igual quería hacerse la digna. —Deja de pensar que soy como mi hermana Oz, que ella sea más liberal no significa que corres con la misma suerte conmigo, así que mantén tus manos alejadas o meteré tu cabeza en el horno la próxima vez. Tomó la bandeja con la pizza y se fue contoneando esas caderas en lo que yo reía por su actitud. —Parece que las cosas serán más divertidas desde hoy –murmuré con una gran sonrisa. Tomé la bandeja con las bebidas y regresé a la sala con los chicos, todos pasamos una noche fenomenal hasta que llegaron las diez y caímos dormidos en la sala, estábamos tan agotados de todo lo que nos divertimos hoy con ellas; que me hizo pensar que hace mucho no la pasábamos tan bien con otra persona, tal vez no sea tan mala idea tenerlas en nuestras vidas una temporada.
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