Caperucita

Chocolate

Maleny observó con atención que muchos jugadores ya estaban en sus posiciones, pudo identificar de lejos a los chicos de cursos mayores, allí estaba Oliver liderando el grupo de novatos que ahora lucharía contra los Tiburones del Este, aunque fuera un partido de prueba al parecer el equipo oficial se lo tomaba muy en serio, después de unos minutos le entraron unas inmensas ganas de ir al baño, estaba nerviosa, pero al ver a Grace tan concentrada en el partido decidió que mejor iría sola, alguien debía cuidar de los asientos también

—Voy al baño, ya vuelvo—dijo Male llamando un poco la atención de su amiga

—¡¿Eh?!

—Ya vuelvo, bueno al baño, ja, ja

—Está bien, te espero, juiciosa en el camino

—Siempre

—Ojo te pierdes

—Sí, ya, ya, deja la paranoia

—Bueno, pues

Male caminó hacia los vestidores, pues eran los mas cercanos en ese momento, caminó tratando de no llamar la atención, entró sigilosamente por el pasillo por lo general estos eran los baños y vestidores de los jugadores, se relajó un poco al no ver a nadie, seguro ya estaban todos en la cancha, se recostó un poco detrás de la puerta y por fin pudo descansar, pues sentía que su vejiga explotaría, se reía de ella misma internamente, no debió tomarse esa jarra de jugo tan deprisa en casa, lo cierto es que ese era su almuerzo y por el afán no pensó en nada más, se miro al espejo en cuanto salió del baño, su delicada figura estaba frente a ella, miraba su cabello con atención y su rostro principalmente, se veía bien, a pesar de no llevar maquillaje se veía normal, como ella era, se sentía bien al natural, voló en sus pensamientos por unos minutos, hasta que la sombra del sol se introdujo en el lugar trayéndola de regreso, debía volver a las gradas y ver el progreso del partido, cuando estaba saliendo alguien la jaló del brazo

—¡Ah! —Gritó la chica, pero cubrieron su boca rápidamente y la llevaron de regreso a dentro, luego el chico la soltó y le sonrío

—Hola, caperucita—le dijo coqueto

—¡TÚ! —alzó la voz molesta—. ¿Qué haces aquí?

—Eso debería preguntarlo yo, este lugar no es para chicas

—¿Quién dice que no? ¿Tú? —le dijo a la defensiva

—Pues sí, este lugar no es para niñas feas

—Entonces, ¿Para que me jalaste? Ya iba de salida

—¿Yo te jalé? ¿Según quién?

— Eres detestable—respondió tensándose

—Soy lo mejor y lo peor que te puede pasar, caperucita—dijo seductor, acensándose rápidamente deteniendo el paso de la chica que estaba cerca a la puerta

—¿Y eso qué? ¿Te crees el malo de una película o qué? — Soltó Maleny un poco roja por la molestia—. Estúpido…—Balbuceo   

—¿En serio lo crees así? —dijo acariciando el rostro de la chica con delicadeza mirándola directamente, Maleny tragó saliva ¿Qué carajos tenía este chico en la cabeza? —. Quizá tengas razón—soltó sin más —. Puedes irte, y, por cierto—dijo captando la atención de la chica que iba de salida—. El chocolate me encanta…

A los pocos segundos vio desaparecer a la chica ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué se sentía así de atraído? Ese aroma a chocolate lo desquiciaba, fue hasta su bolso y vio la capa, se la acercó a la nariz, ese aroma, lo transportaba a otros lugares, lo hacía recordar parte de su grata niñez, ¿Cómo un aroma tan natural te hacia volar tanto? No, era ella, esa chica, la mezcla de chocolate con su aroma a mujer tenían un olor único y desquiciante.