8. EN FAMILIA

2135 Words
Se acercaba el otoño y con eso la llegada de los chicos, había programado hace un tiempo la visita de Travis, me dijo que quería ver a Livi así que reservé un vuelo para él, me quedo viendo una fotografía de cuando tenía un año y recuerdo cuando llegó a mi vida. Él, así como esa pequeña, fueron dos sorpresas inesperadas que marcaron hasta lo más profundo de mi ser, la diferencia es que él era un chico inocente y dulce que tenía la oportunidad de salir adelante por el buen camino, pero ella es una joven que nació en la oscuridad y conoció el dolor en la misma forma que yo experimentando en su cuerpo el tormento que viví física, emocional y mentalmente. Desde que nací, llegué a recibir abusos por parte de mi padre, él no solo me golpeaba, sino que en los días que más ebrio y drogado estaba se escabullía a mi cuarto para violarme. Supongo que es por eso que en su retorcida mente se deleitaba en violar a mi madre frente a mí, porque es como si también me empujase a lo mismo, el maldito enfermo que anhelaba convertirme en él y a la vez en su esclavo de perversión. Me prometí que nunca tendría hijos, pero si por algún descuido llegaba a ocurrir, entonces no le permitiría conocer esa maldad del mundo y menos lo dejaría ensuciarse de mi locura, no obstante, él llegó el día que menos lo imaginé revolucionando mi vida por completo. Me levanté temprano para recoger a Travis al aeropuerto, debía hablar con él antes de llegar a casa de Marc para ponerlo al corriente de la pequeña, no puedo permitir que estén cerca y menos porque él no puede comprenderla al estar tan confundido conmigo. Llegué puntual y al cabo de diez o quince minutos sale con su maleta, se ve muy bien, se nota que entrena bastante en el internado, no veo signos de que consuma drogas, quizás alcohol, pero es normal en adolescentes. Se acerca a mí y pongo mis manos en su rostro, tiene los mismos ojos azules que yo, su mirada es suave, solo carga dudas, resentimiento y dolor por mi abandono. —Me alegra verte de nuevo, te ves muy bien —sonrío ligeramente y lo abrazo. Sé que ese gesto lo confunde viniendo de mí, desde hace unos años no sabe cómo reaccionar bien a ese acto porque piensa que no me importa, igual si recibe mi abrazo o no me tiene sin importancia, él es libre de decidir y no lo obligaré a hacer algo que no desea. —Gracias, tú también te ves bien —menciona al separarnos. —Creí que no vendrías. —Dije que lo haría, ahora vamos a casa, ahí nos recogerá Marcus para ir a la suya. Íbamos en el auto y aproveché este momento para hablar con él. —Travis, tengo programadas algunas cirugías esta semana así que no podré estar contigo, la idea es que te quedes en casa de Marc con Livi y el fin de semana la pasemos juntos —noto de reojo que empuña su mano, no le agradó la idea, pero no tengo otra opción. —Está bien, antes me sorprende que dejaras libre el fin de semana. —Hay algo más que debes saber y necesito que me prestes mucha atención —me mira con gran intriga y confusión, sabe que yo no suelo decir eso y de ser así debe ser muy importante. —¿Qué pasa? —En casa de Marc y Livi está viviendo una pequeña niña, ella tiene unas circunstancias especiales y necesito que te mantengas a cierta distancia de ella, mínimo tres metros y escúchame bien, por nada del mundo te atrevas a disminuir ese límite ¿entendido? —¿De qué hablas? ¿Qué pasa si eso ocurre? —Lo mismo que pasó hace unos meses, morirás a manos de ella como pasó con otros cuatro hombres. —¿Qué? Sabía que estabas loco, pero eso que dices es… —Es la verdad y si quieres puedes hablar con Livi, ella estuvo conmigo esa noche que Marc nos llamó para que lo ayudáramos, esa pequeña no es mala ni se meterá contigo, pero sí es necesario que respetes ese espacio entre ustedes. —¿Y qué está haciendo con ellos si es tan peligrosa? —Es mejor que esté con nosotros en vez de la calle y tampoco la dejaría ir a ningún sitio. —¿Es importante para ti? —sabía la respuesta a su pregunta, pero callé. Ella es mucho más que eso y cada día que pasaba a su lado ese sentimiento crecía. Al ver que no respondería nada se acomodó nuevamente y continuamos el camino en silencio. Sé que se hará ideas erróneas sobre nosotros, pero le dejaré esa tarea a Livi, ella logrará explicarle mejor el asunto conmigo y su palabra es más creíble que la mía, al menos ante los ojos de él. Cuando llegamos nos encontramos con Marc en la entrada, al parecer los chicos llegaron antes, le dije a Travis que fuera con ellos para acomodar su maleta en lo que parqueaba el carro y después irnos juntos. En todo el camino Marc y yo les explicamos lo que debían hacer con la pequeña, se notaba que Robert y Travis tendrían sus roces con ella, pero Liam estaba feliz de poder verla, esperemos que las cosas salgan bien. Llegamos a casa, Livi nos recibió con gran entusiasmo y los chicos la abrazaron con mucho cariño como siempre, entonces veo a mi pequeña asomarse por las escaleras y bajar uno a uno los escalones, mi mente voló imaginándola con un exquisito vestido, unos tacones y cuerpo desarrollado, ella sería la perdición de muchos hombres, yo incluido. Livi hizo las presentaciones con los chicos, en un momento Robert llegó a acercarse, pero no pasó la gran cosa, aunque sí noté que en el almuerzo él y Travis la veían con detalle, nunca cruzó miradas con ninguno ni pronunció palabra alguna a diferencia de los demás. Sin embargo, hubo algo que llamó profundamente mi atención y es que el sabor de la comida era diferente, llevo años comiendo los platos de Livi y los reconocería con los ojos cerrados, así que algo hizo hoy para variar y de ser mis sospechas ciertas solo podía comprobarlo con el postre. Llevamos los platos a la cocina al finalizar y Livi comenzó a servir el helado, era de vainilla con limón y salsa de fresa, dejé que me sirviera de último y me entregara el de ella para llevárselo al comedor. Ella había quedado a un extremo de la mesa, no se levantó como los demás; sino que esperaba a que todos se alejaran de la cocina para llevar su plato. Caminé hacia el otro extremo del comedor como depredador, pero me veía atenta, no era alguien que se dejara intimidar fácil. Cuando llegué al puesto contrario al de ella, dejé la copa y nos miramos con intensidad. Sutil, pero visible a ella, paseé mi dedo señalando el helado de vainilla, mas no hizo nada y al pasar al de limón, recogió sus dedos mirándome expectante, tomé la cuchara con un poco de limón y salsa dejando que inundara mi boca, pero nada me preparó para eso. Era su sabor, ella lo hizo y quería mi veredicto, se puso de pie, dejé la cuchara a un lado y caminamos, ella acechaba un lado para llegar al helado y yo acechaba al otro para tomar su plato, sonreí al verla caminar con tiento, llegamos a nuestros puestos y tomamos los recipientes del otro, con ella sobraban a veces las palabras porque en nuestros ojos estaban todas y cada una de ellas. Asentí con mi cabeza y regresé a la cocina con su plato y vaso del almuerzo, en lo que ella quedó en el comedor disfrutando su postre. Al cabo de media hora todos estaban en el patio, fui a la cocina para hablar con Livi quien terminaba de limpiar todo mientras los veía jugar, entonces acaricié su brazo para hacer mi pedido, uno que sabía entendería bien. —Te ves hermosa con ese vestido Livi y sí que te luciste hoy con la comida, sabía diferente, incluso mejor —sonrió negando con su cabeza. —Está en el congelador y la salsa abajo en el frasco transparente, ya te empaqué para llevar y así puedas cenar bien —respondió entre risas. Muerdo mi labio y beso su mejilla. —Por eso eres la mejor, nena. Serví el helado con la salsa y me coloqué a su lado. —¿Qué le pusiste que sabe diferente? —Nada, tiene lo de siempre. —Entonces ella te ayudó ¿no es así? incluso preparó el helado contigo. —Deja descansar esa bola de cristal —lo sabía, es su sabor y ahora lo conozco. —No soy adivino nena, soy increíble y por eso me adoras —guiño un ojo y dejo otro beso en su mejilla, ella sabe que me hace feliz con esas palabras. —Qué curioso, dices que te adoro, pero eres tú el que está a mis pies. Livi me comenta de algunas actitudes que tiene la pequeña, el hecho de que sea tan callada y cerrada, el cómo puede acercarse más a ella y otro sin fin de preguntas que me estresan un poco. —Livi, piensa en ella como si fuera yo; con la diferencia de que esta vez sabes qué hacer, solo recuerda darle lo que necesita y no lo que tú quieres. Ella lo piensa mejor, supongo que recordará los momentos que vivimos así que ya sabe la respuesta a todas esas dudas que la inquietan. Cuchareo nuevamente el helado observando a mi pequeña a través de la ventana. —Nena, no quiero que le digas nada a Marc, pero creo que esa pequeña hará estragos con nosotros si se queda más tiempo. —¿Sugieres que la saquemos de la casa? —No, solo digo que hará estragos con nosotros, lo peor que podemos hacer es sacarla de aquí. —Por lo visto ya lo hizo contigo. Ella siempre fue inteligente e intuitiva, algo que aprendió bien de su abuelo. No dije nada y solo me quedé viendo a mi pequeña luna quien cruzó miradas conmigo. —Ella es a quien necesitaba —murmuré. Al ver esos ojos mis voces aclamaron otra vez ese deseo. —Nena ¿te importa si me la llevo algunos días para que duerma en mi casa? —¿Y por qué me pides permiso? —Por tú eres la madre de esos cuatro chicos y no estaría bien que la sacara de aquí sin tu consentimiento. —Gracias por tenerme en consideración, si ella quiere no le veo ningún problema, solo te pido que la cuides Oz, sabes bien por qué lo digo. Miro los ojos de Livi ante esa respuesta y sé que lo sabe, conoce mi secreto, pero no dice más de lo necesario así que solo asiento. No sé qué sería de mi vida sin ella y todo lo que su familia hizo por mí e Ismael, en especial su abuelo, es por eso que teníamos la confianza de depositar la vida de esos cuatro chicos en sus manos. —Es verdad lo que dije Livi, tú eres la madre de ellos, si no quieres aceptarlo aún, es mejor que comiences a hacerlo porque es así y te agradezco que cuides y ames a Travis, él será un buen hombre gracias a ti, yo no puedo darle el amor que necesita y sé que me odia por eso, así como yo me odio todavía más por no poder dárselo. —Sabes que nunca te dejaría solo, eres muy importante para mí, todos ustedes lo son y siempre lo serán. —Lo sé nena, por eso te debo tanto, aunque no te lo diga tan seguido ni te aprecie como te lo mereces. —No necesito flores de tu parte, soy feliz y me agrada como eres, solo cuida de ellos, sé honesto y estaremos bien. —Así será, en su momento Travis sabrá todo, pero aún no, en cuanto a ella... —giro mi rostro para ver nuevamente el de mi luna sin completar la frase. —No tienes que decirlo, lo sé y será nuestro secreto, por eso preparé un recipiente aparte de limón para ti junto con la salsa —tomo su mano con fuerza y sonrío. Solo ella logra descubrir y comprender lo que habita en mí aun cuando no conozca toda mi oscuridad, nunca me juzgó, pero sí me enseñó a vivir con esto de una mejor forma, por eso y más le debo tanto.
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