Por primera vez en mucho tiempo, Kerem recordó las palabras de su padre. Sonaron como un eco en su cabeza que le recordaba su realidad. “Tu madre no te quiere, si quien te dio la vida no te quiere mucho menos yo o alguien más” Kerem soltó el rostro de Arabelle pero no se alejó de ella. —Tu estas confundida, estamos casados después de todo, fui el primer hombre con el que estuviste, es claro que atarías a mi un lazo, pero no es cariño, ni mucho menos amor. Fue mi error, debí haber sido más fuerte ante mis deseos y tú debiste haberte ido. Arabelle miró la negativa en sus ojos. —¿Por qué crees que puedes hablar por mis sentimientos? —Porque debo hacerte poner los pies sobre la tierra. Estás confundida, eso es lo que pasa. Debes de aprender que las cosas no son como piensas, la gente n

