La Kralice, nunca había odiado a nadie en verdad, siempre intentaba mantenerse alejada de esos malos sentimientos porque creía que el alma se corrompía y ella no deseaba aquello, sin embargo, lo más cercano al odio y resentimiento que sentía lo profesaba en dirección a Feray y incluso al propio Kerem por ser tan imbécil. —¿Qué demonios haces aquí? —Estaba conociendo la casa, a eso he venido. Kerem quería que yo conociera la casa para así poder irme poco a poco acostumbrando a la imponencia de la mansión Gurkan. Las palabras de Feray la hicieron apretar la mandíbula. Era su casa y eso no pasaría, gastaría hasta el último recurso para que eso no pasara. Nadie le quitaría su casa, su posición y menos sus empresas. —¿Te gusta? —Siempre consideré que era un desperdicio que tanto ter

