**STERLING** Esta noche el silencio pesa más que cualquier palabra que pudiera decir. Mi hijo está frente a mí, con los ojos bajos, la mandíbula tensa, y esa decepción que no necesita gritar para doler. No me ha dicho nada, pero lo veo. Lo siento. Es como si cada gesto suyo me acusara sin necesidad de juicio. Todo se ha complicado por ella. Aunque no puedo hacerla responsable de todas mis desgracias. Soy el más culpable. Ella, con su sonrisa que parecía promesa, con su forma de entrar en nuestras vidas como si tuviera derecho a redibujar los límites. Yo la dejé entrar. Yo la defendí. Además, yo creí que podía separar lo que sentía de lo que debía proteger. Pero ahora, al ver a mi hijo así, me pregunto si confundí deseo con destino. Me quedo quieto, como si moverme fuera traicionar aún

