Dulces 21

1212 Words
Soplo las velas de la torta de cumpleaños que mis padres me han entregado. Mi familia y amigos aplauden, y mi madre comienza a partir la torta para comer un pedazo. -Felicidades hija-me dice mi padre, y se acerca a abrazarme. Mis padres han decidido hacerme una merienda para celebrar, solo con ellos, Martin, Lucia y mi primo Demian, que ha venido con su nuevo novio, un chico de lo más simpático, aunque se nota que le hemos intimidado yo y Martin, después de todo, somos unas celebridades en mi país. -Ahora ya eres toda una adulta-dice Demian acercándose. Me rio y lo abrazo. -Te dejaremos beber una copa de espumante si así lo deseas-dice mi padre, mi madre lo mira con severidad. -Una sopa solamente-dice ella. Miro de reojo a Martin, a veces me parece insultante lo inocente que creen mis padres que soy, pero también creo que eso juega a mi favor en ciertas cosas. La semana fue una serie de sucesos extraños, con nuevas fotografías de Tom y yo fue casi como una confirmación real de que estábamos juntos. El anillo lo guarde, por supuesto, no quería que se me perdiera por ahí. Extrañaba a Tom, como nunca, pero gracias al arduo trabajo en el hospital, y comenzar con la serie de trámites para la transferencia a Oxford, tenía poco tiempo libre para pensar en él, por lo que mi nostalgia quedaba reservada solo a la noche. Ir a la embajada a sacar la visa estudiantil, que también me permitiese trabajar si lo necesitaba. Luego, ir a la universidad para comenzar el proceso de transferencia. Ya me habían convalidado las materias, pero el proceso ahora era terminar los estudios que tenía acá. Después, comenzar a buscar mis certificados de vacuna, ir con mi doctor de cabecera para asegurar que me encontraba en óptimas condiciones de salud. Ir a la agencia de viajes con la que viajaría para ver los trámites que tendría que hacer para llevarme a Thor conmigo, ir con la veterinaria de Thor para comenzar el largo proceso que era llevármelo allá. Y eso era solo el comienzo. Estaba tan atareada con todo, que a veces debía detenerme y sentarme, porque comenzaba a sentirme sofocada y mareada. Momentos en los que, por supuesto, mi profesora me regañaba. Su odio hacia mí se había intensificado con mi ausencia, pero al menos recibí una buena noticia: se iba de vacaciones por dos semanas, por lo que no tendría que verla. Mi teléfono sonó, y aproveche mientras mi madre servía los trozos de pastel para revisar los mensajes de Tom. Había sido tan tierno de esperar a que fuese medianoche aquí para saludarme, y en todo el día, no dejo de mandarme mensajes y fotografías en casa junto a Tessa, descansando ya que dentro de unos meses, comenzarían las grabaciones para Spiderman 2. -Aun no puedo creer que mi primita sea famosa-me dice Demian. Levanto la vista y le sonrío. -Imagínate yo-le digo. -¿Cómo fue conocer a los vengadores?-me pregunta su novio, que creo se llama Charlie. -Aún no sé cómo no me desmaye cuando los vi por primera vez-replico, y nos reímos. -Tienes una voluntad de hierro para mantenerte fiel a Tom teniendo a alguien como Chris Hemsworth frente a ti-comenta Lucia, haciéndonos reír aún más fuertes. -Vamos, chicos, a comer-dice mi madre, mientras deja los cuchillos sobre la mesa y se sienta en su lugar, junto a mi padre. -¿Estas emocionada por Oxford?-pregunta Demian, antes de llevarse un trozo de pastel a la boca. -Muchísimo-respondo. Saco un poco de glaseado de chocolate y me lo llevo a la boca, saboreándolo. -Le han dado una beca increíble-comenta mi padre. -Ya lo creo-dice mi primo. -¿Y ya sabes dónde vivirás?-pregunta Lucia. -Aún estamos viendo opciones-responde mi madre.- Además, es posible que se lleve a Thor. -¿En serio?-pregunta mi primo. Sonrío y asiento. -Es la idea, pero es aún más trabajo trasladar a una mascota-le digo. -Pero tienes tiempo para averiguar y hacerlos-agrega Martin. -Si-afirmo. -¿Y por qué tu novio no ha venido hoy?-pregunta Demian. -No podía, tenía trabajo-respondo. -Mejor, sino hubiese hecho el ridículo-dice Charlie, y se ríe. La alarma del horno suena y mi madre se levanta. -Se me había olvidado que hornee unas galletas-dice. Apenas ha tocado su trozo de pastel. -Mamá, no te preocupes, voy yo-le digo, y me levanto. -¿Galletas? Pero si ya he subido como cinco kilogramos comiendo acá-le comenta Lucia a Martin, y se ríen. Me detengo frente a la puerta de la cocina. El calor me sofoca, comienzo a marearme. Apoyo mi mano en la pared. Respiro entrecortadamente, y comienzo a sudar frio. Coloco mi otra mano sobre mi pecho, sintiendo como este se aprieta y no me deja respirar. No puede ser pienso. -Cariño, ¿Qué pasa?-pregunta mi padre, cuando nota que me he detenido antes de entrar. Me volteo con lentitud y lo miro. Mi pecho me oprime. Mis piernas tiemblan, y siento que voy a caer. Mi padre se levanta de inmediato y me sostiene antes de que me derrumbe en el suelo. Siento como mi corazón palpita en un ritmo irregular y desordenado. -¡______!-grita mi madre. Los demás se levantan y se me acercan. La vista se me nubla. -Llama una ambulancia-le dice mi padre a Martin. Coloco mis manos en mi pecho, sintiendo como este me oprime y me ahogo. Cada respiración me cuesta más que la anterior. -Papá-musito con la poca fuerza que me queda, y lo miro. En sus ojos veo el miedo, el miedo de que me esté muriendo. Cierro los ojos, sintiendo como caigo en ese pozo n***o y profundo. Aun escucho las voces de mis invitados, pero a lo lejos. Intento respirar, con todas mis fuerzas, pero no puedo. Es como si no hubiese suficiente aire. Entonces dejo de escuchar nada, dejo de sentir los brazos de mi padre rodeándome, dejo de oler el aroma a galletas recién horneadas, dejo de sentirme ahogada. Ya no siento nada.  *** Miro por la ventana, impaciente. Sabía que debía haber comprado un vuelo más temprano, pero me era imposible, tuve que trabajar mucho para poder escaparme por un par de días y venir a visitarla. Había logrado engañarla con que estaba en casa, ya que Paddy me dio la idea de sacarme fotos el día anterior. Ya me imagino su expresión cuando me vea llegar a su casa, sin previo aviso. Solo lamento que tal vez no alcance a llegar para cuando le canten, su madre dijo que me esperaría lo máximo posible, pero que no podía esperar tanto y no delatarse, después de todo, no era una gran mentirosa, o al menos eso decía. Mi teléfono suena, y lo saco de mi bolsillo. Martin me está llamando. Maldigo por lo bajo, ya sé que voy tarde. Contesto y suspiro. -Sé que voy tarde, voy en el taxi en camino, el maldito avión se retrasó unas horas-comienzo a decir, pero entonces me detengo cuando escucho unos llantos detrás. -Ven al hospital, Tom. ______ ha colapsado, va a entrar a cirugía ahora-dice Martin, y es como si mi mundo completo se detuviese. -¿Qué…? ¿Cómo que colapso? ¿Qué hospital?-pregunto mientras intento asimilar todo lo que me ha dicho. -Pásame con el conductor-me ordena. Su voz suena seria y serena, pero también preocupada, nada parecido a como suena normalmente. Le hago caso y le entrego el teléfono al chofer del taxi. Hablan en español, pero no intento entender ni una sola palabra. Solo puedo pensar en una cosa, en ella, y le ruego a Dios que no muera.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD