**STERLING** No podía concentrarme. Cada segundo que pasaba con ellos encerrados en mi despacho me carcomía por dentro. Seraphina y Thayer. Mi mujer y mi hijo. Aunque él juegue a ser su novio, aunque se pavonee como si ella le perteneciera, la verdad es otra. Ella es mía. Lo ha sido desde el primer momento. Y más le vale no olvidarlo. Me levanté, caminé por la casa sin rumbo, fingiendo que revisaba papeles, que buscaba algo en la cocina. Mentira. Solo quería escuchar, captar algún ruido, alguna palabra. Nada. Silencio. El tipo de silencio que se vuelve sospechoso. No quiero que se toquen, ni con las manos, ni con la mirada, ni con las palabras. ¿Qué puede pasar en media hora? ¿Qué puede cambiar en treinta minutos? Entonces la vi salir. Seraphina. Caminó rápido, sin mirar a ningún lado,

