Noche de desvelo

1319 Words
Termino de arropar a Paddy, que está durmiendo profundamente. Noto el hilo de saliva que sale de la comisura de su boca. Tom apaga la luz, acomodo los almohadones y salimos de la habitación, cerrando con delicadeza la puerta. Siento mi estómago a punto de reventar de tanta comida, pero estaba todo tan delicioso que no me arrepiento. Tom coloca su brazo sobre mis hombros, acercándome a él, y me da un beso en la coronilla. Me volteo a mirarlo y le sonrío. Coloco mis brazos alrededor de su cuello y lo miro con una sonrisa coqueta. -Gracias por la cena, estaba deliciosa-le digo. Tom rodea mi cintura con sus brazos, acercándome un poco a él. -Te merecías eso, y más. -¿Estás seguro de que no interviniste para que me aceptaran en Oxford?-pregunto. Tom rueda los ojos y niega con la cabeza. -¿Bajo qué autoridad podría hacerlo? No soy brillante, y lo sabes. -Podrías haberlos convencido haciendo una de tus piruetas. O tu abdomen. Ya sabes, pasearte sin camiseta enfrente de los directores habría bastado-digo, y me muerdo la lengua al instante. Tom arquea las cejas y se ríe ante mi comentario. Me sonrojo, porque ese último comentario lo estaba pensando, no quería decirlo, pero supongo que el espumante está haciendo su efecto. -Tortolos, ¿listos para jugar?-pregunta Zendaya desde la cocina, asomándose por el pasillo. -Si-respondemos Tom y yo al unísono. Nos separamos y caminamos tomados de las manos hasta la sala. Nos sentamos en uno de los sillones, junto a Martin. Zendaya sirve varios vasos pequeños y Harry deja en media una gran botella de tequila. -Este será un “yo nunca, nunca” versión asesina-dice Harrison, con una sonrisa de orgullo.- Invento mío. Lo sé, soy brillante. -Tal vez llegues a ser compañero de ______ en Oxford, genio-se burla Sam. Nos reímos, excepto Harrison, que lo fulmina con la mirada. -Excelente, me iré en el avión con una resaca de los mil demonios-comento, sacudiendo con la cabeza. -Solo si has hecho algo de lo que decimos-dice Harry, a modo de consuelo. -Y me encargare de que bebas en cada ronda-comenta Harrison, con una sonrisa burlona. -Si alguien aquí que sabe todas las cosas que ella ha hecho, soy o-dice Martin, jactándose de nuestra amistad. Lo miro seria. -Tu sabes que esa es un arma de doble filo, porque yo también se todo lo que has hecho, Tintin, TODO-le recalco. La sonrisa de suficiencia que tenía se desvanece. -Es realmente una suerte ser la inocente de este lugar-dice Zendaya, y se sienta junto a Martin. Todos la quedamos mirando, incrédulos.- ¿Qué? -¿Inocente?-pregunto. -¿Enserio quieres que comencemos a hablar?-pregunta Tom. Zendaya lo fulmina con la mirada. -Solo juguemos, ¿de acuerdo?-dice ella, haciéndose la ofendida. Comienza Harrison, que se decepciona cuando no bebo, pero realmente, nunca he vomitado por haber comido demasiado. Le sigue Tom, y solo Harrison bebe. Los demás nos reímos a carcajadas. -No puedo creer que jamás les haya orinado un perro encima-dice indignado. Nos reímos más fuerte. -Creo que ya sé cómo va acabar la noche-digo entre carcajadas. Sigo yo, y nuevamente Harrison bebe, aunque no solo, Sam también. -Tienes que contar esa historia-le dice Tom entre risas a Harrison. Este rueda los ojos enfadado. -Estaba muy ebrio, la chica me hablo, y cuando iba a contestarle, vomite en sus zapatos. Realmente no hay mucho que contar-dice Harrison, enfadado. -Creo que deberíamos cambiar de tema, ya ha sido demasiado vomito-dice Zendaya con cara de asco. -Uno más-dice Martin.- A mí nunca, nunca, me han vomitado encima. Tom, Zendaya y Harrison beben. Vuelvo a reírme a carcajadas. -Esto ya es personal-comenta Harrison. -¿Quién te vomito a ti?-le pregunto a Tom. -Sam. -Estaba enfermo del estómago-se defiende el. Me rio más fuerte. Veintisiete rondas después, Harrison no ha bebido en solo cuatro ocasiones. Ahora, esta medio muerto sobre un sofá, boca arriba, roncando fuertemente. Finalmente, bebí unos ocho shots, ninguno por culpa de Harrison. No quiero imaginar cómo es que despertara mañana, si es que lo hace. Nos despedimos de Martin y Zendaya, esta última, afirmándose de las paredes para perder el equilibrio. Bebió como quince shots. Harry y Sam ordenan un poco las cosas y luego se van a su habitación. Ambos están ebrios, pero nada en comparación a Harrison. Tom y yo somos los más sobrios, y es que, a pesar de tomar varios shots, comimos tanto durante la cena que me siento casi sobria. -Vamos a dormir, en unas horas nos tendremos que despertar, y no quiero que seas un zombie-me susurra Tom. Asiento con la cabeza. -Yo tampoco, créeme. Caminamos en silencio, apagando las luces, hasta nuestra habitación. Tom enciende la lámpara de la mesita de noche. Me quito los tacones. Intento alcanzar el cierre del vestido, pero no puedo. Tom se ríe al verme saltando. Luego me acuesto n la cama, para ver si así logro estirar más mi brazo. -Sabes que puedes pedir ayuda ¿verdad?-me dice Tom. Me detengo y lo miro. Se ha sacado la camiseta, quedando solo en jeans. Trago saliva, porque se ve terriblemente sexy. -S-si-tartamudeo. Tom sacude la cabeza y se acerca a mí. -Levántate, yo te ayudo-me dice. Me levanto lentamente, y le doy la espalda, para que alcance el cierre. Echo mi cabello a un lado, y siento sus manos rozar la piel descubierta de mi espalda. Desliza lentamente el cierre hacia abajo, llegando a mi espalda baja. Mi respiración es acelerada, y mi piel se eriza. Lo escucho tragar saliva, sus manos se colocan en mis hombros, sobre los tirantes de mi vestido. -Me gusta este vestido, es muy veraniego-susurra con voz ronca. Sus dedos se colocan bajo los tirantes, y con delicadeza, los desliza por sobre mis hombros hasta mis brazos, dejándolo caer al suelo. sus manos quedan sobre mis brazos. Lo escucho acercarse, y comienza a depositar besos en mi espalda alta, mis hombros, hasta llegar a mi cuello, donde comienza a dar pequeños mordiscos. Cierro los ojos, se siente tan bien. Sus manos toman mis pechos y comienzan a masajearlos, y lanzo un pequeño gemido de placer. Me volteo y salto a sus brazos, rodeando su cadera con mis piernas. El hábilmente me atrapa, colocando sus manos en mis muslos para sostenerme. Enrollo mis brazos en su cuello y ataco su boca sin piedad. Enredo mis dedos en sus cabellos, tironeándolos un poco. Muerdo su labio inferior, haciéndolo jadear. Caemos torpemente sobre la cama. Con mis piernas, intento, torpemente, quitarle sus jeans. Si el supiera cuando lo necesito… Sus manos viajan a mis bragas, y se deshacen de estas con una habilidad impresionante. Se levanta y me mira un instante. Nuestras respiraciones, entrecortadas, van al mismo ritmo. Tom se separa y va a su mesita de noche, abre el cajón y saca un preservativo. Se quita sus jeans y calzoncillos, y se coloca el preservativo. Se coloca de rodillas en la cama, y yo me levanto para alcanzarlo. Lo beso sin previo aviso, y lo obligo a sentarse, dejándome a mi arriba. Tom me tapa la boca para ahogar mi gemido al sentirlo dentro mío. Echo la cabeza hacia atrás y comenzamos a movernos lentamente, en círculos. Vuelvo a enrollar mis dedos en sus cabellos, y comenzamos a acelerar el ritmo. Me siento desfallecer. Vuelvo a besarlo cuando comienzo a sentir que nuestros movimientos se aceleran aún más, pero son más torpes. En mí, aquel remolino de placer está llegando s u punto máximo. Me separo de su boca y lo miro fijamente a los ojos mientras siento como llego a la cima. Tom me besa, para acallar mis gemidos, y no tardo en sentir que él también llega, ya que entierra sus dedos en la piel de mis caderas, aunque sin hacerme daño. Nos dejamos caer, y quedo recostada en su pecho. -¿Crees que en Oxford puedas tener una habitación para ti sola?-pregunta Tom de pronto. Frunzo el ceño y levanto la cabeza para mirarlo. -¿Por qué lo preguntas? -Porque, si tienes una compañera, cuando este en Inglaterra no podré ir a visitarte si tienes una-comenta Tom. Sonrío y me acerco para besarlo. -Cuando estés en Inglaterra y me vayas a visitar, no te dejare salir hasta saciarme-replico. -Pero eres insaciable-dice él. -Ya vas entendiendo-le digo.
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