—Eres un estudiante excelente, tienes notas muy buenas. Lo digo en serio.
—¿Si? Gracias, mi madre es muy exigente— lo dijo para ser considerado una persona común.
—¿Me estás diciendo que no estudias porque te apasiona?
—Claro que si, lo que sucede es que ella al comienzo fue muy exigente, ahora, gracias a eso, estudiar no es nada difícil después de crear el hábito.
—Bueno, eres tan bueno que he decidido no enviarte tareas, demostraras tus conocimientos a través de tus habilidades natas, te doy el privilegio de solo rendir exámenes.
—¿De verdad habla en serio?— dijo muy asombrado.
—Si, estoy revisando tus apuntes y pruebas y no te equivocas en nada.
—Bueno, son años de lo mismo. Mi cerebro se siente muy familiarizado con los conceptos.
Viola quería ver sus respuestas y la manera que tenía de expresarse. Evidentemente era algo fuera de lo común. Mas que sentir aversión sintió curiosidad por su vida.
—¿De dónde eres?— sus rasgos eran universales, no correspondían a etnias o culturas específicas, sino a toda la humanidad.
—Tanto yo como mi madre somos de la Patagonia, recordó el aterrizaje.
—Acércate más— le dijo despacito.
Se sintió un tanto extraño.
—Ven, quiero ver algo— le dijo su maestra. Tocó su frente, al remover su cabello observo que tenía una cicatriz entre las dos cejas. En medio de la frente.
—Lo he notado en clases ¿Que te paso?— Salax aún no desarrollaba completamente su personalidad. Aún sentía timidez de mostrarse al mundo.
—Fue una caída, me caí cuando era niño— en realidad le había sucedido mientras salía de la nave espacial. Cayó en un precipicio cuando ya poseia un cuerpo humano. Su madre no le dió importancia, el golpe le había borrado parcialmente recuerdos de su planeta.
—Es una hermosa cicatriz— le dijo Viola, lo veía tan inocente como a un niño que se sentia con el derecho y la potestad de mandarlo. Se expresaba como le venia en gana.
—Yo también tengo una cicatriz— en ese momento abrió su chaqueta y le mostró un tatuaje de mariposa—. Es una mariposa de pavo real ¿te gusta? Es mi favorita.
Salax observo al animal y sintió curiosidad . El tatuaje estaba un poco mas arriba de sus pechos.
Se fijó en sus senos. Ese era el objetivo de su maestra: despertar los deseos ocultos de Salax, pero el apenas pestañeo.
Seguía mostrándole los pechos de manera discreta, mientras lo hacía, hablaba.
— De pequeña me queme y para ocultar mi cicatriz me hice este tatuaje, me encantan las mariposas. La que tengo está en peligro de extinción.
Es un animal especial.
Quería crear más conexión con su alumno.
—¿Por qué motivo le atraen las mariposas?— se aventuró a preguntar Salax.
—Por la fugacidad de su vida. Algunas viven hasta un mes. Lo fugaz también debería atraernos, la vida está repleta de acontecimientos únicos, que son fugaces.
— ¿A que se refiere con " lo fugaz es importante"?
— La vida es fugaz de por sí. La vida está formada por acontecimientos fugaces recopilados como en una cinta de cine. Si crees o percibes al tiempo de manera lineal. Pero al ver la cinta en todo su esplendor te das cuenta que esos pequeños momentos son toda la película en si. Si cambias de perspectiva y ves la vida en tiempo vertical, como si todos los acontecimientos existieran al mismo tiempo, todo es eternidad.
Todo acontecimiento deja su huella. Esto me enseñan las mariposas, ellas viven muy poco, pero lo mismo ocurre con nosotros, es nuestra forma de juzgar el tiempo lo que crea la ilusión , basados en nuestra propia imperfección de nuestra conciencia.
Nuestra vidas no son nada en comparación con el periodo de vida de otras especies. Por eso lo fugaz cobra sentido, todo está lleno de eso. El truco es llegar a dicha comprensión y vivir como si todo acontecimiento fuese bendito. Al apilarlos en un solo tiempo, todo es especial. Incluso bailar en la lluvia o bañarse desnudo. Todo acontecimiento es único. La vida existe en un solo momento,~ el eterno ahora~, si percibes todo lo que ocurre en tu vida de manera vertical, como si todo se amontonara en un solo instante comprenderás de lo que te hablo: solo hay un tiempo y es el ahora, sólo existe un lugar y es el aquí.
Salax se sorprendió. Era muy diferente a su modo de actuar en clases. Allí, su profesionalismo le habían quitado su lado más humano. Casi no sonreía.
Ella, en cambio, notó que Salax era muy diferente. Tenía dulzura e inocencia. Creyó que podría adentrarse en su vida y hasta vivir más intimidad.
—Lo que me dice es verdad, porque el tiempo y el espacio son la misma cosa.
— ¿Que edad tienes?
—Tengo veinticinco años— casi la embarra diciendo que tenía mil—.¿ y usted?
—¿Adivina?— pregunto, lo hacía de manera chistosa, como divirtiéndose.
— Usted es una hembra que debe rondar los veintiocho años— al escuchar la palabra " hembra" se hecho a reír.
— No, yo ya tengo treinta— le mintio, como tantos otros síntomas humanos, evitaba decir su verdadera edad.
—Se ve muy joven— al escuchar esto, se sintió muy halagada.
— Otra cosa especial de las mariposas es su transformación.
Cambian constantemente y nunca dejan de moverse en el ciclo de la vida. Así deberíamos ser, el hombre debe actualizarse a cada momento, el hombre debe transformarse de tal manera que su ayer refute a su hoy.
Eso le agrado aun más. El había pasado por varias transformaciones, a tal punto de perder su identidad. También perdió cierto sentido y perspectiva de vida, sobre todo la inculcada en KB16B.
Mientras hablaba, su maestra notaba su hermoso cuerpo, tenía la espalda en forma de v, creyó que por poseer belleza debía tener también buenos genes y, sin lugar a dudas, mucha testosterona. El cuerpos de Salax era muy masculino.
Aquel día había asistido a donde su maestra con lentes, empezó a limpiarlos. Viola se levantó.
—No asi— dijo—. Los vas a rayar aún más.
Como si se tratara de un muchacho tenía tiritas para evitar que se le cayeran. Su maestra le quitó los lentes sin preguntar.
—Haber, déjame ver, si, ya se que te servirá— Le quito las tiritas y las reemplazo por unos protectores antideslizante. Procedió a limpiarlos y ella mismo se los puso en la cara de Salax.
Le levantó el mentón.
—Muy bien, mucho mejor ¿verdad?— tenía ganas hasta de peinarlo.
—Gracias.
— A ti.
— Ahora veo muy bien ¡Que maravilla!
—Eres muy guapo, con lentes te ves mejor— lo dijo de manera directa.
La verdad es que era muy coqueta cuando estaban a solas.
—Bueno, creo que tengo cosas que hacer, gracias maestra— lo dijo como un chico bueno.
—No, espera ¿ te gusta comer?
—Si, claro.
— ¿Tienes tiempo el sábado?
—Si, la verdad no tengo nada que hacer.
—El sábado, no me defraudes— le dijo y le entrego un ticket.
Salax salió despidiéndose con la mano. Se trataba de una invitación a un restaurante muy lujoso.
No se sintió consternado. Creyó que algo así era normal.