Ohana

981 Words
Mientras estoy sentada en el sillón, esperando a que Tom llegue de una entrevista que ha debido dar por la mañana, Zendaya se dedica a pintarme las uñas. Juro que tiene más talentos de los que puedo contar. Me ha hecho unos hermosos dibujos de rosa en la esquina de estas. Yo ni siquiera puedo hacerme una manicure francesa. -De verdad no puedo creer que sepas hacer esto-le digo, mirándome una de las uñas. -Es más fácil de lo que piensas-dice, sin despegar su mirada de mi uña. Esta sumamente concentrada. -¿Pueden callarse? No es necesario que griten-dice Harrison, que está en un sofá, apoyando su cabeza y piernas en los brazos de este, con un almohadón sobre su cara. -Nadie está gritando-dice Paddy, sentado en el suelo entre yo y Zendaya. -Es la resaca, peque-le susurro, y Paddy se ríe. -Deberías dejar de emborracharte-le dice Sam, que está en una mesa con Martin, jugando ajedrez. -Y ustedes deberían dejar de hablar-dice Harrison, levantando la mano para señalarnos acusadoramente a todos. Harry se ha ido con Tom para acompañarlo. Yo apenas pude desearle los buenos días, ayer trasnochamos demasiado como para que pudiese abrir los ojos a las siete de la mañana. Desayunamos cuantiosamente todos los demás, excepto por Harrison, al que le tuvimos que traer el desayuno ya que estaba en un estado deplorable. El celular de Paddy suena y despega sus ojos de la pantalla de televisión (estaba viendo Moana) para ver el mensaje que le ha llegado. -Tom esta abajo. Vamos a almorzar-dice, y se levanta de sopetón. -Enseguida-dice Zendaya, terminando de trazar su dibujo en la uña.- Listo. Ni se te ocurra tocar nada. -¿Y cómo voy a comer?-le pregunto. Zendaya abre la boca y luego la cierra apretando los labios. -Solo serán unos minutos. -Tom puede darte en la boca-dice Sam, y estalla en carcajadas. Lo fulmino con la mirada. -Jaque mate-le dice Martin, y la sonrisa de Sam se desvanece y lo mira con cara de pocos amigos. Me levanto del sillón con ayuda de Zendaya. Paddy está junto a la puerta inquieto, esperando a que lo sigamos. Zendaya le quita de un tirón el almohadón a Harrison, y este se tapa con sus manos la cara, para evitar que le llegue la luz a sus ojos. -Vamos-le dice Zendaya. Me rio al ver como Harrison se levanta, tan lentamente que parece un anciano. Zendaya me toma del brazo y nos encaminamos hacia fuera. -Tus uñas combinaran a la perfección con tu vestido para mañana-me dice, mientras caminamos por el pasillo hacia los ascensores. La miro sorprendida. -¿Tu sabes cómo es el vestido? Tom no me ha dejado verlo-le reclamo. -Por supuesto que se cómo es, ¿Quién crees que lo ayudo a escogerlo?-pregunta. -Siento que todos se han coludido en mi contra-le digo, sacudiendo la cabeza, haciéndola reír. -Oh, pobre de ti, todos se coluden para regalarte un vestido-me dice burlándose. Ruedo los ojos y la miro. -Está bien, no es en mi contra. Pero me gustaría, por una vez, poder hacer algo así por Tom. ¿Sabes lo frustrante que es no poder regalarle nada? -Si necesitas ayuda, sabes que yo puedo hacerlo-me dice. Niego con la cabeza. -No tengo el dinero para eso-replico abre la boca para responderme, pero no la dejo.- Sé que dirás que tú puedes dármelo, pero no quiero. No me gusta depender de nadie. -¿Y qué hay de los trabajos que te han ofrecido? Tom ha dicho que hay algunos bastante buenos-me dice. Hago una mueca. Nos detenemos frente al ascensor y Zendaya marca la flecha para bajar. -No me siento cómoda haciendo eso-le digo. Frunce el ceño. -¿Por qué no? Ya eres famosa, eso no hará que tu vida cambie tan drásticamente. -No es por eso-digo negando con la cabeza. -¿Entonces qué?-pregunta. Las puertas del elevador se abren y entramos las dos solas, ya que los demás se han quedado atrás. -Siento… que es como si me aprovechara de esta repentina fama. Muchos fanáticos dirán que soy una aprovechadora, anclándome de la fama de Tom para destacar. -Lo entiendo-dice Zendaya con una mueca.- Pero no puedes dejarte llevar por las opiniones de los demás. No los harás cambiar de idea. Haz lo que a ti te gusta, haz lo que se te dé la gana, porque como dijo Taylor Swift, “haters gonna hate”-me dice. Me rio ante su referencia a Taylor Swift. -Supongo que tienes razón-le digo. -Claro que la tengo. Nos bajamos del ascensor cuando las puertas se abren y caminamos hacia el comedor. Al fondo, en el mismo lugar de ayer, están Tom y Harry sentados. Apresuro el paso cuando lo veo, me siento junto a él y le doy un beso. Ha sido extraño no tenerlo conmigo esta mañana. Es increíble que con tan solo un día de tenerlo junto a mi nuevamente, una corta distancia me haga sentir así. -¿Cómo te fue?-le pregunto. -Hola ______-me dice Harry, con reproche. Me rio. -Lo siento. Hola Harry ¿Cómo estás?-pregunto. -Bien-dice, haciéndose el ofendido, y se voltea para hablar con Zendaya. Tom y yo reímos por lo bajo. -Ha sido algo agotador. Creo que jamás me habían insistido tanto en una entrevista para hablar de mi vida amorosa-admite. Me sonrojo un poco. Los demás llegan un minuto después. Pedimos al mesero nuestras comidas, y cuando llegan, solo se escucha una que otra conversación, todos estábamos hambrientos. Cuando acabamos, y esperamos nuestro postre, miro alrededor. Me sorprende como este pequeño grupo ha llegado a unirse tanto, y en menos de un año. Es como si el tiempo no afectara los lazos que nos unen, y la distancia, en vez de debilitarlos, los hace más fuertes. -Esta noche quiero que volvamos a cenar los dos solos-me susurra Tom al oído. Me volteo a mirarlo. -¿Por qué?-pregunto curiosa. Sonríe de lado y coloca un mechón de mi cabello tras mi oreja. -Porque si-replica.- Y ahora si te aviso que es un lugar elegante, para que no te enojes. Lo miro con curiosidad. Algo tiene planeado, lo noto en su mirada y en sus palabras. -Está bien-digo al cabo de un rato. Su sonrisa se amplia. -Es una cita.
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