**SERAPHINA** Sorprendentemente, no pensé en Sterling. No porque lo hubiera olvidado. No porque el fuego se hubiera apagado. Sino porque, por primera vez en mucho tiempo, no lo necesitaba para sentirme completa. Él no llamó. No escribió. No apareció. Y yo no lo busqué. No por orgullo, sino por dignidad. Porque entendí que si él quería estar, sabría cómo encontrarme. Hubo momentos en los que su ausencia dolió. Como cuando terminé una toma perfecta y giré instintivamente buscando su mirada, su aprobación, su sonrisa cómplice… y no estaba. O cuando, al final del día, me quitaba los tacones y deseaba escuchar su voz diciéndome que estaba orgulloso. Pero también hubo momentos en los que me descubrí riendo con el equipo, improvisando ideas, sintiéndome parte de algo que no dependía de él. Y

