60. CAMBIO DE VIDA

2016 Words
Era bastante claro que ella no iba a ceder ante nada, estaba convencida de que ese bebé era mío, pero yo no tenía garantía alguna. Es imposible que algo así me ocurra cuando siempre me he cuidado en mis relaciones, no fallé jamás en ninguna, pero si es verdad lo que dice, entonces el coctel de drogas que debieron darme era muy fuerte y como tenía resistencia en mi cuerpo, quizás no me afectó por completo como les habría pasado a otros, posiblemente habría tenido una muerte segura de no ser por toda la mierda que me metí. —Bien, digamos por cinco malditos segundos que ese bebé es mío ¿En qué mierda pretendes meterme? Porque si estás pensando que me casaré contigo estás muy equivocada. —No seas tan iluso maldito cretino de mierda, lo que quiero es que me ayudes con alguien en el hospital para sacarme este estorbo. Había tanto odio y repulsión en sus palabras que me contagiaron en demasía. Si ya estaba bastante mal con mis problemas de la universidad, ahora sí estaba viendo una avalancha descomunal e incontrolable que estaba dispuesta a acabar conmigo. —¿Me estás pidiendo que haga un aborto? Es obvio que eso pedía, pero no podía salir de la mierda que me jodía en mi cabeza con cada segundo transcurrido. —Tú no, alguien del hospital —respiró profundo tratando de controlarse. —Mira, es obvio que tú no vas a responder por esta cosa y yo no pretendo arruinar mi vida ni mucho menos mi cuerpo, así que tienes que ayudarme a sacar esto lo antes posible y los dos volveremos a nuestras vidas como si nada hubiera pasado. Debí alejarme unos pasos de ella tratando de encontrar el maldito botón de reinicio en mi vida, sentía que no podía ni con el aire que entraba a mis pulmones, que de por sí no era demasiado. Respiré profundo tratando de buscar la razón en medio del caos que tenía en mi mente y volví con ella bastante serio. —¿Ya te hiciste al menos revisar con un médico? —Obvio no, estaba tratando de digerir todo este problema y no hace mucho fue que regresé a la ciudad. Entonces ¿vas a ayudarme? —Primero te tiene que ver un médico, Madison, el límite para hacer un aborto es de tres meses y nosotros nos acostamos hace cuatro o cinco, sería ilegal y nadie se atreverá a eso tan fácilmente. —¿¡QUÉ!? No, olvídalo, tengo que sacarme esta cosa lo antes posible. —¡No seas estúpida!, si te atreves a hacerlo no solo estarías matando a mi hijo, sino que también puedes morir en el proceso y por muy poco que me importe tu maldita vida, no creo que pienses lo mismo. Nos miramos desesperados y asustados ante mis palabras, ella al enterarse que podía morir en el procedimiento y yo al percatarme de que había dicho “mi hijo” cuando ni siquiera estaba seguro que lo era. —Hagamos algo, mañana debo ir a trabajar desde las diez de la mañana, llega al hospital a las siete e intentaré buscar un médico para que te revise, dependiendo de lo que diga ya veremos qué hacer. —No pienso tener este hijo Oz, no quiero este maldito estorbo, así que ve pensando en algo esta noche porque mañana mismo tenemos que solucionar este problema. Ella me entrega un papel donde está escrito un número telefónico y una dirección. —Esos son mis datos, ahí puedes contactarme. Más te vale que no te atrevas a escapar porque juro que te buscaré en tu trabajo y te expondré ante todos como la basura que eres, necesito este estorbo fuera de mi vida Oz —tragué en seco sin decir una palabra mientras la veía irse en un auto con otra chica. Ahora sí estaba metido en un problema de verdad. Me fui caminando sin pensar en nada más que todas las terribles noticias que había recibido hoy, pero saber que había un bebé en mi vida me atormentaba como nada en este mundo. Siempre tuve claro que no tendría hijos, pues mi mayor temor era que heredara los problemas mentales de mi familia, tampoco sabía cómo ser padre ni cuidar de un bebé y obviamente no tendría una relación con esa mujer, pero lo que es peor, la idea de que sea mi hijo y ella lo quisiera matar también era otro puñal que me torturaba con intensidad. ¿Tenerlo o no tenerlo? ¿Es mi hijo o no lo es? ¿Y si me quedo con ese bebé y resulta no ser mío, entonces qué haría con esa vida que ya estuviese en mis manos dentro de unos meses? Pero si lo era ¿nacería con el mismo maldito problema que yo? Eran tantas las preguntas que no sabía qué hacer, estaba agotado, frustrado, tanto fue así que no regresé a casa sino que me dirigí al hospital. Todos se sorprendieron al verme llegar a esa hora y más por el estado en el que me encontraba, pero no perdí tiempo y hablé con algunos médicos en turno, les comenté el caso como si fuese completamente ajeno a este, al menos la poca cordura que me quedaba la pude usar a mi favor para una buena actuación. Ellos me contactaron con alguien que, según los horarios, llegaría a las ocho de la mañana, así que me metí en el sistema y programé una cita para Madison sin que nadie se diera cuenta, solo espero que puedan revisarla antes que me despidan por esto, pero necesito saber cómo está ese bebé, necesito saber qué hacer. Después de haber trabajado toda la madrugada sin dormir, preparé algunas cosas de mi casillero, me di una ducha para calmarme de toda la situación y me cambié rápidamente. Salí para llamar a casa y decirles que estaría doblando turno en el hospital para que no me molestaran, ya lo había hecho antes, así que ellos no solían interrumpir bajo ningún concepto, tampoco les di tiempo a preguntarme nada y colgué para luego dirigirme a la entrada donde esperaría a Madison. —Llegas una hora tarde ¿Dónde mierda te metiste? —reclamé entre dientes una vez llegó al hospital. —Ese no es tu problema, lo importante es que estoy aquí así que muévete, cuanto antes me saquen esto mejor para los dos. Callé mis palabras para evitar un escándalo en ese lugar y nos dirigimos al piso correspondiente, por suerte hablé con la secretaria para que me diera una espera y luego pagar la consulta, pues estábamos retrasados y no quería perder más tiempo. Ingresamos al consultorio, la ginecóloga nos hizo algunas preguntas y pidió a Madison que se cambiara, yo apenas emití respuesta alguna ya que no tenía conocimiento de la vida de ella. La ginecóloga colocó el dispositivo sobre su vientre y me enfoqué en la pantalla, por suerte había visto muchas imágenes y me había instruido hasta ahora sobre los exámenes que se hacían, así que en cuanto vi esa figura algo extraño se alojó en mi pecho. —Por lo que se aprecia, tienes diecinueve semanas de embarazo Madison y a pesar de lo que me dijiste tu bebé se ve sano, aunque sí deberás tomar vitaminas para fortalecer el desarrollo y otra serie de indicaciones que te mandaré. —Pero cómo es posible que esté embarazada de tanto tiempo y no tener síntomas sino hasta ahora, ni siquiera se me notaba la barriga —pregunta desconcertada. —Cada embarazo es diferente, hay algunas mujeres como tú que no tiene nada y un día cualquiera se muestra el vientre abultado, pero eso no quiere decir nada malo, tú y el bebé están bien. —¿Y no es posible sacarlo para este punto? La mujer y yo nos quedamos mirando a Madison en cuanto hizo esa pregunta, por supuesto, ella estaba asombrada y yo estaba que la asesinaba. —El embarazo está muy avanzado y ya no es una opción, sería muy arriesgado, mi recomendación es que hablen bien lo que quieren hacer, si se harán responsables juntos, uno de los dos o bien pueden darlo en adopción al nacer, existen muchos programas que les brindarán apoyo. —¿Algo más que debamos tener en cuenta? —pregunté tratando de desviar el tema. —Solo deberá seguir las recomendaciones que les daré y presentarse a control dentro de un mes, por lo demás todo está perfecto, en la próxima visita sabrán el sexo del bebé ya que en esta no se quiso dejar ver. Madison fue a cambiarse en lo que yo recibí la prescripción médica, nos despedimos y salimos rumbo a la cafetería para hablar a solas, por suerte no había mucha gente. —¿Todavía estás empeñada en la idea del aborto? —pregunté luego de varios minutos de silencio. —No lo sé Oz, no quiero morir, pero tampoco quiero este bebé, tengo una vida, sueños, metas y en ninguna de esas cosas encaja el hecho de ser madre. A diferencia de ayer los dos hablábamos más tranquilos, abrumados eso sí, pero tranquilos. —¿Estás completamente segura de que ese bebé es mío? Porque si me dices que no lo es, lo entenderé y haremos de cuenta que nada pasó, si quieres busco al imbécil del padre y le parto la cara, pero necesito estar seguro Madison. —Sí es tu hijo Oz, creo en la palabra de mi hermana y ella incluso vio el condón cuando lo saqué en medio de mi estupidez, tú ya estabas dormido para ese momento y nadie estaba en sus cabales, si ella dice que así pasó entonces le creo. Pasé mis manos por mi rostro dando un profundo respiro, estaba agotado de tantas cosas y lo peor de todo es que esto apenas comenzaba. —Te propongo que por ahora sigas con el embarazo y el día del nacimiento tomemos una decisión, mientras tanto podemos seguir pensando qué hacer. —No lo entiendes, no puedo volver a mi casa con un hijo, me matarían. —Entonces quédate aquí hasta que nazca el bebé. —¿Y bajo qué excusa? Oz, voy a entrar a la universidad dentro de poco, no tengo cómo justificar tanto tiempo de ausencia. —Afronta los malditos hechos Madison porque tú y yo tenemos el mismo nivel de responsabilidad en esto, aunque tú más que yo, si hubieras evitado que me drogaran yo mismo habría puesto el condón sin problema y no estaríamos en esta situación —dije furioso entre dientes. Estaba harto de esa actitud de ella, estaba cansado de los gritos en mi cabeza, no soportaba un minuto más de esto, lo bueno es que al menos no me reclamó esta vez porque sabe que es verdad lo que digo, por su culpa me drogaron y ese fue el principio del caos en nuestras vidas. —Bien, pero no pienso costear sola los gastos del embarazo, porque una cosa sí tengo clara y no cambiaré de parecer, una vez nazca este bebé me desharé de él, ya será tu problema si lo recibes o lo das en adopción, pero yo desapareceré de su vida para siempre. —Por los gastos no te preocupes, yo me encargaré de comprar lo que prescriba el médico y también costearé las citas, pero de ahí en adelante te toca sola y de una vez te advierto que no intentes chantajearme con ese bebé Madison, porque si te crees más lista que yo, entonces te mostraré al maldito psicópata que habita en mí y créeme, no te gustará —le entrego un papel que ella recibe de mala gana. —Ese es mi número, puedes contactarme ahí en caso de que necesites algo y no olvides lo que te dije. —Tú tampoco olvides lo que te dije. —Lo dejaste muy claro, una vez nazca será mi problema, el tuyo por ahora será ocuparte de que ese bebé llegue con vida y se mantenga a salvo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD