**STERLING** Me levanté de la cama, sintiendo el peso de mis pensamientos mientras me vestía lentamente. Mis manos temblaban ligeramente al abotonar la camisa, como si mi corazón intentara comunicarse a través de cada movimiento torpe. —Voy a darte el espacio que necesitas, Seraphina —dije con voz quebrada, pero firme—. Pero quiero que sepas que estaré aquí, siempre, esperando por ti. Y te demostraré, con cada acción, cada palabra, que eres la única. Mis ojos buscaron los suyos, anhelando encontrar un destello de esperanza, mientras el silencio que nos envolvía parecía eterno. Salí de la habitación, cerrando la puerta tras de mí. En el pasillo, me debatía entre la esperanza de que Seraphina me perdonara y el miedo de perderla para siempre. Me dirigí a mi despacho, intentando serenarme.

