Capitulo 12

830 Words
Se encontraba atónito al divisar el Monte Olimpo. En ese instante, observo que su chica miraba el lugar con curiosidad. Se acercó por el lado derecho y estaban los dos juntos. Ella casi no se percató de él. En cambio él sentía que el tiempo había detenido su marcha. Era ella y nadie más. Alrededor estaba vacío, los demás estudiantes se encontraban muy lejos. Acompañados de un instructor. Felicidad inaudita, ineflable, indescifrable, todo mezclado con la maldita ansiedad. La tenía en frente, ella había existido en todo: en su imaginación, en el retrato que le dibujo, en su soledad, en su propia sangre y genética. Creyó conocerla en otra encarnación. La chica dirigió su mirada hacia la enorme montaña, estaba en 3D. Se acercó aún más. —¿Sabes que es eso? — dijo, de milagro hablo claro y sin tartamudear. Apunto la montaña. Ella lo miró curiosamente. —No ¿Que es?— dijo, como los instructores eran los encargados de enseñar y dar la información, no se había enterado por llegar demasiado tarde, cuando la exposición había terminado. —Se llama Monte Olimpo, es la mayor montaña y volcán conocido del sistema solar. —Es fenomenal— dijo dirigiendo su vista a la montaña. —Claro ¿Sabías que sus sus dimensiones son tales que una persona que estuviese en la superficie marciana no sería capaz de ver la silueta del volcán, ni siquiera desde una distancia a la cual la curvatura del planeta empezara a ocultarla? El efecto sería el de estar contemplando una «pared», o bien confundir la misma con la línea del horizonte. La única forma de ver la montaña adecuadamente es desde el espacio. Igualmente, si alguien se encontrara en la cima del volcán y mirase hacia abajo no podría ver el final, ya que la pendiente llegaría hasta el horizonte. Lo observo con curiosidad, parece que hablaban - metafóricamente - el mismo lenguaje. —Sabes mucho de esto ¿te gusta la astronomía? —Si ¿a ti? —Tambien— lo dijo muy calmadamente. Salax creyó que le fascinaba. Sabía el nombre de muchos satélites del sistema solar, se los aprendió de memoria. Se los nombraba uno a uno y los señalaba con una varita, su rol era el de maestro. — Ningun nombre te resulta desconocido ¿verdad?— le pregunto la joven. — Si, existe uno. — ¿Ah si? ¿cuál ? —El tuyo. Se sintió halagada. Sonrió. —Dimelo, es el nombre más importante de todos. —No digas eso, se que no hablas en serio. Mi nombre es el de una simple mortal. Soy un ser finito y de ninguna manera viviré miles de millones de años como los planetas. —¿Cómo? No es verdad, eres tan antigua como las estrellas. Tu genética se formó hace millones de años, en las inmediaciones del sistema solar, esos componentes escenciales para la vida los tienes dentro de tí. Se puso a reír de muy buena gana. —¿Bromeas? ¿Quieres decirque soy especial? —En efecto. — Yo soy como los demás. —Si, eso es verdad. —Entonces no soy especial. —¿Quien lo dice? O eso o todo el mundo es especial. —Pero a veces me gusta pensar que soy diferente.Ya sabes, que soy única. —Lo eres. —Dime algo que me diferencie del resto. —No necesitas hacer nada para serlo, simplemente lo traes en tu interior. —No te entiendo— le dijo, empezaba a sentirse atraída por él. —Todos somos únicos, cada alma fue creada de manera única. Jamás encontrarás a dos personas completamente iguales. No puedo explicarte esto de manera racional, solo digo lo que siento. Cada alma expresa a Dios de determinada manera. —Eso nos regresa al principio, todo el mundo es especial —¿Y que si así fuera? Todos son únicos. Cada evento esta bendito. —Traquilo, parece que te me vas.Como si no vivieras esta realidad. —Solo soy así con quién me interesa. —Yo no te conozco— Salax se sintió muy mal, creyó que estaba metiendo la pata. —No, digo que deseaba hablarte desde hace mucho tiempo. No esperaba encontrarte aquí. Sintió que estaba muy apurado. —Es una gran oportunidad estar cerca de ti ¿Cómo te llamas? — Soy Titán— dijo en son de broma . —¿De verdad? Es precioso, no sabía que tenías el mismo nombre que el mayor satélite de Saturno...(risas) —No, espera, solo bromeaba. —¿Si? —Me llamo Lore. —Tambien me gusta, es un placer, yo soy Salax. —El placer es mío ¿Salax? —Si, ¿te gusta? —Nucna había escuchado un nombre así ¿De dónde eres? —De La Patagonia ¿Y vos? — Soy de Cuba, un país del Caribe. Comprendió su fisionomia, creyó que al seguir observando las formas de su cabello se transportaría a aquellos mares encantados.
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