—No tomes nunca decisiones apresuradas. Piensa en el futuro y en las cosas que un hombre de tu posición necesita. Los hijos son necesarios, complementan la vida de un hombre—explicó Acar, su amigo y médico mientras se apoyaba en el escritorio del estudio del Mudur. —¿Piensas que eso me ayudará a cambiar? —Nunca dije eso. —Llevas intentando que juegue a la familia con mi esposa desde hace un año. Te he dicho y te lo repito, no deseo hacer esa mierda. Eso cambia a la gente, solo puede provocar que tal y como mi padre me daño a mi, yo terminé dañando a un niño indefenso. Acar suspiró, era un hombre mayor, aunque no demasiado, posiblemente más cerca de los cincuenta de lo que desearía. Iba a hablar con Kerem cada que tenía oportunidad, pues la mayoría del tiempo sus reuniones se daban

