Chasing cars

1006 Words
Observo con detenimiento el lugar. La hierba alta me llega hasta la cintura, haciendo ver la pradera como si estuviese cubierta por un manto verde. El cielo, de un azul intenso, no tiene ninguna sola nube, y sin embargo, el sol no se ve, aunque la luminosidad indica que es de día. Intento recordar como llegue aquí, pero lo último que recuerdo son unas velas. Se parece al campo en que vivía mi abuela materna. Solíamos visitarla todos los días hasta que enfermo. Nunca habíamos vuelto, y por lo que supe, el campo se vendió. No tenía sentido alguno para mi estar en ese lugar. Camino hacia la cima de la pequeña colina, y miro hacia abajo, el vasto pasto que cubre el lugar. Mis ojos se fijan en el antes de que sea consciente de que no estoy sola en este lugar. Lleva unos jeans con una camiseta roja oscura de cuello redondo, y me observa atentamente. Abro la boca para preguntarle algo, pero es como si de mi boca no pudiese salir sonido alguno. -Estoy aquí-dice Tom. Me impresiona que no esté gritando y logro escucharlo como si estuviese a mi lado. Frunzo el ceño.- Estoy aquí, ______. *** Tom -Estoy aquí-susurro, mientras sostengo su mano contra mi pecho. Su mano esta helada, y sus labios están algo morados. He alcanzado a llegar justo antes de que se la lleven a cirugía. Esta inconsciente, y se ve débil, mas pálida de lo normal, con un tubo saliendo de su boca, aparentemente para ayudarla a respirar. Su monitor suena a un ritmo bastante irregular, pero según me dijo Martin, está estable. No puedo creer que esto esté pasando justo ahora, el día de su cumpleaños. Pero creo que hubiese sido peor para mi si hubiese estado en casa y me entero de esto, al menos así la puedo tener cerca. El equipo médico entra a la sala, y entiendo que debo irme porque la trasladaran a pabellón. Le doy un beso en la frente, le susurro un te amo en el oído y salgo. Camino a la sala de espera como un zombie. No me importa que me reconozcan, no me importa que me vean demacrado. Diviso a Martin, que está en una de las incomodas sillas de la sala de espera, con el ramo de tulipanes que había comprado para regalarle en su regazo. Me acerco y me siento a su lado. Martin tiene los ojos llorosos y rojos, y esta con los codos apoyados sobre sus muslos, encorvado. -Se la han llevado-le informo. El asiente, sin mirarme. Sus ojos están fijos en algún punto del suelo. -Sus padres y su primo se han ido a por un café, y Lucia está hablando con el doctor-me dice, con un tono monótono. -¿Alguna vez estuvo así de mal?-pregunto, sin atreverme a mirarlo. -No-replica, y eso me hace estremecer. Lucia, la mejor amiga de ______ en la universidad, aparece por el pasillo y se sienta frente a nosotros, con un largo y cansado suspiro. -Ha sufrido una taquicardia ventricular muy grave, el doctor hizo una ecocardiografía y noto que el ventrículo está más igual que antes por lo que el problema es eléctrico, así que le pondrán un desfibrilador de cardioversión implantable-dice Lucia en un mal inglés, pero incluso si hubiese hablado bien, no le hubiese entendido nada. -¿Qué?-preguntamos Martin y yo al unísono. -Tuvo una arritmia muy fea, le hicieron exámenes y están igual que antes, por lo que el problema está en el “circuito eléctrico” del corazón, por así decirlo. Le colocaran un dispositivo para evitar que vuelva a hacer arritmias-explica. -Ah-decimos nuevamente Martin y yo. -¿Un marcapasos?-aventuro. -No, pero es algo como eso. Ya ha pasado lo peor-responde Lucia. -¿Y entonces porque se ha ahogado?-pregunta Martin. -Por la arritmia, eso impidió que la sangre llegara bien al resto del cuerpo-explica Lucia pacientemente. Martin resopla. -Se pondrá bien entonces ¿verdad?-pregunto con cautela. Lucia me mira en silencio unos segundos antes de responder. -Es lo más probable-replica. Frunzo el ceño. -¿Cómo que lo más probable?-pregunta Martin. Lucia suspira. -En toda cirugía hay riesgos, nadie puede asegurarte que todo saldrá bien-dice Lucia. Mi teléfono vibra y veo en la pantalla un mensaje de Harrison. Martin ya ha puesto al tanto de todos a mi familia y a Zendaya mientras estaba en la habitación con ella. No tengo muchos ánimos de hablar. Harrison me pregunta si ya ha entrado a cirugía. Tomo una gran bocanada de aire y le respondo. Se suponía que yo llegaría a casa de ______, la sorprendería allí para su cumpleaños, nos quedaríamos acurrucados juntos hasta quedarnos dormidos, y luego la despertaría al día siguiente con un delicioso desayuno. En cambio, si tengo suerte podre despertarla con algo de jalea insípida con sabor a hospital. Sacudo la cabeza y alejo esos pensamientos. Tengo suerte de estar aquí, de lo contrario, me hubiese muerto de la desesperación por no estar a su lado. Intento mantenerme positivo, pensar en sus ojos, en su sonrisa, en como arruga el entrecejo cuando algo no le parece, en cómo se muerde el labio cada vez que piensa, en lo concentrada que se ve cuando debe actuar como enfermera, y en su risa cantarina que me hace sonreír como un tonto. Ella no puede morir, es así de simple. Y si Lucia dice que es probable que todo salga bien, es porque lo hará, tengo fe en ello. *** ______ Corro con todas mis fuerzas colina abajo, pero cada vez que siento que he bajado, Tom sigue igual de lejos. La frente me suda. Me paso una mano por ella, y noto algo en mi muñeca. Una pulsera de papel con mis datos. ¿Por qué tendría algo así puesto? Miro mis pies descalzos, mi falda azul ondea con el viento, y noto la cola de esta es más larga de lo que pensaba. Intento recordar cuando compre aquella falda, cuando una voz femenina resuena en el lugar, contando hacia atrás. Abro nuevamente la boca para preguntar si hay alguien allí, pero todo lo que logro hacer es emitir un quejido. No me parece lógico nada de lo que me está pasando. Me siento atrapada en aquella pradera infinita, con Tom esperándome, y sin poder yo alcanzarlo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD