134. MEMORIAS III

2725 Words
Ismael Recuerdo la vez en que dos oficiales del gobierno llegaron a la universidad preguntando por mí, me informaron sobre el interés que tenían en mi trabajo y deseaban contratarme, el pago sin duda era formidable, jamás en mi vida vi tantos ceros en un contrato, pero el hecho de saber que ellos podrían jugar con mi tiempo a su antojo y trasladarme por diferentes partes del mundo según lo requirieran es lo que me dejaba pensando, porque prácticamente sería imposible para mí el poder estar con mi familia. Debatí todo el asunto con Marcus al ser la persona que tenía más cerca y el motivo para seguir en la ciudad, pero él me dijo que era una oportunidad única en la vida, debía aprovecharla y asimismo tener mucho cuidado porque el gobierno no es algo para tomar a la ligera igual que la mafia, algo que él sabía a la perfección al tener contactos dentro de este. Después de hablar con él acudí al único hombre que he visto como mi padre, Samuel prácticamente me dijo lo mismo que Marcus, pero también decía que quizás podría encontrar mejores oportunidades después de trabajar con ellos, especialmente en otros países. No sé por qué, pero algo en su tono de voz me decía que hablaba de Bárbara, hacía un tiempo que dejamos de hablarnos, cortamos esta vez toda comunicación para evitar cualquier rastreo que la llevara hacia ella y en vez de eso solía hablar con Oz a un número privado que él mismo nos había dado a Marc y a mí. Siempre preguntaba por ella, quería saber de su vida y sobre todo quería estar seguro de que fuese feliz, aunque el golpe más fuerte lo recibí cuando Oz me dijo que ella se casaría, al parecer solo sería un buen negocio, pero la noticia me dolió en el alma. No quise darle vueltas al asunto y la dejé ser feliz concentrándome en mi trabajo, especialmente al acceder a la oferta que me ofrecía el gobierno en Washington. Es cierto que solo sería un negocio para ella, pero quizás al estar con ese hombre podría llegar a enamorarse y formar una familia con él, algo que ya nunca más podríamos tener excepto en mis estúpidos sueños. Al final simplemente acepté la realidad en la cual vivimos, la decisión que tomé de salvarla para ayudar a mi hermano y su familia aun cuando eso me costara la felicidad y un futuro con la mujer que amaba, también el hecho de que avanzaba a pasos agigantados en este nuevo empleo trabajando prácticamente para ellos las veinticuatro horas, todo con tal de no pensar en lo que había perdido. Sin embargo, hoy día no reniego de nada, porque es gracias a esa cadena de decisiones que un tiempo después mi vida volvió a tener un cambio significativo al ver a esta nueva mujer que le daba otro sentido a mis días. Justo cuando más pensaba en ella, aparece por el pasillo con su uniforme gris y cabello recogido en una cola alta, Linda toca la puerta con la alegría que tanto la caracteriza e ingresa diciéndome algo sobre unos informes, la verdad no sé de qué habla con exactitud, pero me encanta cada vez que ríe y su nariz se arruga un poco, la hace ver muy hermosa. —Sal conmigo —digo a quema ropa dejándola un poco avergonzada. —¿Qué? —Sal conmigo, vamos a algún lugar a divertirnos un poco. —No sé, no creo que sea lo más conveniente. —¿A qué le temes? Solo es una cita a comer, quizás dar una caminata en algún lugar y si no te aburres conmigo podríamos terminar con algunos tragos en la noche, algo ligero. Su risa nerviosa acelera mi pulso, me mira y a la vez me esquiva, pero yo estoy embelesado por ella. Desde hace un tiempo me he dado cuenta que es una mujer muy hermosa y aguerrida, sale con temas muy interesantes para conversar en las veces que nos vemos y tiene algunos gestos que me fascinan en una mujer, gestos que incluso tenía Bárbara, pero al compararlas las veo tan diferentes y al mismo tiempo tan fascinantes, sin embargo, ella hace parte del pasado, en cambio Linda podría ser mi presente. Ella accede a salir conmigo y cuando llega el tan esperado día me arreglo con un jean, camiseta básica y una campera, me recuerda un poco a mi adolescencia cuando salía con Oz a conquistar alguna chica, entonces llegó Marcus y las salidas se modificaron para conseguirle una cogida de una noche, lo que terminaba al final en risas, alcohol y cigarrillos en vez de sexo para él. Subí a mi auto tras colocar mis gafas oscuras y pasé por Linda a su casa, me encuentro un poco nervioso, pero en cuanto abre la puerta regalándome su alegría cambia mi día por completo. —Me habría encantado traerte flores, pero soy de los que prefiere dar otros detalles. —¿En serio? ¿y qué detalle tienes para mí? —pregunta entre nerviosa y coqueta. Retiro mis gafas mirando sus ojos claros tan radiantes como su sonrisa y acuno mi mano en su rostro, corto la distancia de nuestros labios generando una gran tensión y dejo un beso en su mejilla sonriéndole galante. —Vamos, no quiero que se retrase tu almuerzo —murmuro a centímetros de sus labios dejándola más nerviosa. Llegamos a un restaurante de asados, pedimos una picada, un par de cervezas y la conversación fluye como si los temas jamás se fuesen a acabar, mi voz sigue sus palabras en automático mientras mi cabeza se concentra en conocer más sus gestos de desagrado, tristeza, alegría, miedo, todos y cada uno me parecen interesantes, incluso las líneas en su frente que tanto le disgusta a mí me fascinan. (…) —Oz… Oz… —Tranquilo, aquí estoy —presionó mi mano, intenté abrir los ojos pero la luz era muy fuerte. —Descansa Isma, solo descansa. —Tengo que irme… tengo… —presionó más fuerte sin llegar a lastimarme. —Solo descansa hermano, aquí estaré contigo. Sentí una punzada en el brazo cayendo nuevamente dormido. (…) —Lamento mucho que todo lo ocurrido terminara alcanzándolos, lo que menos quería era que salieran afectados. Ver a Marcus en ese estado siempre empeoraba el mío y el tener que ver hoy junto a mis dos hermanos a Livi sedada en una camilla después de la terrible noticia es algo que nos afecta todavía más. —A pesar de todo seguimos siendo una familia, Marc, siempre nos cuidaremos el uno al otro, siempre estaremos para el otro sin importar nada y eso es lo único importante. —Se suponía que ellos vendrían con Oz para estar a salvo Isma y por un instante quise creer que en verdad había sido un accidente, una maldita jugada de la vida, pero ahora más que nunca me encargaré de demostrarles quién es Marcus Jhonson. —Sea lo que sea que vayas a hacer ten por seguro que Ismael y yo te acompañaremos, no dejaremos que lo que le hicieron a Livi quede impune —dice Oz con total convicción y odio. —Hemos luchado esta batalla los tres juntos desde el comienzo y así la terminaremos Marcus, eso tenlo por seguro, Oz y yo sostendremos este peso contigo. —Les agradezco muchísimo todo lo que han hecho, pero no, por mi culpa hemos perdido demasiado y esta vez me aseguraré de terminar todo por mi cuenta. —Marc… —Isma, ve a casa con tu esposa, disfruta de tu hija que ya está en camino y hazla tan feliz como yo no pude hacer feliz a los hijos que quería tener con Livi, sé que deseabas que fuera de Bárbara, pero también sé que no la abandonarás así como yo no abandoné a Liam —dio unos pasos quedando al lado de Livi y miró a Oz con una sombra en sus ojos nunca antes vista. —Cuídala, haz todo lo que puedas por ella y asegúrate de que el hombre que escoja siempre la proteja y la haga feliz. —Así será. —Quisiera estar a solas con ella un momento. Oz y yo salimos de la habitación quedando en el pasillo y cerramos la puerta para darles más privacidad. —Nunca vi tanta oscuridad en Marcus —dije al recordar su semblante segundos atrás. —Es igual que pasó con nosotros, solo necesitaba que todo diera un vuelco en su vida para arrastrarlo a ese pozo de perdición —Oz coloca su mano en mi hombro llamando mi atención. —Ismael, ¿has pensado en Bárbara? —maldito infeliz, siempre supo ponerme el dedo en la llaga. —Sé que al menos ella está bien, con la protección que le da su esposo se mantendrá a salvo y lejos de todo este asunto. —Si tú lo dices. Algo en su rostro me decía que había más, pero antes de que pudiera preguntarle entra una llamada de Linda, escuchamos que Livi levanta su voz y él me indica que conteste en lo que se hace cargo de ellos, pero todo esto está mal, la idea era tener una vida más tranquila después de tantas tragedias y ni eso pudimos conseguir aun con todos los sacrificios que hicimos. (…) —No, ya basta, no más cosquillas. —Por favor papá, no más. Escucho a lo lejos las fuertes risas de mis hijas, es tan relajante, ellas llenan mi alma y mi corazón de una forma única e inigualable. —Ismael… —de nuevo la melancólica voz de mi hermano hace que sus voces se apaguen. —Me duele el cuerpo Oz, me duele todo —dije con dificultad al no poder moverme. —Te daré algo para el dolor, no te preocupes por nada. (…) El momento más significativo que viví con Linda no fue el día que nos casamos, sino el día en que nació mi pequeña Jade, por poco no logro llegar al parto de no ser porque Oz movió sus influencias con Borson y viajó conmigo a Estados Unidos llegando justo a tiempo, ya que al abrir la puerta del quirófano escuché el fuerte llanto de mi pequeña resonando en las paredes diciéndole al mundo que estaba lista para vivir. Poco después de que la limpiaran y Linda cayera dormida por todo el esfuerzo que debió hacer, la enfermera llegó a la habitación entregándome a mi hija. Oz estuvo a mi lado conociéndola, se enamoró tanto de ella como yo y mencionó unas palabras que jamás olvidaré. —Es igual que Becca. Su felicidad parecía no borrarse con nada y sus ojos se cristalizaron con el pasar de los segundos, entonces mi corazón me dijo lo que debía hacer, le entregué el tesoro más importante de mi vida a la persona en quien más he confiado durante tantos años. Él estaba indeciso al comprender que era un momento especial para mí, pero la seguridad en mi semblante no se apaciguó y él la tomó en brazos acariciando su rostro con mucho cuidado. —Quiero que seas el padrino de Jade —él frunce el ceño quedando muy confundido. —¿Jade? —preguntó sin creerlo todavía y levanté el hombro con resignación. —A Linda le pareció un bello nombre… en fin… Era evidente que no le había agradado la idea, él, al igual que yo, siempre creímos que la primera hija que tuviese tendría el nombre de mi madre. —No quiero saber el motivo, aunque ya me hago una clara idea —respondió conteniendo el desagrado de la noticia hasta que mi pequeña dio un bostezo haciéndolo sonreír. —De todas formas no importa el nombre, ella es idéntica a Becca y no tiene nada de tu esposa —reí ante el orgullo de su descaro. El segundo momento más significativo en mi vida junto a Linda fue con la llegada de Norah, ese día estábamos visitando a mi familia porque los extrañaba demasiado, ella como siempre no quería verlos, pero igual fue conmigo al ser “amenazada” por Oz cuando le dijo que Bárbara iría, lo que nunca terminó ocurriendo, pero lo que sí pasó fue que en medio de una discusión ella rompió fuente, todos escucharon los gritos por las contracciones y acudieron a nosotros. Ese día las cosas se complicaron con el tema del transporte al haber una fuerte nevada, así que Livi auxilió a Oz quien se preparó para traer a mi hija al mundo el día menos esperado y en el lugar que menos habría anhelado ella, pero yo era el bastardo más feliz de todos al saber que esta vez sí estaría en todo el proceso con Linda. En ese instante se nos olvidaron las diferencias y el motivo de la pelea concentrándonos en recibir a nuestra hija, una la cual nació muy sana y con unos pulmones fuertes porque su llanto resonó más que el de su hermana. Recuerdo que en cuanto Oz se aseguró de que estuviera bien, me la entregó envuelta en una pequeña toalla blanca que le puso Livi, Marc llegó con algunas cosas que Oz le había solicitado y al ver el semblante de ellos volvió a surgir ese algo en mi corazón, le di una señal a Marcus para que sostuviese a mi hija junto a Livi, ellos vivieron un momento muy especial en silencio cuidando de mi hija, limpiándola, siendo felices por unos minutos con aquello que no podrían tener nunca en sus vidas y que añoraron por años. Después de todo el ajetreo del momento llevé a Linda para que descansara un poco, mis hermanos seguían con mi pequeña en lo que yo tenía a Jade en brazos para que conociera a su hermanita. Éramos tan felices que nada podría opacarnos, así que otro deseo se repitió y lo dije en voz alta a los presentes. —Marc, Livi, quiero que sean los padrinos de mi hija Norah. Todos quedan viéndome, unos felices, otros sorprendidos y una mirada caló profundo en mí igual que pasó con Jade, de nuevo no pude hacerlo, pero esta vez él no se calló sino que me apartó de los presentes minutos después de escuchar que los padrinos aceptaron su título. —¿Norah? ¿Ahora cuál es la excusa? —reclamó furioso. —Oz, no quiero hablar de eso, no quiero que se arruine este día tan importante para todos. —Entonces explícame en qué mierda estás pensando. —Ya sabes que todo esto tiene que ver con Linda, lo que menos quiero es una discusión con ella y al final no es el nombre lo que importa, sino que mis hijas estén bien y a salvo. —Déjate de tus malditas estupideces y colócale un límite a esa mujer o juro que ella terminará de barrer el piso contigo. —Oz, por favor, no hagas esto más difícil. —Yo no lo hago difícil Ismael, porque no soy yo quien se deja arrastrar por el capricho de una mujer por encima de algo tan importante como es el recuerdo de Becca. —¿Y dejarás a mis hijas de lado solo porque ninguna lleva el nombre de mi madre? Él queda en jaque ante mi pregunta, está muy enojado y sus voces lo martirizan, después de tantos años él sigue haciendo los mismos gestos cuando eso ocurre. —A mis sobrinas nunca las dejaré de lado y ellas siempre contarán con mi protección al igual que el de la familia, pero no me pidas simpatía para esa mujer porque es la última maldita vez que haré algo bueno por ella. Y así fue, Oz nunca más volvió a ver con buenos ojos a Linda, al comienzo solo fueron sus típicas bromas pesadas, después el disgusto porque ella ofendía a la familia sutilmente y yo lo dejaba pasar para tranquilizarla, siguió con el rencor por lo ocurrido con Jade y finalmente el nombre con Norah. A pesar de todo, Oz seguía velando mínimamente por la integridad de Linda, aun cuando la detestara lo hacía por el solo hecho de ser la madre de mis hijas y ellas la querían, hasta que todos los problemas que había entre nosotros como pareja las alcanzaron llegando a fracturarnos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD