Cuando Matt llegó a su departamento en el centro de la ciudad, le fue imposible conciliar el sueño. Cada vez que cerraba los ojos veía a Ashton en su mente, sonriendo. Era una tortura, y no podía creer que Ash hubiese aceptado salir con él. Lo estaba matando la duda de cómo se lo había tomado Ashton. No estaba seguro si lo había invitado con intenciones amistosas o románticas y le preocupaba qué pensaría Ashton al respecto. - ¡Demonios! – gruñó arrojando una almohada contra la pared. Le habría gustado arrojar la lámpara pero su hermana se habría molestado mucho. Matt vivía con ella, para cuidarla. Madeleine era una mujer adulta, nueve años mayor que él, pero con serios problemas con el alcohol y las drogas y Matthew no podía dejarla sola durante mucho tiempo porque temía que

