Happy birthday: parte 4

903 Words
Con cuidado, abro la puerta de la habitación, procurando hacer el minimo ruido posible. Tom está profundamente dormido sobre la cama, las sabanas solo lo cubren hasta las caderas, dejando su torso al descubierto. Su cabello tiene unos leves rizos, y caen desordenadamente sobre su rostro. Se ve jodidamente sexy. Por un momento, me detengo, observando su perfeccion, sintiendo mis mejillas sonrojarse. No, controla las hormonas ______ me digo a mi misma. Suspiro y vuelvo a avanzar. Deposito la bandeja con cuidado sobre los pies de la cama, y de puntillas me acerco a su lado. Con mi mano le despejo el cabello de su rostro, se remueve levemente. Me inclino y pego mi boca a su oído. -Feliz cumpleaños-susurro, y me separo lo suficiente para mirarlo a los ojos. Tom frunce el ceño y abre los ojos lentamente. Cuando me ve, una sonrisa se dibuja en sus labios. Pasa una mano por su rostro y se sienta. Agarra los bordes de la camisa que estoy usando como pijama y me acerca a él. -Ven aquí-dice, y me obliga a sentarme sobre él. Suelto una risita y antes de que pueda negarme, pega sus labios a los míos. Me olvido de la bandeja, de nuestra discusión, de mi enfado. Mis dedos se enredan en sus cabellos, sus manos se ciñen a mi cintura, estrechándome entre sus brazos. Me encantaría despertar así todos los días. -Tom-digo entre besos, con la poca cordura que me queda.- Tu desayuno. -Este es mi desayuno-dice contra mis labios, y vuelve a besarme. Dios dame fuerzas. -Tom-insisto. Coloco mis manos en sus hombros y logro separarme lo suficiente para mirarlo. El rueda los ojos y me suelta. Me rio ante su semblante enfurruñado. Me bajo de la cama y me acerco a los pies para coger la bandeja y entregársela. El mira el mugcake que le he hecho, y que encima tiene una pequeña vela encendida. Con cuidado, la deposito sobre sus piernas y me siento frente a él. -Pide un deseo-digo, y me muerdo el labio, nerviosa. Sus ojos me encuentran y esboza una sonrisa ladeada. -Deseo que todas las mañanas sean así-dice. Me ruborizo y sacudo la cabeza. -No debes decirlo en voz alta, sino no se cumplirá-le digo. -Bien-dice, colocando los ojos en blanco. Los cierra por un momento, y luego los vuelve a abrir y sopla para apagar la vela. *** Siento que he subido diez kilos con aquel almuerzo. La madre de Tom ha hecho carne a la parrilla, con papas al horno, y de postre, tarta de frambuesa. Nadie lograra levantarme de este asiento, estoy varada como una ballena. -¿Quién quiere más postre?-pregunta Dominic, y enseguida Martin y Harrison levantan la mano. -Ellos no son humanos-susurra Paddy a mi lado. -Nop-digo, concordando con él. Tom me ayuda a levantarme de la silla, solo para caminar hasta el sillón y sentarme allí junto a mi mejor amigo. Harry y Sam comienzan a jugar videojuegos, Tom y Harrison deciden irse a saltar un rato, y Zendaya juega con Paddy al ajedrez. -¿Ya has pensado en qué hacer con lo de Oxford?-pregunta Martin en español. No lo miro, estoy pegada mirando el juego de los gemelos. -Hagamos una cosa, hoy no se habla de Oxford ¿te parece?-pregunto. Martin ríe y asiente. -¿Qué hay de las cosas con Tom?-pregunta. Parpadeo y volteo a mirarlo. -Hoy no se habla ni de Oxford ni de mi discusión con Tom-digo, apretando los labios. Martin levanta una ceja y resopla. -Así de bien, ah-susurra. Suspiro. -Ni te imaginas. -Al menos dime que has seguido teniendo sexo con él-dice. Desvío la mirada y el rubor se instala en mis mejillas.- Eres terrible. -No me culpes a mí, cúlpalo a él por ser tan jodidamente sexy-digo.- Yo solo soy una pobre chica. -Pobre, si claro-dice bufando.- Apuesto a que te resistes tanto como cuando te regalan chocolate y te lo comes en un segundo. -Tintin-digo, regañándolo. El rueda los ojos. -No entiendo como sigues enojada con él. -No estoy enojada… no exactamente. Estoy dolida, y no quiero perdonarlo, pero siento que eso suena tan… egoísta. -¿Por qué estas dolida?-pregunta.- Esta bien que te moleste que no respete tu espacio, y que haya escuchado una conversación privada, pero ya lo han hablado, y dudo que vuelva a suceder. Si no confías en el, no deberían estar juntos. -Claro que confío en el-digo algo molesta. Martin sonríe. -¿Entonces? Lo miro. Mi mejor amigo a veces es muy, muy sabio. Me levanto del sillón y salgo al patio, en dirección a la cama saltarina. Me quito los zapatos y me subo a la orilla. Harrison me mira y sonríe. Se acerca para ayudar a levantarme. Tom arquea las cejas y me observa. -Me llaman de la casa-dice Harrison, y da un salto para salir de la cama saltarina. -Nadie te ha llamado-dice Tom, pero Harrison corre, dejándonos solos. Tom voltea y me mira. Una sonrisa de suficiencia se forma en sus labios. Me acerco, sin atreverme a mirarlo, con mis manos tomadas en mi espalda. -He reflexionado sobre el asunto-comienzo a decir. Sus manos atrapan mi cintura.- Y creo que… -Lo siento-dice interrumpiéndome. Levanto la cabeza y lo miro, sorprendida.- De verdad. No volveré a traicionar tu confianza, entiendo que te he decepcionado en cierta medida, pero no volverá a ocurrir. Sonrió. No puede ser más tierno. Rodeo su cuello con mis brazos y me coloco de puntillas. -Te perdono-susurro contra sus labios.- Y lamento haber sido tan dramática. -Me gustas así, dramática. Además, es divertido cuando te enojas y luego follamos. Me ruborizo, y le doy un manotazo en el hombro. Él se ríe. -Eres terrible-digo. -Y tú eres dramática.
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