—¿Por qué siento que ella es distinta? —se preguntó Ethan con sorpresa —. Eso no importa
Caminó de regreso al aula de clases, de nuevo entraba tarde, se encontró con otra mujer, esta vez mas joven que la anterior. Lo saludó tiernamente y lo dejó pasar, —¿A qué hora podré irme? —se repetía una y otra vez en su mente. Maleny esperó con ansias la salida y cuando el timbre sonó marcándola se llenó de dicha. Un día bastante peculiar en comparación a los otros, ella no tenia auto como los niños ricos así que caminó despacio en dirección a su casa, su mente vagaba llena de preguntas y maquinaba como encontrar respuestas, era claro que su madre no le diría nada, pero de seguro algo de su padre tendría cualquier pista le serviría, el punto era si encontraba a su padre ¿le diría que era su hija? ¿Lo dejaría pasar sin más? ¿él le creería? 17 años sin saber de su existencia y que ella apareciera de seguro sería un golpe duro para él, lo mejor era investigar con los pocos recursos que tenía en el cuarto de su madre encontraría algo, de eso estaba segura, en cuanto llegara buscaría y si esto no funcionaba tendría que convencer a su madre de visitar a su abuela, y de ahí buscaría la forma de entretenerla para que las dejara solas y poder preguntarle, sino sería imposible.
Ethan descansó cuando por fin pudieron salir de clases, la rubia se acercó coquetamente y le entrego varias libretas —Aquí está todo lo que necesitas —le sonrió mientras se hacía ondas en su cabello con delicadeza—. Puedes contactarme si necesitas cualquier cosa, puedes anotar mi numero
—Gracias —dijo tomando las libretas con repudió disimuladamente —. No será necesario— Salió apresurado en su Mustang GT y tomó la avenida Sunset, el fuerte aguacero empañó sus vidrios, a mitad de camino la logró ver, sí, a ella, últimamente se la encontraba en todas partes, la chica estaba empapada su cabello n***o ahora escurría agua por doquier, pero parecía no importarle, Ethan detuvo el auto mientras la observaba de lejos, ella jugaba al compas de la lluvia saltando pequeños charcos que se encontraba
—Le gusta—dijo riéndose dentro del auto —. Que chica más rara, llora detrás de las canchas, pero disfruta mojarse sin importar que le pueda dar una pulmonía.
La siguió de cerca un buen rato, hasta que ella se detuvo a escamparse en la estación del autobús, él se debatía entre acercarse o irse, al final accedió a quedarse un rato más, la lluvia tomó fuerza.
—Entre tantas cosas, la lluvia es lo mejor —dijo en voz alta Maleny mientras caminaba alegremente, llegó a la estación, dejó su bolso en la banca y se levantó—. Un saltito aquí, un saltito acá, si, otra vez, un saltito, otro saltito, señoras nubes encontraron un día perfecto para bañarse —comenzó a cantar y bailar esa canción de Club 57; Bailando bajo la lluvia
A veces bien, a veces mal
No hay nada que nos separe
Tanto reír, tanto llorar
Somos distintos, somos iguales
Tomó sus manos como un micrófono, mientras se movía como una niña
En la escuela de la vida
Somos estudiantes
A pesar de la tormenta
El Sol siempre sale
Gritaba señalando el cielo y moviendo sus manos
Contigo es todo mejor
Vivir es una aventura
En las buenas y en las malas, tú y yo
Felices, bailando en la lluvia
Contigo es todo mejor
Vivir es una aventura
En las buenas y en las malas, tú y yo
Felices, bailando en la lluvia
Repetía señalando a alguien imaginario
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Si caes tú, si caigo yo
Los dos nos levantamos
Amigos buenos como somos tú y yo
En un millón, nos encontramos
En la escuela de la vida
Somos estudiantes
A pesar de la tormenta
El Sol siempre sale
Contigo es todo mejor
Vivir es una aventura
En las buenas y en las malas, tú y yo
Felices, bailando en la lluvia
Contigo es todo mejor
Vivir es una aventura
En las buenas y en las malas, tú y yo
Felices, bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Contigo es todo mejor
Como tú no hay ninguno
El mundo es para los dos
Conocerte es una fortuna
Contigo es todo mejor
Vivir es una aventura
En las buenas y en las malas, tú y yo
Felices, bailando en la lluvia
Contigo es todo mejor
Vivir es una aventura
En las buenas y en las malas, tú y yo
Felices, bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Bailando en la lluvia
Saltaba alrededor de la caseta para esperar el autobús
—Bailando en la lluvia, bailando, sí —después de la emoción del momento se percató que estaba en la calle y miró para todas partes —. ¡Uf! —dijo sentándose tranquila —. No hay nadie, menos mal, ja, ja, ja.
—Dirán que estoy loca, que vergüenza —enseguida sus mejillas comenzaron a tornarse rojas y ella solo se reía, sola, allí a mitad de la calle, sin máscaras, con esa pureza que la caracterizaba —. A pesar de la tormenta el sol siempre sale, es totalmente cierto, no hay duda de eso.
—Esa chica… está loca —dijo pasmado Ethan —. No puedo creer que haya bailado y cantado, lo que sea que cantó y bailó, se suponía que estaba triste ¿Qué cambió? Solo lo sabré si me acercó —su vista fue obstruida por el autobús que se detuvo delante de la chica, ella sin dudarlo se subió rápidamente y se sentó junto a la ventana. Ethan dudó por un segundo y sin pensarlo ya estaba al lado del autobús, la escoltó por largo rato hasta que la vio bajarse y entrar a una casa de dos pisos, no era como las casas que estaba acostumbrado a ver, sin lujos, sin seguridad, sin nada caro, simplemente una casa normal azul pálido, estuvo largo rato observando la capa que traía consigo, a ella parecía no importarle, no la buscó si quiera ¿tendría otra? Tal vez, se alejó en su auto pensativo en busca de llegar rápido a su casa y descansar para luego pasar los apuntes de esa chica que ni del nombre se acordaba.