Historias de un corazon roto

1014 Words
-Al principio era como cualquier relación. Los nervios que sentía cuando lo veía en el hospital, las mariposas en mi estómago, revoloteando cuando teníamos una cita. Todo era como aquellas historias de película, lindo y romántico. Un día fuimos a una fiesta de uno de sus amigos, y prácticamente me dejo sola. No me enoje, hacía mucho que no veía a muchos de aquellos amigos, por lo que me quede conversando toda la noche con uno de ellos. »Cuando íbamos de vuelta en su coche, apenas hablaba. Pensé que tal vez estaba cansado, pero no fue hasta que se detuvo frente a mi casa que comenzó a gritarme. Dijo… que era una puta, una cualquiera. Yo le creí. Me disculpe, y seguimos juntos como si nada. Me quedo en silencio. Zendaya escucha atentamente cada una de mis palabras, y por fin, no tiene nada que decir. -Después de eso todo fue de mal en peor-continuo.- De tener muchos amigos y salir regularmente, comencé a hacer mi mundo cada vez más pequeño, entorno a él, como si fuese el sol y yo un simple planeta. »Martin nunca me dejo, y para molestia de Claudio, siempre estaba ahí. Al principio intentaba hacerme ver lo mal que me estaba haciendo mi relación, pero luego entendió que si lo hacía, eso lo alejaría a él de mí, y no a Claudio. -¿Alguna vez te golpeo?-pregunta preocupada. Niego con la cabeza. -No, jamás. Y dudo que pudiese hacerlo alguna vez. No quiero defenderlo, porque no lo merece. Me maltrato psicológicamente, haciéndome sentir menos, como si no mereciera ser feliz. Pero… quiero creer que los celos sacaron lo peor de el-replico, mirando mis manos. »Un día, cuando ya llevábamos poco más de un año de noviazgo, fui sola con Martin a una fiesta. No quise decirle a Claudio, para ese entonces las peleas me desgastaban demasiado y ya me estaba dando cuenta de que algo andaba mal en nuestra relación. Muchas veces, cuando le llegaban mensajes y me los ocultaba preguntaba quién era, y él me hacía sentir como una novia loca y celosa, y también le creí. Le creí cuando me decía que eran sus amigos, que yo me estaba imaginando cosas, que me había transformado en ese cliché de persona, aquella que intenta revisarle el teléfono a su novio, en busca de una infidelidad, cuando no era más que paranoia mía. Entonces, cuando me senté en la barra de aquel bar para descansar junto a Martin, lo vi, junto a una chica, besándose contra la pared, les faltaba poco para tener sexo ahí mismo. -¿Qué hiciste?-pregunta, cuando no continúo mi relato. Suspiro y vuelvo a hablar. -Lo increpe. Le dije que todo había terminado entre nosotros, pero entonces dijo la excusa que me hizo perdonarle: yo había ido con Martin, a escondidas. Dijo que se había enterado, y que por despecho, había besado a una desconocida-vuelvo a callarme. No me atrevo a mirarla, porque me siento tan estúpida contando aquella historia. No entiendo como pude ser tan ciega durante tanto tiempo.- Le creí. Realmente creí que era mi culpa que él me hubiese engañado. Volvimos a estar juntos, solo para continuar discutiendo. »No fue hasta que, un día que me había quedado a dormir en su casa, mientras él se bañaba, sonó su teléfono, y al revisarlo, la misma chica del bar le había mandado un mensaje, diciéndole que a las cinco lo estaría esperando en su casa, que sus padres estaban fuera. Y luego note los otros mensajes que había de otras chicas, diciéndole que lo extrañaban, que cuando volverían a verlo, que deseaban volver a tener una cita-mi voz se quiebra con la última palabra, recordando la sensación. »Me marche antes de que saliera de la ducha, Martin me rescato. Fue a buscarme a mi casa, Martin casi lo golpeo cuando intento entrar. Creí que me había librado de él hasta que me siguió al hospital. Discutimos, gritamos, fue vergonzoso. Le dije todo aquello que me había guardado durante los dos años que estuvimos juntos, y por fin entendí que yo no era la del problema, que yo no tenía la culpa de sus infidelidades y celos, que merecía algo mejor. Le pedí que nunca más volviese a hablarme ni acercarse a mí. Y lo cumplió, hasta aquel día que lo vi en la playa. Levanto la vista, Zendaya, sin palabras, mira fijamente la pantalla, y si no fuera porque parpadea, pensaría que la pantalla se congelo. -Nunca dijiste que te había hecho-dice una voz masculina. Frunzo el ceño. Zendaya mueve su cámara, y junto a ella, se encuentra Tom. -¿Qué estás haciendo ahí?-pregunto sorprendida. -Vine a Los Angeles a una sesión fotográfica y quise hablar con Zendaya-responde, por su expresión veo que aún está asimilando toda la información. -Lo siento, pero realmente no puedes seguir evitándolo. Hace dos días que los rumores se disiparon y ya nadie cree que le fuiste infiel a Tom. ¿Por qué no has querido hablarle?-pregunta Zendaya. Respiro hondo, controlando la rabia que en ese momento me invade. -Depende de mí, y solo de mí, con quien quiera hablar, Z. Sé que tus intenciones eran buenas, pero no puedes decidir por mí. Si no quiero hablar con Tom es un problema entre él y yo, no puedes interceder por él. Y si te conté a ti lo que pasaba con Claudio era porque quería contártelo a ti, solo a ti, es mi historia, no tenían derecho de engañarme-les espeto. -______, Zendaya solo intentaba ayudar-dice Tom. -No tenían derecho-comienzo a decir, me seco las lágrimas que se derraman por mis mejillas, de pura rabia.- No quiero hablar con ustedes. Cierro la pantalla de mi computador y doy un golpe sobre mi cobertor, furiosa. Mi historia con Claudio es algo que siempre he mantenido casi en secreto, porque me avergüenzo de lo estúpida que fui, y Zendaya ha traicionado mi confianza al tener a Tom ahí, escuchándolo todo. Mi teléfono suena, y sin siquiera ver quien llama, lo apago. Hay solo una persona con la quiero hablar en este momento, pero es un conflicto de intereses, ya que es novio de Zendaya. Por primera vez, en mucho tiempo, deseo estar sola, apartada del mundo exterior.
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