**STERLING** Me quedé inmóvil, cada músculo tenso, mientras ella pasaba junto a mí. Su hombro rozó mi pecho, apenas un toque, pero la calidez de su piel atravesó mi cuerpo como un relámpago. Fue suficiente para que mi respiración se detuviera, atrapada entre la sorpresa y el deseo. Se detuvo en el umbral de la puerta, el suave sonido de sus pasos cesando abruptamente. Giró ligeramente la cabeza, mirando hacia atrás por encima del hombro, con una expresión que parecía un enigma: una mezcla de curiosidad y algo más, algo que no podía descifrar. La luz del pasillo delineaba su figura, creando un contraste casi irreal entre la penumbra y el brillo que parecía emanar de ella. —Las rosas tienen espinas por una razón. Para que sepas que duele antes de tocarlas. —sus labios se curvaron apenas—.

