El enfrentamiento

966 Words
En aquel momento sentía como mis pulmones se quedaban sin oxígeno, me costaba respirar y mi mente estaba confusa. La presentación del Sr. Aguilar empeoró más las cosas, ya que eso suponía que estaba contratada, pero ¿cómo es posible eso?, ¿así sin más?  El Sr. Aguilar me observa con determinación, esa mirada azul cielo no dejaba de corromperme por dentro mientras la otra mirada del Sr. Taylor es incomprensible, confusa y a la vez me asustaba. Él no entiende nada y yo mucho menos. —No sabía que estabas en busca de una nueva asistente—la voz de mi antiguo jefe se deja escuchar y entonces el Sr. Aguilar rompe esa mirada tan intensa que dejó caer encima de mí. —¿Desde cuándo te informo sobre esos temas querido amigo?  ¿Amigo?, ¿había escuchado bien?, pero cómo es posible. —Tonta, la cagaste por tu estúpido comentario, son amigos—grita mi voz interior. —¿No vas a saludar a tu antigua secretaria? —vuelve a decir el Sr. Aguilar, ya que Taylor no me dijo absolutamente nada. Necesitaba salir de ahí corriendo porque me estaba poniendo roja como un tomate, primero el hombre que me fascinó desde que tomó el control de la empresa de su padre y ahora mi nuevo jefe o eso creo que es, que me intimida con esa mirada tan grande y de ese color tan llamativo. Taylor se acerca a mí con elegancia mientras sentía que mi corazón se iba a salir de su lugar. —Es difícil olvidar a una chica como usted, Srta. Williams—siento su anatomía a unos centímetros de mí, mientras Aguilar aclara la garganta para que el estúpido de Taylor haga distancia nuevamente. No dije nada, solo me limité a bajar la mirada como de costumbre. —Ya que estás aquí amigo, me gustaría que me aclaras ¿por qué la Srta. Williams fue despedida?  Abrí los ojos como platos al oír que el Sr. Aguilar le estaba pidiendo explicaciones a mi antiguo jefe, en parte es lo que siempre deseé, saber el motivo y entonces me armé de valor y estaba vez subí esa mirada hacia el Sr. Taylor donde él tiene un semblante serio mientras sus manos estaban metidas en los bolsillos de su pantalón. Él toma asiento en la silla que había junto a mí y carraspea. —Por bajo rendimiento—añadió y después dejó de mirar a su amigo para mirarme directamente a los pechos donde se veía de manera discreta estos y se movían al son de mi respiración que empezó a agitarse al oír su respuesta. —¿Bajo rendimiento?, ¿en serio Sr. Taylor? —solté por impulso. Maldita sea, pero que se ha creído. Él asiente con una sonrisa de lado. —Me dejé la piel con su padre, y con usted estuve trabajando horas extras para que estuviera al tanto de todo en su llegada a la empresa, pero al parecer poco le ha servido Sr. Taylor, ya que usted no mira al trabajo de la persona si no a otras cosas y por cierto mis ojos están arriba y no en mis pechos. Este sube su mirada y después el Sr. Aguilar deja caer su espalda sobre el respaldo de la silla mientras examina a su amigo que al parecer se estaba divirtiendo por mi reacción. —Srta. Williams, puede retirarse, nos vemos mañana y hablaremos de las condiciones del contrato. —dijo el hombre de los ojos azules. Asentí y salí, pero no sin dedicarle una mirada de pocos amigos a ese individuo que se cree el rey del mambo. Narra Taylor. —Deja de pensar en ella Nicolás, lo tenías ya superado— me digo a mí mismo mientras esperaba el ascensor. Flashback —No quiero que te tomes este tipo de confianza con mi empleada, la Srta. Williams ahora trabaja para mí— dijo Mateo después de que Natalia saliera de su oficina. —Ya... — hago como si no me importara lo que me acababa de decir. —Nos vemos esta noche en mi casa y esta vez sí que te ganaré. Salí de su despacho y lo dejé sonriendo de lado. Fin de Flashback. Tengo los pensamientos encontrados desde que vi a esa mujer sentada frente a mi amigo y socio, no quiero que trabaje para él ni tampoco la quiero cerca de mí porque saca el hombre no tan caballeroso que tengo dentro. Antes de adentrarme en el auto, mis ojos reconocen a esa mujer que tanto deseo me trasmite. —Ahora regreso—le informé al chofer. Cruce la calle para llegar hasta ella que está hablando por teléfono. —Mamá, ahora te vuelvo a llamar—agrego ella al verme parado frente a ella. —¿Interrumpo Natalia?  —Para usted, soy la Srta. Williams, y sí, me interrumpe. La notaba nerviosa y siempre lo estuvo cuando la tenía delante. —¿Qué quieres Sr. Taylor?  —Te puedo conseguir un trabajo en otra empresa, lejos de Mateo y de mí. Ella alza las cejas y cruza los brazos. —Antes de hablar deberías de pensar la respuesta, créeme que es una buena oportunidad. No la quiero cerca de mi amigo porque eso significa que la estaría viendo casi siempre y eso es lo que quería evitar al despedirla. —Mire Sr., no sé qué tiene usted conmigo, pero le aviso desde ahora que por favor deje de molestarme. Nuestra relación laboral terminó hace meses y lo único que hubo entre usted y yo fue eso UNA RELACIÓN LABORAL, así que deje de tomar decisiones sobre mí y hacerme propuestas tan tontas —añadió y se dio la vuelta para irse, pero mi mano la retiene. —No tengas prisa conejita, la valentía se carece de ella o simplemente no se tiene y tú no la tienes porque siento como tu cuerpo tiembla al verme y más cuando estoy a tan corta distancia de ti. Baja su mirada hasta mis labios donde hace un recorrido en el horizonte de ellos. —Eres una conejita muy linda—musité. Ella subió sus grandes ojos en busca de los míos. —Es usted el hombre más retorcido que he conocido desde que tengo uso de razón, ahora si me permite decirle algo. —Soy todo oídos—sonreí. —Váyase un poco a la mierda—tal como vino esa sonrisa se esfumó. 
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