Caperucita

Los Tiburones

El partido comenzaría en unos minutos, los chicos del equipo oficial Los tiburones estaban en sus vestidores preparándose

 —Creo que serán pan comido —dijo Jeremy

—Creo lo mismo, supongo que no es necesario que juguemos con todo o ¿sí? —cuestionó Michael

—No lo sé, supongo que no, ese equipo no es tan bueno, además creerán que no queremos que ninguno pase—Dijo Cristopher sin darle importancia

—¿Acaso no es así? Ja, ja

—Si, pero no debemos ser tan evidentes—afirmó el capital del equipo

—Considero que debemos tomar esto como un juego, hace mucho que no nos divertimos con eso novatos—dijo Jeremy burlón

—Saben que este partido tiene una razón y se debe cumplir—dijo Cristopher neutral

—Por Miller, supongo—reflexionó Michael

—Así es, no quiero que nadie absolutamente pase de mí, eso lo incluye

—Le quieres dar una lección de bienvenida—concluyó Jeremy

—Mas que eso, quiero que se de cuenta que en el juego no importa si es el hijo de Alexander Miller ni todo su patético dinero, en el juego no es más que un novato, me encargaré de demostrárselo—respondió Cristopher

—       Aún así, no creo que lo integren mucho en el partido, recién llegó, no le tendrán la confianza suficiente, así que probablemente no lo veamos mucho en acción—dijo Michael

—Ya veremos, creo que todos deben jugar, por lo menos en un tiempo y cuando eso pase, haré que toda la tribuna se burlé de él

—Cristopher, ¿por qué presiento que ya lo conoces de otro lado? —dijo Jeremy

—Porque así es, aunque no del todo, solo distingo al maldito de su padre, pero ya eso es otro asunto

—¿Cómo sabes que si es él? —cuestionó Michael

—No me equivoco en mis conclusiones o ¿sí? —soltó neutral Cris

—Pues no, aún así surgen dudas —dijo Jeremy

—Mis contactos en su salón me tienen informado desde ayer con su llegada, que llegara un mes después solo confirma mis teorías—afirmó Cristopher

—Vaya, eso es perturbador ja, ja, aunque normal viniendo de ti—se rio Jeremy

—Guarda tu risa para cuando finalicemos el partido, hoy disfrutaremos del sabor de la victoria  

—¡Así, será! —dijeron al unísono Jeremy y Michael

—Alexander Miller, hoy sentirás la vergüenza de ver perder a tu hijo delante de todos, así como un día humillaste a mi padre y lo llevaste a la bancarrota—pensó Cristopher apretando sus puños con rabia—.Llegó la hora, hoy conocerás lo amargo de la derrota.