En clases, su maestra llamada Viola veía el progreso de Salax en materia de educación, era muy preciso en sus conocimientos, también era práctico. Tenía la cualidad de profundizar mucho los conocimientos llevándolos a todos los aspectos imaginables en los que podían ser puestos en práctica.
Un día, en clases, notó que su estudiante era zurdo y podía escribir sin siquiera ver el papel, su mirada estaba en el pizarrón , pero su mano era dominada de manera automática, como si tuviera su propio cerebro. Era uno de los estudiantes más brillantes, pero externamente no exhibía estas cualidades, desde afuera parecía una persona ida, volada. Le gustaba probarlo, pero Salax siempre respondía correctamente dándole una magistral clase acerca de los precisos conocimientos de su especialidad.
—No sabia que eras zurdo— le dijo agarrando su hombro. Se sintió un poco incómodo—. Eres muy bueno, sigue asi y conseguirás un trabajo en la Nasa— dijo mientras notaba sus imponentes hombros, la verdad es que Salax tenía un cuerpo muy precioso. Muchos estudiantes tenían la oportunidad de recibir becas y viajar a Estados Unidos para proseguir sus estudios.
No le siguió la conversación.
Viola era muy delgada, su ropa le quedaba flotando, tenía grandes lentes circulares que le quedaban muy bien y aparentaba no tener más de veinticinco años, pero la verdad es que rondaba los 35. Era muy abierta para conversar, pero solo con aquellos con los que había generado suficiente confianza. Para el alumnado en general era un misterio. Era una joven con muchas ganas de vivir, parecía que su juventud le había sido arrebatada, ya que anhelaba como una muchacha vivir experiencias mágicas de amor. Salía con sus compañeros-maestros de trabajo, pero siempre terminaba desilucionada al ver que no tenían nada nuevo que ofrecerle. Salax llamaba su atención, estamos hablando de casos extraños y de acontecimientos que ocurren en el espacio- tiempo adecuado. De no ser así, no se habrían encontrado en esta vida.
Lo observaba como diciéndose para sus adentros: ¿Quien es este chico? ¿De dónde sale su ingenio y esa mirada perdida? No lo veía entusiasmado, pero tampoco aburrido o alborotado, tampoco daba la impresión de ser presumido o estar cansado. Ese era el problema: no sabía que era realmente, no era un hombre, tampoco una mujer. De hecho, tampoco entraba en la categoría LGTBIQ, no era humano, eso creyó.
Al revisar los apuntes y las notas de sus alumnos, era evidente que Salax estaba adentrado en todas las materias. Ahora, su mente giraba en torno a él.
Salax, por su parte, estudiaba afanosamente pero con la mitad de la atención de su cerebro en su chica. Solo deseaba saber una cosa: su preciado y misterioso nombre.
Lo ideal sería que usara sus dos corazones en equilibrio, un corazón para el estudio del universo y los seres vivos, y el otro en su amada, pero en ocasiones la amaba con sus dos corazones sin darle cabida a nada más
Ideó varios métodos: conocerla por accidente, acercarse con cartas o notitas escondidas. Otro medio para comunicarse era a través de otros, pero lo consideraba una auténtica cobardía.
También pensó en investigar todo acerca de ella, su genealogía y estirpe al que pertenecía. Tenía que cerciorarse de que realmente valía la pena, tenía que tener genes adeénicos. Estaba inclinado a creer en una teoría, y era que los seres humanos mejor equipados para la vida venían de esta estirpe. Al final lo olvido todo, creyó que solo mirándola fijamente y trataándola en persona podría reconocer el tipos de persona que era. Sus sentimientos terminarían sesgando los datos.
¿Se trataba de una r**a diferente a las demás? ¿Que la había vuelto tan especial a sus ojos? Había estudiado y contemplado los paradisíacos paisajes de la tierra como las selvas que acompañaban al río Amazonas, creía que, al ser el río mas caudeloso del mundo debía tener un vínculo oculto con este color. Sus ojos representaban a la humanidad, a las selvas, la fauna, los bosques. Al contemplarlos - tan siquiera una vez - lo habían transportado a otras esferas. Solo por esos ojos le fue posible amar - aunque sea parcialmente - a la humanidad, sus ojos representaban al planeta, visto desde el espacio.
Verlos era contemplar a la Tierra en pequeñas dimensiones, eso significaba que los ojos eran capaces de simbolizar a todo un mundo. Su cerebro era el universo con sus casi cien mil millones de neuronas. A las neuronas las reemplazo por las estrellas y la metáfora le quedo perfecta.
En esto pensaba, creyó que lo que
realmente la hacía única eran precisamente esos ojos con sus cabellos de selva. La amaría más si hubiese pertenecido a la selva virgen y no corrompida.. La gente en la ciudad había degenerado a su ser con un estilo de vida antinatural. Habian degenerado la verdad pura y simple de Dios, ahora, oscurecida por un millón de dificultades. Le agradaba la pureza y simpleza en el vivir.
Era un hecho sobresaliente que su primer enamoramiento había ocurrido en tierras lejanas a la suya y, además, ella se trataba de una especie diferente.
Como ya lo había analizado desde el principio: el alma universal de lo que los humanos llaman Dios era la misma en todo el universo.
No se percató de las indirectas llevadas a cabo por Viola, uno de los favores más sutiles que le hacia era ni siquiera revisar las tareas de Salax ni sobrecargarlo con tareas. Por los demás estudiantes sentía un sutil fastidio. Ellos pagaban el precio de su odio. Como las tareas eran enviadas por correo, escasas tareas pesaban sobre sus hombros.
Su maestra tenía un plan: se las iba a ingeniar para que, a través de notas secretas, Salax comprendiera el amor que Viola sentía por el.
Hugo se acercó a Salinger con nueva información.
—Conozco más a tu chica ¿Deseas tener más conocimientos acerca de su vida?
—¿Es cierto? dime — lo dijo muy tranquilamente, aquella mujer le había hecho pasar por tantas angustias, que ahora no tenía nada, solo serenidad.
—¿Y lo dices así? Sin siquiera manifestar asombro.
—No me digas eso, en ese aspecto soy como un niño en pleitesía ante la naturaleza y el mundo que me rodea Ahora puedo mantenerme sereno, ya que mi chica me a hecho pasar por todo el dolor que puedas imaginar.
—¡Que dramático eres! - Literalmente - me encantas. Está bien, querido y enamoradizo Salax. Tu chica estudia en el área de Literatura medieval. No debe superar los veinticuatro años y ¿adivina qué?
—¡Que!— dijo, parecía que comenzaba a interesarse mucho.
—Esta soltera.
—¿¡No me mientes!?
—Que Dios me parta con un rayo si miento.
Sintió esperanza, sabía que en dicho planeta las personas permitían la monogamia. Y si las condiciones eran ideales sería posible tener una pareja para toda la vida.
Con aquella mujer quería compartir su vida, quería acompañarla hasta la eternidad. Esta era su oportunidad.
Tenía que ser muy valiente. Para enfrentar la vida en este planeta tenía que serlo, las personas conocían todo menos el verdadero sentido de la vida, ni la interconexión cuántica que existe con todo lo que existe. Su madre era un tesoro en ese sentido, ella era una especie de compañera mística, que siempre le recordaría los principios básicos en los que se fundamental la vida y le suplicaria - si fuese necesario - que nunca los olvide.
"Que la vida no termina después de esta, que la vida se expande para siempre y que toda entidad sintiente es, en escencia, eterna."