**SERAPHINA**
Y entonces, sin pensarlo, tomé el teléfono. No para llamarlo. No para escribirle. Solo para mirar su nombre. Para recordar que el fuego que él encendió en mí no se apagó. Se transformó.
Guardé el teléfono en el bolsillo, sintiendo el peso del silencio recién terminado. Me incorporé lentamente, estirando los músculos entumecidos por la conversación. Di la vuelta y me dirigí de nuevo hacia la fiesta, donde la música seguía sonando y las risas llenaban el aire.
La vida continúa su curso, imparable y constante, y yo también sigo adelante, paso a paso, adaptándome al ritmo. En cuanto a Seraphina, ella representa una elección consciente, una determinación firme, algo que va más allá de la simple atracción o el mero capricho pasajero, una decisión meditada y profunda, no solo
