Time out

2139 Words
Cuando termino de despedirme de Hazza, me da una larga mirada, como si quisiera transmitirme la confianza y fuerza suficiente para tener la conversación que en breve debo tener con Tom. Zendaya y Martin han decidido irse a casa de Harrison por esta noche, dándonos nuestro espacio. Ha sido idea de Zendaya, y se lo agradezco de corazón. Sé que es mi amiga, y creo que puedo volver a confiar en ella, no será lo mismo de antes, pero eso no significa que sea peor, simplemente diferente. Me acomodo en el sillón y miro a Tom, que me da la espalda mientras observa por la ventana hacia la calle. Claro que no está feliz con mi escapada, pero realmente lo necesitaba. Harrison ha resultado ser un mejor psicólogo de lo que creí. -Pensé que… cuando me besaste… pensé que todo estaba bien-dice sin mirarme. -Que te amé no significa que no pueda estar enojada contigo, que te extrañe no significa que ya no este furiosa, y que te bese no significa que todo está bien. Puedes estar enfadado con alguien, y seguir amándolo-digo. Tom se voltea y me mira. Tiene sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans. Desvío la mirada al suelo, ya que sus ojos me intimidan. Además, es difícil seguir el hilo de mis pensamientos cuando lo veo, es como querer mantenerse a dieta teniendo un chocolate al frente. -Tenía miedo de que ya no sintieras lo mismo-dice, después de unos minutos en agobiante silencio. Levanto la vista y niego con la cabeza. -Me llevara algo más que una pelea el olvidar lo que siento por ti-admito. Se acerca lentamente y se sienta en el sillón, a medio metro de distancia. Juego con mis dedos, nerviosa. -Lo siento. Por no creerte con lo de la fotografía, por ponerme celoso, por tenderte una trampa… -Tom, no-digo, levantando la mano y niego con la cabeza.- Quiero que entiendas porque estoy enfadada contigo. Porque tanto tú como Zendaya han pensado que era una cosa y no es así. -De acuerdo, entonces explícame-dice, y se inclina. Tomo una gran bocanada de aire y comienzo. -Yo entiendo los celos, y entiendo porque te has enojado. Me hubiese gustado que confiaras en mí, es verdad, pero tampoco te culpo por estar celoso, es mi ex novio, y si tu tuvieses una fotografía con tu ex novia también estaría celosa-digo, el me escucha, atento.- Y cuando tú me dijiste que necesitabas tiempo para pensar, te lo di y no insistí, por mucho que eso me doliera. Pero cuando yo te lo pedí, no lo hiciste. Y si algo ha demostrado el cómo explote con Zendaya hoy es que necesito mi tiempo, porque si no soy como una granada, y el que este muy cerca, sale herido. No quería hacerte daño, ni tampoco quería hacérselo a Zendaya. Necesitaba mi espacio. »Aquella conversación que escuchaste, en que le decía a Zendaya todo lo que había pasado con Claudio, era algo mío, y claro que pensaba contártelo, algún día, a mi tiempo, bajo mis condiciones, porque para mí es una historia algo humillante. Y ahora que la has escuchado, me imagino que te darás cuenta de que tengo problemas para confiar en la gente, y la confianza que le tenía a Zendaya, que te tenía a ti, parte de esa confianza, se rompió. Sé que es tu amiga, mas tuya que mía, pero lo que ocurre en nuestra relación es un asunto entre tú y yo, y lo debemos arreglar tu y yo, hacer que se involucren otros solo crea más problemas. ¿No crees que podría haberle pedido a Martin que hablara contigo? -No tuviste problemas para involucrar a Hazza-espeta. Levanto las cejas. -¿Involucrarlo? Tom, Harrison era el único con el que podía hablar y no hablaría contigo o con Zendaya. Incluso Martin insistió en que hablara con ella-replico.- Y no lo involucre ¿o es que en algún momento él te dijo algo de lo que hablábamos? -No-responde, con el ceño fruncido. -¿Entonces?-pregunto. Tom me sostiene la mirada. -¿Por qué él? -¿Qué?-pregunto, sin entender. -¿Por qué Hazza? Tienes otros amigos-dice. Lo miro, incrédula de lo que estoy escuchando. -Ninguno de los cuales entendiese por lo que estaba viviendo-replico.- ¿Estas celoso por Hazza? -Sabes que el siente algo por ti-espeta. -Sentía, tiempo pasado-recalco. Tom suelta un bufido. -Tu eres ciega ¿No ves cuánto daño le haces cuando hablas a solas con él? Sé que él lo niega, pero en el fondo, sigue enamorado de ti-dice. Me levanto del sillón. -Es imposible hablar contigo-digo, con los dientes apretados. La rabia hace que mis ojos se llenen de lágrimas, pero me controlo. Tom se levanta del sillón y da un paso, acercándose a mí. -Mira quien habla. La que escapa a la primera que le hablan-dice. -Claro, porque tú eres el ejemplo a seguir ¿o quieres que te recuerde que no me dejaste darte explicaciones cuando viste los pasajes de avión, hace un año?-pregunto. -¿Quieres tu que te recuerde cuantas veces te negaste a tener una relación conmigo, a hacer nuestra relación publica? Ah, pero claro, no te costó nada ir a los brazos de mi mejor amigo e irte a no sé dónde para “hablar”-espeta. -Puedo entender los celos por Claudio ¿pero por Hazza? ¿Tu mejor amigo? ¿En serio crees que el sería capaz de traicionarte así? ¿En serio crees que yo sería capaz de traicionarte así, después de todo lo que viví? Dime cuando te he dado motivos para creer que puedo ser desleal. Dime, en que momento me transforme en esa persona capaz de engañar. Después de todo lo que escuchaste a hurtadillas sobre mi relación con Claudio, creí que tendrías la sensatez de pedir disculpas y entender que la confianza que te tenía ya no es la misma de antes. -¡Por supuesto que lo entiendo!-grita.- ¿Crees que soy insensible a lo que te paso? Quise asesinar a ese maldito, no solo por serte infiel sino por cómo te trato. Pero no entiendo cómo puedes perdonarlo a él y a mí no-replica. -¡Han pasado dos años! Y que lo haya perdonado no significa que vaya a volver a mi vida. Una de las razones por la que lo perdone es porque, finalmente, me dejaría en paz. Claro que va a ser mas difícil contigo porque eres mi novio y te amo-digo, y se me quiebra la voz. -______...-dice, acercándose y estirando sus brazos. Doy un paso atrás, negando con la cabeza. -Si entiendes lo que sufrí ¿Cómo eres capaz de pensar que yo, alguna vez, podría hacer lo mismo?-digo, y un sollozo se escapa de mi garganta. Las lágrimas corren por mis mejillas, y me las limpio rápidamente, sintiéndome una estúpida por llorar. Me abrazo a mí misma, sintiéndome tan débil, tan tonta, tan expuesta. -No lo creo-dice.- ______, se quién eres, y eres buena, eres una buena persona, y sé que jamás podrías hacer eso, ni a mí ni a nadie. Avanza hacia mí y coloca sus manos en mis brazos. Sacudo la cabeza. -No, Tom-digo, intentando alejarme, aunque no puedo dejar de llorar. -Lo siento tanto-dice, y me rodea con sus brazos. -Tom, no. Sigo enojada-digo entre sollozos. Levanto la cabeza para mirarlo. Me suelta, y sus manos limpian mis lágrimas. -Pausa-dice. Niego con la cabeza. -No. Aun no te perdono Tom, y no creo que vaya a hacerlo ahora, ni en un par de horas más-digo. Toma mi rostro entre sus manos y me mira fijamente. -Pausa. No estás en condiciones de hablar, y te he extrañado demasiado como para seguir haciéndolo. No ahora, no así-dice. Frunzo el ceño y me sorbo la nariz, soy un desastre. -Tom…-comienzo a decir, para señalar lo absurdo que era poner “pausa” a una conversación, pero me interrumpe. -Pausa-dice, y antes de que pueda decir algo más, me besa. Me quedo inmóvil, mientras sus labios se mueven con delicadeza sobre los míos. A la mierda digo para mí misma, y cierro los ojos, dejándome llevar. Enrollo mis brazos alrededor de su cuello, y el rodea mi cintura con los suyos, acercándome más a él. Puedo poner pausa a mi enfada y aun así disfrutar besándolo. Su lengua roza la mía, y luego perfila mi labio con la punta de esta, haciendo que suelte un jadeo. Hundo mis dedos en su cabello, y muerdo con suavidad su labio. Me toma entre sus brazos, levantándome del suelo, y yo automáticamente rodeo sus caderas con mis piernas. Me lleva en volandas hasta depositarme en la encimera de la cocina. Suelto su cabellera y rápidamente bajo mis manos hasta el borde de su camiseta, tirando de ella para sacársela. Nos separamos unos segundos para quitársela y vuelve a besarme. Sus manos se cuelan por debajo de mi blusa, tocando la piel desnuda de mi espalda, haciéndome tiritar. Tironeo de su cabello mientras nuestros labios se mueven a un ritmo desenfrenado. El me necesita tanto como yo lo necesito. Sus dedos comienzan a desabotonar mi blusa con agilidad. Coloca sus manos debajo de esta y la desliza por mis hombros. Sin dejar de besarlo, suelto su cuello y lo ayudo a quitármela. Sus manos acarician mi piel, haciendo que arquee la espalda de placer. Aprieto con fuerza mis piernas para acercarlo más a mí, sintiendo lo duro que esta. Paso mis manos por su torso desnudo, apreciando cada uno de sus trabajados músculos, haciéndolo jadear contra mi boca. Sus manos suben por mi espalda hasta el broche de mi sostén. Se separa un centímetro de mi boca, y yo abro los ojos. Mientras con delicadeza desliza los tirantes de mi sostén por mis brazos, me mira fijamente. Mi respiración es agitada y arrítmica. Dejo caer el sostén al suelo. Tom se acerca para darme un beso, y cuando entreabro la boca, se separa y, sin previo aviso, ataca uno de mis pechos, haciéndome soltar un gemido. Afirmo mis manos en la encimera, buscando en que enterrar las uñas mientras siento su lengua causar estragos en mi piel. Apoyo mi cabeza en uno de los muebles y arqueo la espalda. De pronto, su mano tapa mi boca y se aleja para mirarme. -Sh-susurra.- Vas a despertar a los vecinos. Asiento obedientemente y el vuelve al ataque. Jadeo, intentando controlarme. Su mano deja mi boca y baja por mi cuello hasta mi pecho, haciendo esto de mantenerme en silencio mucho más difícil de lo que ya era. Muerdo mi labio tan fuerte que creo que podría sacarle sangre. Aprieto mis piernas, sintiéndome incapaz de seguir así. Lo necesito. -Tom-gimo. Él se separa y se pega a mí, tanto, que mi pecho desnudo roza el suyo. -¿Si?-pregunta, con voz apretada. Muerdo mi labio. Es tan jodidamente sexy verlo así, despeinado, con los labios enrojecidos, sin camisa. Deslizo mis manos por sus brazos hasta llegar a sus hombros, sin dejar de mirarlo. Veo como se estremece bajo mi toque, y sonrío satisfecha. Me acerco un poco, rozando sus labios con los míos. -Yo-digo contra su boca- te necesito-susurro. Como si dentro de él se encendiera algo, me toma entre sus brazos y me besa salvajemente. Con un ritmo desenfrenado, desabrocho sus pantalones, y con ayuda de mis piernas, los tiro hacia abajo, dejándolo completamente desnudo. Sus manos dejan mi cintura y comienzan a desabrochar el botón de mi pantalón, por lo que con los pies me quito mis botines. Los desliza por mis piernas, separándose lo menos posible de mí, dejándome solo en bragas. Me toma en brazos y me levanta de la encimera. Caminamos a ciegas hasta que me deposita en una superficie de madera, que estoy casi segura, es la mesa del comedor. Se separa de mí y sonríe, travieso. Con una lentitud que me vuelve loca, me quita las bragas. Me toma del cuello para acercarme a él y vuelvo a besarlo. Me embiste y suelto un gemido contra su boca. Extrañaba demasiado hacer el amor con él. Enrollo su cuello con mis brazos y comenzamos a movernos rítmicamente. Siento como dentro de mí se forma aquel remolino de placer, y escucharlo gemir contra mi oído es el sonido más excitante de mi vida. Segundos antes de que él llegue al clímax, mi cuerpo tiembla y suelto un fuerte gemido, por lo que Tom debe taparme la boca nuevamente. Nos quedamos allí, recuperando el aliento, con nuestras respiraciones agitadas, nuestro cabello despeinado y nuestros cuerpos sudorosos. Apoyo mi cabeza en su hombro y cierro los ojos, sintiendo como mi corazón palpita aun desenfrenado, recuperándose. Si mano izquierda acaricia mi espalda, mientras que la derecha acaricia mi cuello. Con delicadeza, mueve un mechón de cabello para dejar el lado izquierdo de mi cuello libre, y acerca su boca para esparcir pequeños y tiernos besos. Su mano baja hasta mi hombro y acaricia mi piel. Su pulgar se topa con el pequeño bulto de mi marcapasos y deja de besar mi cuello. Con cuidado, acaricia la piel sobre el marcapasos, suavemente. Lentamente, levanto mi cabeza de su hombro para mirarlo. Sus ojos están fijos en mi marcapasos. Levanto mi mano derecha, cojo su barbilla, y lo obligo a mirarme. -Estoy bien-susurro. El esboza una sonrisa y me da un corto beso. -Vamos a dormir.
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