Dear diary

967 Words
-Me gustaría que existieran esos lugares donde arrojar platos a una pared para romperlos ¿Sabes que eso es en realidad una terapia sana y validada? Podría intentarlo en casa, pero estoy bastante segura que luego mis padres a quien arrojarían es a mí, por la ventana-comento, mientras no dejo de colocar helado de kiwi en mi tazón. Estamos en esas tiendas de helado de yogurt que se vende por peso. Debo llevar ya un kilogramo de helado, pero no me importa. Martin, guiado por Zendaya, ha venido a buscarme dos horas después de mi discusión con ella y Tom, y para seguridad de mis padres, me ha arrastrado fuera de casa para descargar mi rabia con otra cosa, en este caso, las máquinas de helado. -O tal vez podrías hablar con alguien, esa es una terapia también validada, y no hay que romper cosas-dice. Pasamos a la sección de aderezos. Hecho salsa de chocolate bruscamente, y luego cojo un barquillo. Miro a Martin y aprieto el barquillo en mi mano, destrozándolo completamente sobre mi helado. -Pero quiero romper cosas-digo. Martin traga saliva fuertemente. Coloco toneladas de m&m sobre mi helado. -¿Conoces esos parques de espuma?-pregunta. -Aja-digo, mientras echo salsa de caramelo con furia. La cajera del lugar me observa como si estuviese loca. -¿Te parece si vamos allá después de comer?-pregunta. Dejo la salsa de caramelo a un lado y volteo a mirarlo. -Gracias-digo, y me lanzo a abrazarlo. -De nada-dice, con voz apretada.- ______... -¿Si? -Me estas ahogando-musita. Lo suelto de inmediato y él toma una gran bocanada de aire. Sonrío avergonzada. Cojo mi pote de helado y lo coloco en la pesa de la cajera, que sigue observándome, ahora con miedo. -Yo pago, tu ve a sentarte-dice Martin, con una sonrisa fingida. No le discuto y me voy a uno de los asientos, alejados del resto de la gente. Algunos me miran y susurran entre ellos. Respiro hondo y trato de pensar en Thor, el único ser vivo que en este momento me llena de paz. -Aquí tienes-dice Martin, entregándome mi helado.- ¿Quieres hablar? Cojo una gran cucharada de helado y me la llevo a la boca. Saboreo el dulzor y la mezcla de lo acido del helado con lo dulce del chocolate. No debería hablar con el de su novia. -No. Bueno, tal vez. Es que… no quiero pasarme de la raya, porque es tu novia y no quiero hablar mal de ella, además, es mi amiga, aunque, qué clase de amiga no dice que hay otra persona escuchando una conversación privada, que por lo demás, era de un momento muy oscuro y vergonzoso de mi existencia, es decir ¿hola? Una relación claramente toxica en la que fui completamente ciega a los celos patológicos y me doblegue a su voluntad, me manipulo y me fue infiel ¡Varias veces! Por supuesto que no quiero contárselo a todo el mundo, y no es que no se lo fuese a contar a Tom, claro, eventualmente lo habría hecho, pero a mi manera, a mi tiempo, cuando y donde yo quisiera, porque es MI historia, y aunque él sea mi novio, no significa que nos conozcamos al cien por ciento, digo, si, nos conocemos bastantes, pero jamás hemos hablado de las relaciones anteriores o... o si, por ejemplo, quiere ser donante. Es algo importante que debería saber ¿no? Y no es que haya secretos, es que cada persona es un mundo y uno cuenta su historia, nadie más debe contarla por ti. Así que, si, estoy enojada con Tom, primero por enojarse ante las fotos y no escucharme, y luego por ir a mis espaldas donde Zendaya para hablar conmigo, si él puede darse un tiempo para pensar, yo también. Y sí, estoy enojada con Zendaya, porque eso no se le hace a una amiga, y si le resulta un conflicto de intereses el escucharme a mí y a Tom y no puede ser Suiza, entonces debería decirlo. Vomito verbal, señoras y señores. Dios, siento que me falta el aire después de tanto hablar. Martin me mira con cara de “pobrecita, mi mejor amiga es una loquita”. Me llevo una enorme cucharada de helado a la boca y miro hacia otro lado, porque creo que eso podría bien haber sido un brote psicótico. -Así que, para ser alguien que no quiere hablar, tienes mucho que decir-comenta Martin. -¿Estoy mal por enojarme?-pregunto angustiada.- Porque, por un lado, digo “si coño, puedes enojarte y lanzar platos a la pared”, pero por otro, pienso que tal vez este exagerando. -No estas exagerando-dice.- En primer lugar, quiero aclararte que no es tu culpa haber sido manipulado por ese imbécil, tú no tienes la culpa de eso, él está mal. -Ya no le llamo imbécil-comento, el rueda los ojos. -Como sea, ese espécimen estaba mal-dice, me rio por lo bajo.- En segundo lugar, no es exagerado. Tienes razón, es tu historia, y tú se la dices a quien quieras, y en ese momento, pensabas que hablabas solo con Zendaya. Puede ser mi novia, pero eso no significa que no le vaya a decir cuando se equivoque, así como espero que ella haga lo mismo cuando me equivoque. Tienes derecho a enojarte, a tomarte un tiempo para pensar, a lanzar platos contra la pared, a gritar y a comerte medio kilo de helado si así lo deseas. -¿Me he comprado medio kilo de helado?-pregunto. -Yo lo compre, es un regalo, y bueno… es-es un poco más de medio kilo, seiscientos gramos, pero ese no es el punto-replica, sacude la cabeza y continua.- Si hay algo que aprendiste de esa relación con aquel imbécil… -Claudio-lo interrumpo. -…Es que sabes tus limites-continua, ignorando mi comentario.- Sabes tus límites y los dejas claros, y eso está bien. Siento como si fuese a llorar. Martin es, definitivamente, el mejor amigo de todo el universo. -Ahora apresúrate, porque quiero ir a jugar a ese parque-dice. Me rio,  y me llevo otra cucharada de helado a la boca.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD