Conversaciones maduras

593 Words
Miro la pantalla con cara de póker. No sé para que acepte esta video llamada, pero ahora sería descortés colgar. Harrison me mira, se nota como piensa en que decirme. Abre la boca en algunas ocasiones, pero luego rápidamente la cierra, como arrepintiéndose de lo que iba a decir. -¿Y?-pregunto, ya cansada del silencio. -¿Cómo estás?-pregunta. -Viva-replico, cruzándome de brazos. No, no estoy enojada con Harrison, pero ya no me fio de que junto a él no este Tom. -Qué alivio-dice con sarcasmo. Entrecierro los ojos. Harrison suspira y se acerca a la cámara.- ¿Podemos hablar como dos personas maduras? -¿Cómo sé que allí no está Tom?-pregunto. Harrison gira la cámara y muestra su habitación, en la que está completamente solo. -¿Contenta? Tom está en Los Angeles todavía-dice, con tono algo borde. Desvío la mirada y descruzo los brazos. -¿De qué quieres hablar?-pregunto, sin atreverme a mirar la pantalla. -Ah, no lo sé, tal vez de tu pelea con Tom-dice irónicamente. -Escucha, Hazza, yo sé que Tom es tu mejor amigo, que va, prácticamente tu hermano, pero no puedes interceder por él. Y no me voy a enojar porque quieras apoyarlo, me alegra que tenga amigos tan leales-digo, mirando mis dedos. -¿Quién dijo que vengo a interceder por él? Quiero saber cómo estás tú, y ayudarte quizás a hablar con él, si así lo deseas-explica. Me muerdo el labio, sopesando en lo que me ha dicho. -Está bien-afirmo. -Entonces ¿Por qué estas enfadada?-pregunta. -Porque… bueno, al principio me molesto un poco que Tom no confiara en mí, pero entiendo los celos. Lo que me molesto en realidad fue la trampa que me tendió Zendaya. Necesitaba tiempo para perdonarlo, y no lo respeto-admito. -¿Y por qué no lo hablas con él?-pregunta. -Porque estoy muy enfadada, y no quiero herirlo, y lo hare si hablamos ahora, porque sigo muy molesta. -¿Entonces lo estas protegiendo?-pregunta. Me encojo de hombros. -Algo así. -Ok, entonces tienes que descargar tu rabia en otra cosa-dice. Asiento. -Ayer estuve en un parque de esponjas lanzándoselas a Martin, fue bastante terapéutico-admito. -Ok, ahora yo quiero hacer eso-dice, sacude la cabeza y vuelve a hablar.- No nos desviemos, si tienes que descargar tu rabia, haz algo que te tranquilice. Como pintar, tocar un instrumento, cantar… -Poner vías venosas, ser arsenalera en cirugías-continua. Harrison me mira y niega con la cabeza. -Estoy bastante seguro de que eso es lo que diría un psicópata. -Nunca dije que estaba cuerda-digo bromeando. Nos reímos. -Vamos, piensa en algo que te gustaría hacer-dice serio. -Mmm supongo que podría intentar pintar algo, o dibujar, soy bastante decente dibujando con carboncillo-admito. -No importa si son monitos de palitos-dice, burlándose. Entrecierro los ojos. -¿Qué te hace pensar que no se dibujar?-pregunto. -Tu eres toda una científica loca, y según recuerdo de la secundaria, eso se aloja en el hemisferio derecho. -Izquierdo-le corrijo. -Eso, y el arte en el hemisferio derecho. Miro la pantalla. No suelo presumir, pero esta vez Harrison se lo ha ganado. Me levanto de mi cama y rebusco en mi baúl el cuadernillo de dibujos que utilizaba en secundaria. -Eh ¿______? ¿Dónde estás?-pregunta. Encuentro el cuadernillo, lo abro y rebusco uno de los dibujos que más me gustan. -¿Decías, Hazza?-pregunto, y le muestro el dibujo de dos manos cogidas, hechas con carboncillo, con el más mínimo detalle en las arrugas, las uñas y las sombras. -Bien, lo admito. Eres buena en todo, y yo solo se contar chistes. Supongo que, si en algún momento llega a ser el fin del mundo y deben elegir a quien subir a las naves espaciales, no será a mí-dice. Me rio. -Oh, tranquilo. Necesito a alguien de quien vengarme cuando lleguemos a Marte-digo bromeando. Hazza rueda los ojos pero luego se ríe.- Gracias. -Para eso estamos, vengadora.   
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