Acuerdo de paz

654 Words
-No sigas insistiendo-le digo a Martin. -Has acordado verte con Tom para su cumpleaños y hablar ¿Por qué no puedes hacer eso con Zendaya?-pregunta. Después de mi conversación con Hazza, me arme de valor y lo llame. Fue una conversación algo incomoda, Tom quería hablar las cosas, pero yo lo detuve. Logramos, como dos adultos civilizados, ponernos de acuerdo en que, durante los cinco días que este en Londres, aclararíamos todo. -Tintin, yo ya tenía planeado ir a Londres para su cumpleaños. Lo que debemos hablar no es algo que deba ser solucionado por video llamada, y para nuestra suerte, queda una semana para vernos, por lo que… estamos en una especie de pausa. -¿Pausa en su relación?-pregunta, con los ojos como platos. -¡NO! Pausa de la discusión-aclaro. ¿acaso cree que soy tan estúpida como para terminar mi relación por una estúpida pelea? -Pero y Zendaya… -Quiero hablar con ella, pero también en persona. Y ni ella ni yo podemos viajar ¿se entiende? -Si-dice, rodando los ojos. -Francamente Tintin, sé que es tu novia y yo tu mejor amiga, pero no debes entrometerte en nuestra relación, yo no ando intercediendo por ti o por ella cuando ustedes discuten-digo algo molesta. -Lo sé-dice, como si fuese un niño pequeño a quien su madre lo regaña.- Es solo que me gusta que se lleven bien. Es la primera novia que tengo con la que de verdad eres amiga. -Eso es porque todas tus novias anteriores eran terribles-digo, con una sonrisa falsa. -No todas-dice. Me cruzo de brazos. -La primera te hizo elegir entre nuestra amistad o ella, la segunda pedía que cada cumple mes le dieras joyas Swarovski, la tercera vivía prácticamente en tu casa porque en la suya “no podía beber durante el día”, la cuarta te puso los cuernos dos veces, y la quinta… bueno, ella estaba bien, pero tuvo que mudarse. -Bien, si, tienes razón-dice, y vuelve a caminar. -Suelo tenerla-digo, regodeándome un poco. Vamos por los pasillos del centro comercial, de vuelta de la tienda en donde he comprado el regalo para Tom. Porque si, obviamente, le compre igual un regalo. Mientras caminamos al estacionamiento, un par de chicas se nos acerca y nos piden una foto. Accedo, sintiéndome aun incomoda con tanta atención que no merezco. -Lamentamos mucho los rumores que se esparcieron de ti y Tom-dice una, la más pequeña. -Gracias-digo, impresionada de lo amables que son. -¿Siguen juntos, verdad? Porque ustedes son mi esperanza de que algún día conozca a Cole Sprouse y me logre casar con el-dice la otra. Suelto una risa nerviosa. -Sí, estamos juntos-afirmo. -¡Tienes el anillo! Dios, aun no puedo creer que se comprometieran-dice la pequeña, mirando mi mano. El color abandona mi rostro. -¿Cómo te propuso matrimonio?-pregunta la otra. -No… -¿Fue romántico? ¿Estaban solos o con su familia?-pregunta la pequeña, interrumpiéndome. -¿Podrías presentarme a uno de sus hermanos?-pregunta la otra. Parpadeo, asimilando las múltiples preguntas. -Yo y Tom no estamos comprometidos, somos novios-aclaro. Hacen una mueca, como si les molestara la noticia. -¿Puedes presentarme igual a su hermano?-pregunta. Me quedo boquiabierta ante la impertinencia de las chicas. -Ok, debemos irnos, ¡Adiós!-dice Martin, y me jala del brazo para que prácticamente corramos a su coche. -Vamos a tener que empezar a usar pelucas para salir, es la cuarta chica que me pide que le presente a los hermanos de Tom esta semana-digo, mientras me abrocho el cinturón. -Podrías ser la animadora de un reality, para elegir a la nueva novia de Sam o Harry-dice Martin. -Muy gracioso-digo, fulminándolo con la mirada. -Seria todo un éxito. -Sí, claro, lo que tú digas-susurro, rodando los ojos. -¿Y ahora, dónde vamos?-pregunta, y echa a andar el motor. -¿Qué tal si vamos de nuevo al parque de esponjas?-pregunta. -Ni de broma, pensé que las esponjas serian inofensivas, pero tú lanzándolas hacen que parezcan piedras-dice, negando con la cabeza. -Prometo no lanzártelas a ti. -¿A qué pobre alma atormentaras ahora?-pregunta. Frunzo el ceño y entrecierro los ojos. -A ti si no me llevas, sabes que puedo ser muy insoportable cuando quiero-lo amenazo. Me mira en silencio unos segundos. -De acuerdo, quiero vivir unos diez años más por lo menos-dice, y arranca.
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