Salud!

995 Words
El rostro de Tom pasa por varias expresiones en menos de un segundo. Sorpresa, confusión, shock, incredulidad, emoción y finalmente, felicidad. Suelta un alarido y rápidamente me abraza, me levanta del suelo y comienza a dar vueltas. Me rio a carcajadas y comienzo a dejar que la emoción también me invada a mí. Aun no me lo puedo creer del todo. -¿Qué demonios está sucediendo?-pregunta Harrison. Tom me deposita en el suelo y comienza a reírse conmigo. Toma mi cara entre sus manos y comienza a esparcir besos por toda mi cara. Reparte besos por mi boca, mi nariz, mis mejillas, mi frente. No puedo dejar de sonreír, y ya me comienzan a doler las mejillas por ello. Tom vuelve a abrazarme y nos balanceamos. Observo por el rabillo del ojo que los demás nos observan sin entender nada. -Tal vez ahora se vayan a casar de verdad, y están celebrando el compromiso-sugiere Sam. -Que bruto eres-le dice Zendaya, y le da un manotazo en el hombro. -Auch-se queja Sam, frotándose el brazo. Tom se separa un poco para mirarme a los ojos. Muerdo mi labio, sintiéndome incapaz de suprimir mi amplia sonrisa. Él también sonríe, por supuesto, y sus ojos brillan. -Finalmente se han vuelto locos, eso es lo que ha pasado-sentencia Harry. -Mamá se va a poner muy triste cuando se entere de que Tom ha perdido la razón-dice Paddy, con una mueca. -No creo que le sorprenda, la verdad-comenta Harrison. Ruedo los ojos y me digno a mirar a mis amigos. Tom coloca su brazo sobre mis hombros y me acerca a él, mientras los observamos con una sonrisa de oreja a oreja. -¿Ya nos van a decir por qué tanto alboroto?-pregunta Martin con curiosidad. -Me han aceptado en Oxford-suelto. Todos lanzan gritos de júbilo y se acercan para abrazarme. La gente que pasa por el vestíbulo nos queda mirando, pero no me puede importar menos. Viviré en Oxford, a unas horas de Londres. Estaré en una de las universidades más prestigiosas del mundo entero, me dieron una beca, lo que hace que mis padres puedan costear el resto de la matrícula, y, como si fuera poco, tendré a Tom cerca. Es realmente un sueño. -Vaya que eres una cerebrito-dice Harrison, desordenándome el cabello. -¡Eh!-le reclamo, dando manotazos al aire, sin atinarle. -Te voy a extrañar mucho-dice Martin con un puchero. Me acerco y lo abrazo. -Lo se Tintin, yo también a ti-replico. -Creo que esto amerita una celebración hoy en la noche. Sé que mañana se irán, pero sería inaceptable que no hiciéramos un brindis por esto-dice Sam. -Y no olvidemos el éxito de la película de Tom-le recuerdo, una vez me separo de Martin. -Tonterías. Esta noche, te celebramos a ti-dice Tom. -Y a tu gran cerebro-agrega Harry. Lo fulmino con la mirada.       El tintineo de las copas de espumante chocando resuena en todo el lugar. Todos, incluso Paddy, bebemos un sorbo y luego dejamos las copas sobre la mesa. -Sigo sin estar de acuerdo de que Paddy este bebiendo alcohol-le susurro a Tom, y él se ríe. -Mamá lo ha autorizado, un solo sorbo. Mira, le está dando la copa a Harry-me explica él. Efectivamente, Harry toma la copa de Paddy, y entonces, de un solo sorbo, se bebe todo su contenido. -Alguien estará muy ebrio esta noche-digo, y reímos. -¿Tu madre ya está buscando residencias?-pregunta Tom. Suelto un bufido. -Que va, la tiene vista desde hace meses, supongo que ahora estará cotizando. Mi padre se ha encargado de decirle a todo el mundo que iré a Oxford. Incluso mi vecina me ha mandado unas felicitaciones por texto. Tom se ríe y yo le imito. No los culpo, yo también me siento inmensamente feliz. Durante el resto del día, nos la pasamos hablando de Oxford, viendo fotografías el campus, de los hospitales y unas cuantas residencias. Cuando terminamos de cenar, Tom pide otra botella de espumante, ya que nos hemos acabado la primera. Harrison se levanta de su asiento con su copa y un cuchillo, golpea con suavidad el borde para llamar nuestra atención, aunque también hace que los de las mesas vecinas posen sus ojos en nosotros. Se aclara la garganta,  miro a Tom con miedo. -¿Qué va a hacer?-pregunto. Tom se ríe ante mi expresión. -Por favor, es Harrison. ¿Qué tan malo podría ser?-pregunta el. Arqueo mis cejas y lo miro. -¿Es en serio? Tom frunce el ceño, se queda pensando y luego se voltea mirar a su mejor amigo. De Harrison, me espero cualquier ridiculez. Solo espero que  no me ponga en vergüenza frente a toda esta gente. -Hazz, ¿Qué haces?-le pregunta Tom en un susurro. -Nada malo, te lo juro-le replica Harrison en voz baja. Ambos lo miramos escépticos, y Harrison rueda los ojos.- Bueno, como todos saben, estamos aquí celebrando el gran cerebro de ______... -Lo matare-le susurro a Tom. -... por haber sido aceptada su transferencia a Oxford. Pero esa es solo una excusa para vigilar más de cerca a Tom-continua Harrison, y se ríe de su propia broma. -Voy a descuartizarlo-susurro. Tom coloca una mano sobre la mía, intentando deshacer el puño que se me ha formado. -Es broma, no te enojes, vengadora-me dice Harrison, y me guiña un ojo. Resoplo.- Felicidades, ______, por tener esas grandes neuronas tuyas y quedar en una de las universidades más grandes y difíciles. Iré a visitarte seguido para atormentarte y no dejarte estudiar-lanza otra broma, y los demás se ríen. -Si supiera que gracias a química sé cómo deshacerme de sus restos sin dejar evidencias, no me molestaría tanto-le susurro a Tom, y se ríe por lo bajo. -Con los gemelos dinamita te queremos dar un pequeño regalo-dice Harrison. Frunzo el ceño, y un camarero se acerca con una bandeja, que tiene un pequeño pastel circular. Me quedo sin palabras al ver que encima el pastel está decorado como si fuese realmente un cerebro, y no se ve nada apetecible. -Un cerebro para la cerebrito-dicen Harry y Sam al unísono, y todos estallan en risas. -Estos chicos…-comento a Tom, el suelta unas carcajadas. -Tienes que admitir que es tierno-me dice. -Sí, un pastel de cerebro, se ve muy tierno y apetecible. Lo que toda chica sueña-le digo con sarcasmo, y nos reímos.
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