Capítulo 5

3170 Words
  -Kayden P.O.V-   Llevaba una hora dando vueltas en mi habitación. Me sentía como un león encerrado en una jaula. No podía dejar de repasar en mi cabeza lo que había pasado un par de horas antes. Había conocido a mi mate. Como era siquiera posible. Después de todo lo que había pasado tenía claro que la Diosa Luna jamás me concedería un mate. No lo merecía. Tenía ya 23 años y hasta hoy no había encontrado a mi mate. Eso no era normal en un Alpha, quienes normalmente encontraban a su Luna entre los 18 y los 20. Pero yo nunca me había planteado por que estaba tardando tanto encontrar a mi Luna, si no que era consciente de que jamás tendría una. Un hombre-lobo que hubiese hecho las cosas tan terribles que yo había hecho no merecía encontrar ningún tipo de felicidad en su vida.   Entonces, ¿Cómo era posible que hubiese encontrado a mi mate? Y no solo eso, si no que mi mate era la criatura más hermosa que mis ojos hubiesen visto.    Después de llegar a la manada Luna Llena mi lobo, Zeus, había empezado a ponerse nervioso. No dejaba de aullar y de moverse, inquieto. Yo había achacado ese comportamiento a las horas en el coche sin apenas movernos. Así, después de dejar mis cosas y cenar, había decidido salir a correr. Había corrido durante horas. Cuando por fin noté a Zeus más calmado decidí volver a la packhouse. Cuando llegué a la casa noté que en los sillones del jardín había una chica sentada. Sin saber por qué, sentí una enorme necesidad de acercarme a esa chica. Fue cuando me acerqué más cuando noté que la chica había estado llorando recientemente. ¿Le habría hecho alguien daño? El mero pensamiento de que esa hermosa criatura hubiese sufrido algún tipo de daño me enfureció como nunca. Sentí unas enormes ganas de matar al causante de ese dolor. Zeus apoyó mi idea excitadamente.    De pronto, la chica pareció notar mi presencia. Mi miró, y rápidamente se puso en posición de ataque. No era alta. No era muy baja tampoco, pero en comparación conmigo era minúscula. Tenía el pelo rubio, recogido en un moño desordenado. Su piel era de un todo dorado, que hacía que sus ojos verdes resaltasen. Sus ojos parecían dos esmeraldas. Su rostro parecía tallado por ángeles, sin ningún tipo de imperfección. No pude apreciar su forma corporal porque llevaba una sudadera que le quedaba extremadamente grande, y unos pantalones de pijama anchos.    Cualquier criatura en este mundo que mirase a esta mujer se quedaría sin aliento al instante.    No pude evitar fijarme en la tensión en su rostro. Se sentía incómoda por la situación. Parecía preparada para soltarme un puñetazo en cualquier momento. Con intención de relajar el ambiente decidí transformarme, ya que estaba seguro de que se sentiría menos intimidada viéndome en mi forma humana. Fue entonces cuando me di cuenta de que había estado conteniendo mi aliento, así que respiré. Y al respirar, me llegó el olor más intoxicante que jamás hubiese respirado. Olía a una mezcla entre césped recién cortado y lavanda. Y fue entonces cuando supe que es chica era mi mate.    Catalina me había dicho que se llamaba. Desde el momento que nos conocimos había repetido su nombre en mi cabeza una y otra vez. Solo escuchar su nombre producía una reacción en mi cuerpo para la que no estaba preparado.    La había tenido que rechazar, no tenía otra opción. Jamás algo me había costado tanto. Desde lo que pasó me había prometido a mi mismo que rechazaría a mi mate. Merecía el peor de los castigos por lo que había pasado, y según me habían contado, nada era peor que rechazar a tu mate, ya que estabas renunciando a la mitad de tu alma. Pero todas las historias que me habían contado se quedaban cortas. No había un dolor igual a lo que había vivido esa noche. Y lo que más me había dolido era el sufrimiento que había visto el rostro de Catalina. Cualquier persona que hiciese daño a una criatura tan hermosa no debía tener perdón. Me repugnaba haber sido yo quien le había causado ese dolor.    Aún así ella se había negado a aceptar mi rechazo. ¿Estaba loca? Cómo era posible que le hubiese tocado el peor mate del mundo y aún así no lo rechazase. Algo tiene que estar mal en la cabeza de esta chica. Me había pedido una explicación y no había sido capaz de dársela. No me había visto capaz de afrontar el odio y el asco que iban a surgir en sus ojos después de escuchar mis razones.    Por primera vez en mi vida había sido un cobarde. Y ahora por cobarde me encontraba en esta situación. No podía dejar de pensar en ella. Deseaba que pasasen las horas para volver a verla. Quería verla a la luz del sol, para poder analizar con más detalle cada uno de los rasgos de su cara y de su cuerpo. Pero a la vez, sabía que tenía que conseguir que me rechazase. Aceptarla como mi mate sería condenarla a una vida miserable, acompañada por un mate sin corazón ni escrúpulos. Catalina no merecía eso. Así que en ese mismo momento me hice una promesa a mi mismo: iba a conseguir que Catalina me odiase hasta rechazarme. Jamás la aceptaría como mi mate. Antes me mataría.    Consulté la hora. Por fin eran las 6. Me duché, vestí y bajé a desayunar. En la mesa de desayunar estaba Alpha Marcos con dos hombres rubios. Los chicos eran exactamente iguales, debían de ser gemelos. Marcos era castaño, de ojos marrones, al igual que su Beta. Estos chicos eran rubios con ojos verdes. Aún así, podías ver en sus rasgos que eran hermanos. Se parecían bastante. En la zona de la cocina pude ver al Beta, Lucas creo que se llama, cocinando. Todos parecían serios. Hablaban rápidamente entre ellos en español, por lo que no logré entender que decían.    Cuando notaron mi presencia, se callaron al instante.   “-Buenos días, Alpha Kayden”- Me saludo el Beta- “¿Le puedo ofrecer algo de desayunar?”- Asentí levemente. Inmediatamente me pasó un plato con comida.    Justo en ese instante apareció mi Beta, Ian. Le gruñí. Llevaba toda la mañana intentando hablar con el y no había habido manera. Siempre igual,.Seguramente habrá encontrado alguna mujer con la que pasar la noche y por eso cerrado el min-link, nuestra forma de comunicarnos mentalmente.    -“ Alguien se ha levantado con el pie izquierdo por lo que se ve”- Comentó Ian, mientras cogía el plato de comida que le tendía Lucas.    Ian es mi mejor amigo desde los dos años. somos inseparables. Y aunque muchas veces me saca de quicio, es literalmente la única persona en quien confío. Después de todo lo que hemos pasado, siempre se ha mantenido a mi lado. Es la persona más fiel existente en este mundo. Nada más convertirme en Alpha le convertí en mi Beta, en mi mano derecha. Desdé entonces había permanecido a mi lado, siempre acompañándome en el camino.   “ Donde estabas”- Le dije por el mind-link. “Aprovechando la noche al máximo, ¿Qué ha pasado?” dijo mirándome inquisitivamente. “Anoche encontré a mi mate”- Me limité a contestar. Sus ojos se agrandaron con sorpresa, “Quién es, ¿Dónde está?” preguntó. Fue entonces cuando me di cuenta de que el Alpha y sus hermanos nos estaban mirando, por lo que me limité a contestar “luego”.    -“Hemos citado a todos los guerreros a las 7 en el campo de entrenamiento”- Comentó Marcos-“Tal y como comentamos por teléfono, podrá elegir a todos los guerreros que desee. Los precios son los indicados en el email que le mandé. Como le dije, la única condición es que respeté las parejas. Si desea a un guerrero, tendrá que contratar a su pareja también.”   Asentí. Ian había estudiado los detalles del contrato y me los había resumido.    -“Perfecto. Lucas y yo vamos a ir a nuestra oficina a asegurarnos que todos los detalles del contrato están listos para firmar después del entrenamiento. Nuestros hermanos, Nicolás y Juan, les acompañaran al campo de entrenamiento cuando estén listos”.    -“Perfecto, gracias, Alpha”- Escuche a Ian contestar. Yo me limité a asentir.    A las 7 estábamos en el campo de entrenamiento. Había al menos 200 guerreros. Todos vestidos en el mismo uniforme. Una camiseta verde caqui, unos pantalones militares del mismo color y botas militares negras. Los analice detenidamente. La verdad que era curioso que una manada tan pequeña tuviese un ejercito tan poderoso. Yo no les conocía, pero Ian los había descubierto a través de un amigo suyo, y me había convencido de que era lo que necesitábamos.    Nuestra manada era la más grande y temida de Estados Unidos. Desde que a los 16 años herede el titulo de Alpha, había dirigido mi manada con mano de hierro. Nos habíamos convertido en una manada temida y despiadada. Mis métodos eran conocidos por todo el país, y no había lugar al que fuese que no me mirasen con respeto y terror. Pero mi manada me adoraba y respetaba. Después del incidente me había ganado su respeto, y sabía que siempre me apoyarían. Pero el poder siempre genera envidia. Y eso había llevado a varias manadas cercanas a declararme la guerra con el objetivo de derrotarme. Bastardos codiciosos. A eso se le sumaba un creciente problema con los rogues. Necesitábamos más guerreros, mejor preparados, y desarrollar nuevas tácticas dentro de nuestro ejercito.    Ian había insistido que esta era nuestra única solución, y como yo no tenía una opción mejor, había aceptado. Más le vale no haberme hecho perder el tiempo o haré que se arrepienta.    Paseé la vista entre los guerreros, pero no la vi. En nuestra manada solo permitíamos que los hombres entrasen en el ejercito. Pero según pude observar aquí no hacían distinción entre sexos. Seguí mirando entre las mujeres. Definitivamente no estaba. A lo mejor al ser la hermana pequeña del Alpha no la habían permitido unirse.   Mejor. Pensé. Así no tengo que volver a verla.   Por fin llegaron Alpha Marcos y su Beta, y comenzaron el entrenamiento. Hicieron un breve calentamiento, tras el cual los guerreros comenzaron a mostrar sus habilidades. He de reconocer que estaba gratamente sorprendido. Varios de esos guerreros eran excelentes. Tenían una agilidad y una fuerza que no había visto jamás en hombres-lobo que no fuesen Alphas o Betas. Ian tenían razón. Le miré y vi que estaba tomando notas. Bien. Cuando quiere puede ser un Beta excelente.    De repente lo olí. Ese olor otra vez. Miré a mi derecha y vi a Catalina corriendo hacia nosotros acompañada de otra muchacha. Cuando llegaron frente a nosotros se pararon y agacharon la cabeza, en señal de respeto. Cuando levantó la cabeza sentí que me quedaba sin aliento. Era aún más guapa de lo que recordaba. Su pelo rubio estaba perfectamente recogido en una trenza que le caía hasta la mitad de la espalda. Llevaba el mismo uniforme que el resto de los guerreros, pero a ella le quedaba especialmente bien. Por fin pude apreciar su cuerpo detalladamente. Estaba bastante delgada, pero definida. Se notaba que estaba en forma. No tenía unos pechos grandes, pero eran del tamaño perfecto.    Mi análisis quedo interrumpido cuando escuché que Ian llamaba a la otra chica mate. La analicé detenidamente. Era más alta que Catalina, morena, con el pelo rizado y grandes curvas. Catalina no tenia nada que envidiarle.    Observé como su hermano la castigaba por haber llegado tarde. Con furia en su mirada Catalina se enfrentó a su hermano, para después ponerse a correr con la mate de Ian. Todo en ella me gritaba que la tomase ahí mismo. Su fiereza había conseguido que me excitase como nunca. Pero, recordando la promesa que me había hecho a mi mismo esa misma mañana, aparte la vista de Catalina e intente céntrame en los guerreros.    Una vez terminó el entrenamiento ,Marcos ordenó a los guerreros que se colocasen en filas perfectamente ordenadas.    -“ Puedes elegir a los guerreros que quieras. Lo que se suele hacer es escoger a dos o tres parejas pertenecientes a la elite del ejercito, para que dirijan los entrenamientos, y luego a algunas parejas de un ranking más bajo, para que ayuden con las patrullas y colaboren en el entrenamiento.”- Indicó Alpha Marcos.   Asentí. Después de hablar mentalmente con Ian, este se acercó a indicar a las 6 parejas con un ranking más bajo que servirían para reforzar nuestras patrullas. Después, discutimos que parejas dentro del cuerpo de elite serían los entrenadores de nuestro ejercito. Decidimos elegir a una pareja que había destacado considerablemente, formada por un chico moreno y uno pelirrojo. La segunda mejor era la formada por los hermanos gemelos del Alpha. Nos costó decantarnos por ellos, ya que tenían sangre de Alpha, y eso les convertía en personas probablemente conflictivas. Pero habíamos venido a buscar a los mejores, y ellos lo eran. Así que finalmente les escogimos.    Notaba constantemente que Catalina me estaba mirando, pero evité mirarla en todo momento. Cuando le transmití nuestra de decisión al Alpha, este me miró indeciso.   -“¿Sucede algo?”- Pregunté de forma cortante.   “- Hay un problema con la pareja que ha escogido, la formada por Miguel y Luis”- contestó el Beta señalando al chico moreno y al pelirrojo. Le lancé una mirada asesina, odio que me hagan perder el tiempo y que me digan que no. Y notaba como estaba empezando a enfurecerme. “Luis”- Continuó, señalando al pelirrojo –“ Es realmente la pareja de Casandra. Solo que no se han puesto juntos porque Casandra ha llegado tarde”.   Noté que Ian me estaba mirando. Le asentí.    -“ Casandra y el chico pelirrojo vendrán con nosotros”- Informó Ian. Observé como Casandra sonreía ampliamente y asentía. –“ Quien es el compañero del otro chico”- Preguntó Ian.    -“Catalina”   Me quedé petrificado. No puede ser.   Miré al chico moreno. Era enorme. Tenía casi el mismo tamaño que el de un Alpha. Y le había visto pelear. Tenía una velocidad y una fuerza espectacular. Era uno de los mejores guerreros que hubiese visto. Mire a mi mate. Esta me estaba mirando desafiantemente con su rostro angelical. Tan pequeña y frágil.    -“Es imposible que este guerrero sea la pareja de esta… niña”.- Dije, remarcando la palabra niña.    Antes de que su hermano tuviese tiempo de contestar Catalina dio un paso al frente, y sin dejar de mirarme preguntó:    -“¿Por qué es imposible”?   -“ Es imposible que alguien de tu… tamaño, pueda ganar frente a alguien con su tamaño”- Me limité a contestar, mirándola con dureza.    -“Pues te equivocas”- contestó.-“ Podría derrotar a Miguel, o a mis hermanos Nicolás y Juan sin problemas. Podría incluso derrotar a tu Beta”   Definitivamente esta chica esta loca. Zeus estaba babeando por su valentía. Pero para mí no era valentía. A esta chica le pasa algo. Nadie en su sano juicio osaría enfrentarse a Ian o a mí. Y en cambio, aquí estaba ella, diciendo que puede derrotar a Ian sin ningún problema. Sonreí burlonamente.    -“¿Te hace gracia?”- Me preguntó furiosa   -“¡Basta Catalina!”- Escuche que Marcos le gritaba enfadado, pero le hice un gesto para que se callara.    -“Demuéstrame que me equivoco”- Le dije mirándola fijamente.    -“¿A cambio de que?”- dijo   -“¿Disculpa?”- No estaba dando crédito a lo que oía.    -“ No voy a darte un espectáculo como si fuese un mono de feria. Quiero algo a cambio si gano”.   Jamás en mi vida alguien me había hablado con tan poco respeto. Si hubiese sido cualquier otra persona ya estaría muerta. Sin ninguna duda. Pero no se por qué, la situación nos generaba una agradable diversión a Zeus y a mí. Era como ver a un pequeño gatito intentando aparentar ser un tigre. Eso era mi mate. Un pequeño y dulce gatito.    “¿Es ella verdad? Ella es tu mate”. Escuché a Ian en mi cabeza. No le contesté. No necesitaba respuesta. Ian sabía perfectamente que nadie que me hablase de esa manera duraría más de dos segundos con vida. Obviamente era mi mate.    -“Está bien”- contesté finalmente- “Si consigues ganar a mi Beta, contrataré a las tres parejas de élite y a los otros seis por el doble del dinero acordado. Además, en vez de un mes, os contrataré dos”- Catalina asintió, parecía satisfecha con el premio.- “Pero, si pierdes, contratare solo a dos parejas de élite, quedando tu y tu pareja excluidos, y a los otros seis. Y vendrán a entrenar a mi manada de forma gratuita”.   Catalina no movió ni un músculo de la cara. Habría pagado por saber que estaba pensado en el momento.    -“Muy bien, acepto”- Me dijo mirándome fijamente.    -“Catalina tu no eres quién para tomar una decisión así”- Exclamó su hermano Marcos furioso.-“Si nos disculpa un segundo Alpha Kayden, mi Beta y yo tenemos que hablar con nuestra hermana”- dijo agarrando bruscamente Catalina por el brazo y llevándosela a un lugar apartado.    Noté como Zeus estaba intentando tomar el control sobre mi cuerpo. Estaba furioso por la forma en la que su hermano había hablado y agarrado a Catalina. Quería saltar y arrancarle la mano con la que la estaba sujetando. Yo también lo deseaba, pero no podía permitir que Zeus tomase el control. Nadie podía saber que Catalina era mi mate. Así que me impuse y no le permití tomar el control.    Observe como Catalina discutía, con sus hermanos. Parecía enfadada, pero ellos más. El resto de los guerreros miraban la escena con caras impasibles. Los hermanos gemelos y el compañero de Catalina me analizaban de arriba abajo sin disimular. Catalina debió de ganar la discusión, porque sonrió a sus hermanos y comenzó a caminar hacia nosotros.   Cuando llegó frente a Ian se paró y le miró:    -“¿Vamos?- Me preguntó.    Ian me miro interrogativamente, y yo asentí. Catalina empezó a caminar hacia el campo de entrenamiento e Ian yo la seguimos.   Sonreí para mis adentros. No podía haber hecho mejor apuesta. Si Ian ganaba esta pelea, que no tenía duda alguna de que ganaría, yo conseguía entrenamiento gratis para mi manada y encima conseguía librarme de Catalina, ya que ella se tendría que quedar aquí.    Era una victoria garantizada. 
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