Triste realidad

1356 Words
—¿Por qué no? Eres una mujer como cualquier otra Megan, el hecho de que hayas sido sometida a ultrajes y humillaciones no te hace menos mujer ni indigna de soñar con formar una familia. — ¿Hablas en serio? — preguntó con timidez. Él le tomó el rostro entre sus manos y con ternura le respondió: — Soy un hombre de palabra Megan, si estuviera enamorado de ti, te pediría que te casaras conmigo sin dudar, pero lo importante aquí no es que yo te valore como mujer, es que tú creas que tienes valor individual como cualquier otra persona, sin importar lo que hayas vivido. —¡Gracias Derek! Eres muy amable al decirme esas palabras tan hermosas, pero me cuesta creer lo. —Son sinceras Megan y debes creer que no hablo por hablar. Ella suspiró y de pronto preguntó: —¿Quién es Lorena? —Voy a responder a esa pregunta porque mi padre ya te mencionó ese asunto, ella es una ahijada de papá, siempre nuestras madres decían que un día nos íbamos a casar, pero nunca pasó de un romance sin importancia, ella ahora está fuera del país,viviendo su vida y yo acá con la mía. — ¿La amas? Luego de hacer la pregunta, se sintió avergonzada y dijo: — ¡Lo siento! Es tu vida y no debi meter mis narices. — No tengo problemas en responder a éso; no la amo, fue un noviazgo de juventud, ella se fue con otro, porque así lo habíamos planteado como verás no había compromiso como tal, así que no te preocupes por Lorena, está lejos de mi vida; mejor vamos a dormir, de verdad mañana me espera un día largo, posiblemente debas comer sola, no creo que pueda llegar para el almuerzo. — No te preocupes, estaré bien, prometo distraerme con cualquier cosa. — Eres una chica fuerte, no lo olvides. — Así lo haré. Tal como lo había pronosticado Derek, salió muy temprano, ella se había dormido muy tarde pensando en la tal Lorena, aún la amaba, puedo notar el dolor en su semblante cuando se refirió a ella. Se levantó pasada las ocho de la mañana, ya no había rastro de él en la casa, se preparó para desayunar y pasar el día distrayendose en cualquier cosa, notó que había cantidad de libros interesantes para leer, era algo que disfrutaba, tenía tanto tiempo que no leía un buen libro, buscó y encontró uno que llamó su atención, empezó a leer y quedó atrapada entre las páginas de aquél texto. Sintió hambre de nuevo y levantó la mirada y se dió cuenta que era pasada la una de la tarde, casi que había terminado de leer el libro por completo en esas cinco horas que se entretuvo con la lectura, se levantó con pereza, estirando su cuerpo al máximo. Megan media un metro sesenta y nueve, tenía un cuerpo muy bien proporcionado, aunque ahora se veía baja de peso, pechos generosos, piernas largas y muy bien formadas, unas caderas hermosamente redondeadas, que remataban en unos glúteos redondos y abultados, era un espectáculo de mujer. Ella, ahora tenía la mirada triste, la vida que habían llevado no había sido fácil. Las palabras de Derek le habían calado hondo, le había dicho que si estuviera enamorado de ella, pero no lo estaba, en cambio ella sentía que estaba enamorándose de él. Después de almorzar y lavar los trastes retomo el libro que estaba leyendo en la mañana, escuchó el sonido del teléfono y se dirigió a atender la llamada, era Derek. — Hola Megan; ¿como estás? Tomé un respiro y en estos momentos de descanso quise saber si todo está bien. — Hola Derek, todo bien, gracias por preocuparte por mi, eres muy gentil. —Me alegra que estés tranquila, quisiera que salgamos ésta noche, me gustaría que te distraigas un poco. — Está bien, yo estaré lista, gracias nuevamente por tu preocupación. — Nos vemos más tarde. Ella suspiró al colgar la llamada, ese hombre era maravilloso, no debía ilusionarse, él había hablado claro, no estaba enamorado para nada, Lorena era el amor de Derek, aunque fuera imposible, ella era solo parte de un trato que terminaría pronto; Megan, se dijo a sí misma; «eres una chica en desgracia, él es un hombre de dinero, enamorado de otra, todo un CEO, tú solo eres una pobre muchacha que ni siquiera tiene donde caer muerta». Se sintió triste, pero luego recordó que tenía que terminar de leer, eso la animó a olvidar su situación inmediata. A las seis se metió al baño y buscó algo bonito que ponerse, como cualquier mujer la coquetería era algo natural en ella, se vió al espejo y se veía diferente, sus ojos se veían más llenos de vida. Recogió su cabello en un moño alto, despejando su rostro, tenía mucho tiempo que no se peinaba de esa manera, escogió un pantalón n***o de caída suave y de amplia confección, que daba la apariencia de una falda, una blusa de seda color rojo, corte cruzado, de mangas largas que remataba en un amplio puño de ocho botones. Dió varias vueltas frente al espejo, se sentía bonita, escogió unas sandalias plateadas de tacón medio, se veía sumamente hermosa y elegante. Se sentó en el borde de la cama a esperar, faltaban diez minutos para la hora señalada por él para llegar a recogerla. Minutos más tarde escuchó el leve sonido de la llave en la puerta; se levantó y lo vió entrar más guapo que nunca, con una amplia sonrisa invitando a acompañarlo. —¡Qué mujer tan eficiente! ¡Debes ser un espécimen extraño! Porque casi todas nunca están listas a tiempo. — ¡Me encanta la puntualidad, si eso es extraño, soy de esas! — ¡Perfecto! ¡Ven vamos! ¡Por cierto te ves muy bien! Ella sonrió complacida de que el notara que se veía bien, caminó muy erguida al lado de él. Derek sintió un extraño sentimiento al ver a ésta chica, era muy bella, no entendía porque no lo había notado antes, además de tener buen gusto para elegir la ropa que debía usar. Un cosquilleo recorrió su cuerpo y suspiró al saber que no había hecho una mala elección al escogería como una esposa de emergencia. Ella sólo recordaba que días atrás había aprovechado que la habían mandado a comprar algunas provisiones al mercado más cercano, durante los últimos cuatro años había tomado una actitud diferente, mostrando sumisión, fingiendo complacencia por llevar la vida de prostitución. Eso hizo que seis meses antes de escaparse del lugar le mandaran a hacer mandados, primeramente iba con los esbirros del burdel, pero al ver que ella fingía muy bien adorar aquél lugar, le fueron dando más soltura enviándola de vez en cuando sola. El día que decidió escapar la habían enviado muy temprano a buscar provisiones, pero intencionalmente había dejado de llevar algunos productos esenciales, minutos antes de empezar a llenarse el lugar de clientes, el jefe le pidió ir urgente a buscar lo que faltaba. Ella había alegado que los chicos estaban atareados y el jefe le había extendido una mano con la llave del automóvil personal de él. Era ese día o nunca, tomó el auto y condujo hasta el terminal más cercano, vio un bus que iba saliendo y subió en el último momento abandonando el auto allí mismo y siguiendo hasta el pueblo más lejano. El viaje había durado toda la noche, ni siquiera sabía a dónde se dirigía aquel transporte y tenía temor de preguntar, mientras menos llamara la atención, mejor. Iba tan metida en sus pensamientos que no escuchó cuando Derek le habló consultando algo con ella. Él tocó una pierna de ella y ella dió un respingo ante la sorpresa de sentir la mano de él. — Lo siento no quería molestarte, pero te hablaba y no me respondías, estabas muy lejos de aquí. — ¡Ay qué pena me fui con el pensamiento a ese pueblo horrible donde vivía! — ¿Por qué piensas tanto en ese lugar?— preguntó él con sorpresa.
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